El Zalgiris, una sorpresa en el liderato de la Euroliga
El inicio de temporada del Zalgiris, líder de la Euroliga, sorprende a propios y extraños. Esperanza a corto y medio plazo para los lituanos.
La Euroliga tiene un rey en este comienzo de campaña que no ha accedido al trono por sucesión ni abdicación, más por asalto. En la parte más bella de la definición de asalto, aunque sea la menos de sus acepciones. Ahí se sitúa el Zalgiris, mirando desde lo alto a los demás cuando ya han transcurrido ocho jornadas y dos semanas en las que la acción ha sido doble. Son pruebas suficientes para concluir que el inicio les va a impulsar a entrar en las proyecciones de equipos que serán de los seis mejores de la fase regular, o de los diez ahora que se ha ampliado esa ronda de eliminatorias.
Este año es el primero en el que Andrea Trinchieri puede moldear a los jugadores desde el principio. El anterior había accedido al cargo de entrenador principal después de la destitución del local Kazys Maksvytis en pleno periodo navideño. En su trabajo anterior elevó, en dos de sus tres intentonas, a los cuartos de final a un Bayern con el que ahora colidera, no éste con más inversión de Laso y ahora de Herbert sino el de la última década. Haciendo magia con los trucos necesarios ganó fama, aunque su baloncesto no fuera extremadamente brillante al ojo del aficionado, y sonó para clubes de gran magnitud. En un país en el que el baloncesto es religión parece haber hallado un lugar en el que ampliar su legado.
El Zalgiris ha echado a andar en competición europea con seis triunfos y sólo dos tropiezos. En el debut de temporada le paró los pies al Barça en Kaunas. Sólo suma dos derrotas; una aconteció una semana después en casa del Olympiacos; la otra, ayer ante en Múnich. Virtus, Olimpia de Milán, Maccabi, Estrella Roja y, por último, Mónaco han caído en sus redes. Especialmente destacable fue aquella exhibición en el Forum italiano, en el que colocaron la segunda mayor remontada de la historia en esta competición a un equipo, el de Messina, que no se explica cómo pasó todo.
Durante el verano se reforzaron con sabiduría dentro de los estándares que tienen. No estamos ante uno de los punteros de la Euroliga. Antes de dar comienzo a la acción, en un ejercicio de transparencia que es para reseñar, publicaron sus cuentas: 17,7 millones de euros de presupuesto, de los que 11,7 están pensados para los salarios de jugadores y entrenadores. Lejos del top-5, que en términos resultadistas es donde se encuentra en estos momentos. La planificación fue positiva durante el verano: Smailagic, con experiencia en los Warriors y procedente del Partizán; Francisco, al que su agencia de representación oferta a pesar de que ha caído de pie; Dunston, que salió de la Virtus y por el que apuestan que aún tiene mucho que dar en la Euroliga; ficharon a dos nacionales para su parte exterior con dinamita en las manos zurdas, Brazdeikis y Sirvydis. Este último fue uno de los mencionados en rumores para el Madrid durante el verano, al igual que el recientemente incorporado Lonnie Walker. Trinchieri se ha referido a esa operación en los últimos días: “Si el Real Madrid quiere a un jugador, se hace con el jugador. No quería convencerle, no era mi objetivo. Cuando intentas convencer a alguien, tienes la tendencia de remodelar las cosas, de fabricar una nueva realidad. Le dije lo que puedo darle, tanto yo como el Zalgiris”. Walker reemplaza en el plantel a Tyrone Wallace, que pidió la liberación de su contrato. Un club con recursos limitados se ha hecho con un rebotado de EE.UU. (que sí o sí es carne de NBA) arrebatándoselo a otros con más poder económico y que necesitan reforzar la misma posición -Madrid y Barça-. De la sorpresa a la confirmación no hay tanto trecho.
El Zalgiris es el conjunto más laureado de Lituania desde que se creó la liga del país. Veinticuatro trofeos. Sólo el Rytas le arrebató alguno, siete en total. En el contexto continental es un clásico, con una Copa de Europa a sus espaldas: justo antes de la creación de la Euroliga moderna, ganando a la Virtus de Bolonia con Tyus Edney como jugador más emblemático. Referencia desde los años de la Unión Soviética, y pese a ser uno de los propietarios de la máxima competición europea, sube enteros; sólo ha pisado la Final Four, hace seis años con Sarunas Jasikevicius en el banco.
Y sin hacer ruido. No aparece entre los cinco primeros equipos en ninguna de las estadísticas principales (puntos, rebotes, asistencias, robos, tiros libres, tapones...) a excepción de los triples intentados, donde ocupa la quinta plaza con 26,9 por encuentro. Como les caracteriza. Estabilidad, cabeza gacha y trabajo con convicción. Hay otras claves para explicar este momentáneo éxito:
· Reducción del ritmo. La deceleración es clave para que Trinchieri tenga todo bien amarrado. En Kaunas se ve la más baja tasa de ritmo de toda la competición: 67,6 posesiones por cita.
· Dovydas Giedraitis. El ex de Movistar Estudiantes está de dulce. Desde que se fue de Madrid se le notaba aún tierno para el más alto nivel. Algo dejó en el Lietkabelis, donde estuvo cedido por el Estu tras el descenso de éste a la LEB Oro. El Zalgiris vio en él a un jugador nacional de futuro y se lo llevó. El escolta de 24 años ha dado un salto en su tercera campaña allí. Hasta ayer clavaba los porcentajes en tiros de dos y de tres: 66%. Mete dos de cada tres lanzamientos. Pero ahora, con más volumen. Supera los 28 minutos en cancha y se eleva hasta los 11 puntos. Se ha convertido en un finalizador más con el que contar, un papel que aún no había desempeñado.
· Defensa bien puesta. Otro señuelo para seguir el rastro de Trinchieri y su estilo. El Zalgiris es el conjunto que menos puntos permite cada cien posesiones: 105,5 como elocuente marca.
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