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Río BreogánBRE
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Finalizado

LIGA ENDESA | 13ª JORNADA

El Breogán asalta Miribilla y pone emoción en la permanencia

El Bilbao Basket mostró sus lagunas habituales y descarriló en el último cuarto ante la pareja Momirov-Anderson. Duelo importante en la zona baja de tabla.

Pantzar trata de frenar un pase de Sergi Quintela
Pantzar trata de frenar un pase de Sergi QuintelaAIOL

El Breogán se llevó una victoria fundamental en Miribilla para empezar a creer con fuerza en la permanencia. Un triunfo con doble efecto: le hace subir varios peldaños en la escalera de la moral y le manda cerca del subsuelo en cuanto a confianza al Bilbao Basket, que parecía sacar la cabeza de la penumbra tras ganar al Valencia y romper una serie de seis derrotas consecutivas, pero vuelve a las andadas. Los lucenses esperaron la ocasión, suelen dejar lo mejor de su repertorio para el último acto (27 puntos), y, liderados por Momirov, atraparon un triunfo con una gran renta de 8 puntos, un tesoro de cara a lo que pase en el cierre de la fase regular. En su instante de inspiración estuvieron mucho más lúcidos y decisivos que las dos o tres ráfagas de los bilbaínos durante la tarde. Enorme entereza, determinación y acierto. Mrsic dio con su mejor quinteto en el período decisivo. Ponsarnau acabó con Renfroe, aunque no tenía su día, en lugar de intentar esquivar el camino hacia la sepultura con las piernas y la energía de Pantzar, el último MVP. Mala decisión. Completaron un partido del perfil del Gottingen, haciendo la goma, y en Europa vale con un arreón final, pero en ACB te pueden comer la tostada con esa forma de jugar. Cuando no tienen presión, como en La Fonteta, sacan lo mejor y ante momentos claves, se desinflan. Primera gran cantada ante un equipo de su liga. Otra puede ser muy grave. Fue como pegarse un tiro en el pie.

Y eso que los lucenses llegaban sin Diouf, Sergi García y Nakic, y con muchas horas de viaje tras jugar ante el Bursaspor en la Champions. Eso unió al personal ante un momento complicado. El Bilbao Basket dominó durante tres cuartos, pero después el agua le fue llegando al cuello y murió ahogado, sin reacción ni en la pista ni fuera de ella. Adquiere ventajas, pero no sabe consolidarlas, empieza con los regalos en un estado de histerismo inexplicable y así es imposible sacar la nave a flote. Unos presentes que agradecen los rivales. Y eso que demarró rápido, jugando como una centella, con 20-7. Estaba siendo muy superior. Pero el Breogán entró en calor y empezó a hacer canastas fáciles en transición o llegando. A los bilbaínos les entraban los tiros (4/9 en triples en los minutos iniciales) y en cuanto se vieron sin ese arma, flaquearon bastante. No encontraban una referencia interior donde apoyarse porque Killeya-Jones apenas tenía espacios en una defensa muy colapsada. Llegó la desorganización, la situación requería trabajarse más lo ataques y ahí el naufragio fue general. Así que los celestes empataron a 27 a 4:08 para el descanso. No funcionaban los jóvenes Pantzar y De Ridder esta vez como en Valencia, sin esos salvavidas parece más complicado.

RESUMEN

68 - Surne Bilbao Basket (22+12+19+15): Renfroe (2), Smith (14), Rabaseda (6), Denzel Andersson (12) y Killeya-Jones (11) -cinco inicial-; Pantzar (8), Kullamae (3), Reyes (6), De Ridder (2) y Tsalmpouris (4).

76 - Río Breogán (13+18+18+27): Frankamp (7), Polite, Momirov (14), Anderson (15) y Sajus (5) -cinco titular-; Sergi Quintela (7), Jogela (9), Ventura (7), Juan Fernández (6), Rudan (6) y Erik Quintela.

Árbitros: Peruga, Araña y Baena. Sin eliminados.

Incidencias: Partido de la decimotercera jornada de la Liga Endesa disputado en un Bilbao Arena de Miribilla casi lleno y con 9.109 espectadores, con casi 500 lucenses.

Anderson jugaba al poste, pero no se imponía ante Reyes, pese a superioridad física, y encima iban ayudas de Killeya-Jones y no cedía la pelota, así que se comió una bronca de época de Mrsic. Momirov entró en escena definitivamente y sembró el pánico, el caos absoluto, en Miribilla. Dio un pase por la espalda para el mate de Rudan (46-43, a –13:24) que arrancó aplausos hasta de la afición local. Más tarde, Anderson recuperó un poco el ánimo y puso un taponazo a Pantzar, en la última acción del tercer acto.

