El Bilbao Basket no se cansa de ganar en Europa
Nuevo baño al Balkan, esta vez por 31, un poco menos que en La Casilla. Rabaseda, diez puntos y 16 de valoración.
Es pura rutina. El Bilbao Basket despacha equipos en la flojísima FIBA Europe Cup como quien mueve el abanico en un día tórrido. Pasa una y mil veces el rodillo y los deja más planchados que un folio. No se pueden catalogar de adversarios sino de sparrings. Por ejemplo, el Balkan búlgaro, un rival que no tiene ni orgullo, ni un gesto de rabia al ver que le ha caído un -71 en los dos compromisos ante los hombres de negro. Tiene un norteamericano, Curtis Jones, que en España no jugaría ni en un Interesecolar contra chavalines. Porque el Surne no quiso hacer sangre, pero si se pone a presionar de forma furiosa en toda la pista, habría ganado por cien. Al base de la trenza le robó la cartera Sylla en el último cuarto como quien arrebata un caramelo a un niño y el pívot acabó la jugada en mate. Después aquel perdió una bola absurda y ya no jugó los siete minutos que restaban.
Lo principal era sellar el pase a la siguiente fase, dejar prácticamente cerrado el liderato, estirar los minutos de los menos habituales y sumar otra victoria tras el tropiezo del domingo ante el Valencia. Ante rivales de cartón piedra se alegra la vista con el crecimiento en el juego, que resulta obvio, y las variadas opciones en ambos lados de la pista. Mucha gente pudo brillar y aportó cierto esfuerzo. La FIBA ordena jugar y hay que hacerlo con la mayor seriedad posible, mejor no pensar en la escasa altura de este torneo que desprecia Euskal Telebista y lo recluye solo a la web y que se disputó en un Arena Botevgrad que daba pena. Hay más gente dando de comer a las palomas en cualquier parque de esa localidad búlgara.
En este paisaje tan feliz y triunfal en clave vasca, Chacón pudo gozar de nuevo de minutos y hasta anotó un triple. Todos lanzaron desde el arco, menos Hlinason. El islandés campó a sus anchas en las zonas. La Europe Cup permite frotarse los ojos y ver a Rabaseda comenzar a fuego, anotar diez puntos y tener 16 de valoración, el techo en el cuadro visitante. Rubén Domínguez puso la máxima diferencia bajo el aro tras coger un rebote ofensivo tras un fallo propio, coincidiendo con la última bocina: 62-83. Mientras, en el otro partido del grupo, Kutaisi y Prievidza se peleaban en busca de la segunda plaza. Los eslovacos tenían un +8 y los georgianos jugaron con el marcador, forzando hasta tres prórrogas para intentar superarlo, pero les salió mal.
El partido no tuvo más historia que el movimiento de piezas de Ponsarnau para tener a todos con ritmo y protagonismo. Jones fue el descarte en este sistema de rotaciones por jornada., Que descanse. El sábado espera lo importante, la visita al Granada, fin de 20 días de absoluta locura con casi 22.000 kilómetros, 13 aviones y cinco autobuses en desplazamientos de todo tipo. Rabaseda empezó muy enchufado, con triple, tiros libres y mate. Los locales tardaron cuatro minutos en meter su primera canasta, pero luego pudieron encestar con cierta fluidez, apoyados en un inspirado Boyanov, novedad respecto a la primera vuelta y casi su único argumento ofensivo, al que borraron del mapa los vizcaínos en el segundo tiempo. Tal vez se le hizo demasiado empinada la cuesta con el transcurrir de los minutos ante un ACB. Luego echó una mano tímidamente Ivanov. Los pupilos de Ponsarnau sabían que poniendo cierta intensidad, no se pasan problemas en este evento en las fases iniciales. Pero hubo un bajón tras la primera rotación, que emocionó a los búlgaros pensando que no se iba a escapar el rival en el marcador como en La Casilla. Falsa alarma, la mentalidad era férrea y eso sirvió para entender que era mejor no despreciar al enemigo. De Ridder a la media distancia cerró el primer cuarto con 15-21. La diferencia fue engordando, con diferentes probaturas, como Rahkam de base. Domínguez no acaba de tener el día dulce, como en el choque de la primera vuelta en La Casilla. Al descanso, 32-47.
Los chicos de Hristov amagaron con reaccionar, gracias a un 0-6. Pero todo volvió a su cauce. Frey y Sylla jugaban al gato el ratón, el pívot daba la asistencia al base para que este lanzara y no al revés. Los hombres de negro se gustaban ante el aro rival. Mientras, Hlinason seguía machacando la cesta. La única duda era en cuánto se quedaría la paliza esta vez. Pues en 31. Nadie se cansa de ganar. Y menos si es con un baño y masaje por medio. Un 4-0 y vuelta a España. Pero no a casa, porque ahora toca ir a Granada sin pisar la capital vizcaína. A falta de dos jornadas, el Surne Bilbao es líder con una victoria de ventaja sobre un Prievidza al que ya ganó en Eslovaquia por 23 puntos y al que recibirá en la última jornada en La Casilla.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrarás todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del día, la agenda con la última hora de los eventos deportivos más importantes, las imágenes más destacadas, la opinión de las mejores firmas de AS, reportajes, vídeos, y algo de humor de vez en cuando.