El Wolves Vilnius asalta Gran Canaria
Los de Lakovic sufren la primera derrota en casa. Albicy y Shurna, únicas vías de escapa. El ex madridista Jeffery Taylor pasa desapercibido.
El Dreamland Gran Canaria entró muy tarde al partido pero, sin embargo, volvió a tiempo. Aunque se le fundieron los plomos con todo a favor en el último cuarto y su pésimo porcentaje triplista, 5/26, y su candidez bajo el aro propio, 21 rebotes ofensivos concedidos, le condenaron a su segunda derrota europea del curso, la primera de la temporada en su fortaleza (66-68).
Albicy, el mejor del Granca, erró un par de tiros libres decisivos en la recta final, los que sí anotaron sus rivales para abrochar este triunfo, y cometió una irreparable pérdida de balón antes del que parecía ser un triple frontal, de sencilla ejecución, del especialista Brussino. El exmadridista Jeffery Taylor, vieja estirpe blanca de la gloriosa época de Pablo Laso en el banquillo blanco, pasó desapercibido por sus problemas de faltas. Tampoco es que el Vilnius le echara demasiado de menos por su buena actuación coral de esta noche.
La bajada de plomos del primer cuarto rozó el surrealismo en el mundo profesional, ni que se estuviera viendo, como mucho, un duelo de minibasket. Ocurre que, cuando ya habían pasado cinco minutos del primer cuarto, el marcador registraba un famélico 2-6 difícil de creer para quien no viera el partido, una bola incomestibles para quien lo presenciara en directo lo mismo da que fuera en el Gran Canaria Arena que por la televisión. Solo Shurna parecía dar la talla al menos en la formación local, y con seis puntos del tirón le deba a los suyos la primera ventaja, 8-6, distancia que a duras penas se mantenía al final de los 10 minutos iniciales, 11-10, y que reflejaba el horror baloncestístico que se veía sobre el parquet.
Se animó un poco el cotarro en el segundo acto, lo cual era prácticamente imposible que no sucediera de tan malo como fue el anterior. Sendos triples de Thurman y Andrews, los primeros del Vilnius tras cuatro fallos consecutivos desde la periferia, le daban ventaja a la hueste lituana, 15-18, que pegó un estirón con otro enceste lejano del propio Thurman y un canasta de Blazevic que, con el consiguiente 17-25, obligaron a Jaka Lakovic a parar un partido que olía a peligro para el Gran Canaria. Empezaron entonces los de amarillo a percutir de verdad hasta que un triple de Tobey le dio de nuevo ventaja, 30-29, evaporada cuando llegó el descanso por aquellos cinco puntos consecutivos de Cowan.
Se pusieron contestones los dos equipos tras el descanso, siempre el Vilnius algunos pasos por delante. Tobey volvió a darle ventaja al Granca desde el 6,75, 38-37, un oasis en ese páramo en el que se encontraba el equipo insular, que después de 30 minutos había fallado 20 de sus 23 triples intentados. Quien no lo hizo fue Zemaitis, que se cascó tres consecutivos, más otra canasta, para mantener con ventaja al Vilnius, 44-48, antes de empezar el último periodo.
Se tenía más que bien aprendida la lección el Wolves Vilnius, que sabía que solo bajándole las pulsaciones del duelo tenía opciones de hincarle el diente a la guarida del Granca, que hace dos semanas le metió allí mismo 125 puntos al Ulm. Sin embargo, parecieron reaccionar los de Lakovic cuando más feo se les ponía el partido. Por eso se celebró tanto ese triple de Thomasson asido a la canasta de Shurna que ponía de nuevo a los locales manejando el timón de la contienda: 53-51.
Los visitantes nunca se descompusieron ni en estos momentos, en los que mejor estaba el Gran Canaria. Así, primero un triple de Andrews y después tres tiros libres de Cowan, que se benefició de una dala de Alocén, la cuarta, en la que el base maño ni siquiera tocó a su rival, le daban de nuevo ventaja al Vilnius: 57-60. En la locura de los últimos segundos, Thomasson empató primero tras un pase imposible de Albicy desde su cancha y después, con la formación insular perdiendo 62-64, marró el triple que bien pudo ser el de una victoria que se va para Lituania bien amarrada desde el tiro libre. Tuvieron los locales una última posesión para ganar, planeada para un triple de Brussino que ni siquiera se llegó a lanzar por esa pérdida de balón de Albicy que terminó de echar por tierra cualquier opción de victoria insular.
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