Los peor que podía hacer el Bilbao Basket lo puso en marcha: dejó entrar en escena a jugadores claves del Breogán, y la energía pasó al bando lucense. La desorganización de nuevo hizo mella en el bando vasco, que disponía de tiros liberados pero fallaba como una escopeta de feria. Sergi Quintela se hizo el jefe, manejando el ritmo a su antojo. El más vivo de la clase robó un balón y sacó un contraataque culminado con dos más uno para empatar a 55 (9:13 para acabar). Partido nuevo. Y en ese, sólo hubo un color: el celeste. Momirov puso por delante a los visitantes con un triple (55-58, a 8:52 para acabar) y Fernández dominó en ambas zonas. Andersson fue castigado con técnica por flopping y los jugadores capitales del Bilbao Basket no acababan de aparecer. Ponsarnau quiso remontar con tres pequeños, Renfroe, Smith y Kullamae. Se olvidó también de Rabaseda, que había empezado muy enchufado, y De Ridder, que siempre cumple. Trató de llevar los ataques por el interior, con Killeya-Jones, pero a este volvieron a atascarle con muchas ayudas. Cometieron 17 pérdidas, una cifra que lo normal es que te lleve al callejón de la derrota. Anderson demostró que tenía la lección aprendida y sabe reaccionar tras un broncazo como el que le dedicó su técnico y un gran triple suyo finiquitó la incertidumbre si es que la había: 65-74, a 58 segundos para acabar. Es lo que tiene disponer de jugadores con alma de asesinos, porque Smith, que está como sin piernas y no se va ya de gente poco explosiva atrás como el Calígula Frankamp, no pudo armar disparos decentes cuando la soga apretaba. Los casi 500 lucenses desplazados estallaron de alegría. Esta vez sí lograron una recompensa al largo viaje, no como hace dos años por culpa de un cubo de posesión. Casi dos décadas después, victoria en Bilbao. La permanencia se pone al rojo vivo.

Ponsarnau: “Nuestro accidente más importante”

Ponsarnau lamentó la derrota en un partido que tildó como “el accidente más importante de la temporada, casi el único”, por encima incluso del doloroso 43-67 de hace dos semanas frente al Unicaja. “Era un partido clave y los hemos perdido. Eso quiere decir que ahora habrá más partidos clave y que debemos saber hacerles frente y aprender de lo que nos ha pasado. Ha habido muchas cosas en las que nos han superado y si queremos ser fuertes debemos mejorarlas”, recalcó el técnico en su valoración del encuentro.

El preparador de Tàrrega asumió que está derrota pone a su equipo: “claramente en situación de dónde estamos y para lo que luchamos”. Y admitió también que una de las claves de la remontada del equipo lucense fue que “las decisiones” que sus jugadores tomaron en el último cuarto “fueron muy malas”.

“Lo hicimos muy mal y ellos muy bien. Nos hemos equivocado en nuestra desorganización. Cuando jugamos colectivo encontrábamos buenos tiros, pero no metíamos. El problema es que hemos llegado a los momentos decisivos con muchos jugadores en desconfianza porque no metía nadie”, lamentó. “A partir de ahora todo va a ser muy exigente mentalmente y ahí vamos a tener que ser muy duros. Ese es el reto”, apostilló el técnico ilerdense.

Mrsic: “Uno de los mejores partidos de la temporada”

Mrsic se mostró “muy contento” con la victoria en un partido que calificó como “uno de los mejores de la temporada, sobre todo en el último cuarto”. “Tuvimos algún problema en el rebote defensivo. Si lo hubiésemos controlado mejor podíamos haber ganado antes”, apuntó el técnico croata sobre esos diez últimos minutos en los que sobresalió un Anderson que estuvo “espectacular” en esa recta final después de recibir una fuerte bronca de su técnico en la primera parte,

“Desde que llegó nos ha ayudado mucho dentro y fuera de la pista, pero todavía no está muy bien adaptado al baloncesto que queremos jugar. Después de la bronca, no hizo tantos botes y en el último cuarto metió 12-14 puntos. Fue espectacular”, destacó. Mrsic admitió que empezaron “mal”, sin “mover el balón lo suficiente en ataque” y con una defensa que tampoco “estuvo bien” ante un rival “muy acertado en los tiros de tres”. “En el segundo cuarto, con nuestra segunda unidad, empezamos a jugar como un equipo y nos enganchamos”, recalcó el técnico del conjunto celeste.

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