Sergio Llull iguala el récord sideral de Felipe Reyes: 1.046 partidos
El menorquín alcanza con su presencia en Vitoria a su excompañero como el jugador con más encuentros en la historia del club blanco. Raúl, en fútbol, 741.
Sergio Llull ha saltado a pista (a un segundo y ocho décimas del final del primer cuarto) como muchas otras tardes de domingo en los últimos 17 años. El partido, en un Buesa Arena a reventar, es importante, cierra la primera vuelta liguera y el Madrid defiende su ventaja en el liderato ante un Unicaja que aprieta por detrás, mientras que el Baskonia se juega la Copa. Pero para El Increíble Llull el duelo tiene algo más que lo convierte en especial, ya que es el día en el que iguala a su excompañero Felipe Reyes como el jugador con más encuentros en la historia del club blanco, en fútbol y baloncesto. Y en unas horas, si todo va bien, se quedará en cabeza como gran leyenda si juega el martes en Múnich contra el Bayern (20:00 horas). Son con el de este domingo 1.046 partidos, muy por delante de todos los demás, porque Rudy está en 721, Jaycee Carroll llegó a los 709 y Sergio Rodríguez va por 544. Y entre los históricos, el gran Rafa Rullán, con el que Llull comparte el récord de temporadas, 18 seguidas en la primera plantilla del Real Madrid, no superó los 600 duelos porque en su época (1969-87) se disputaban muchos menos partidos. Por este motivo tampoco ningún futbolista se acerca, ya que Raúl González acumuló 16 temporadas en el primer equipo merengue y 741 encuentros. Y Pablo Laso, por ejemplo, 860 en el banquillo.
26 títulos y 10 premios de MVP
Llull, de 36 años, alcanza los 1.046 tras jugar 589 en la Liga, 393 en la Euroliga, 37 en la Copa, 25 en la Supercopa y 2 en la Copa Intercontinental. Felipe Reyes, por su parte, el otro milenario de la entidad, se retiró en junio de 2021 con 41 años y tras 23 temporadas en la élite, 17 en el Madrid. El pívot cordobés sumó de blanco 619 partidos de Liga, 345 de Euroliga, 43 de Copa, 21 de Supercopa, 16 en la Copa ULEB y 2 en la Intercontinental. Sergi Llull acumula menos choques en la ACB, pero más en Europa, donde fue el MVP de la Euroliga de la campaña 2016-17 y en mayo pasado agarró la Undécima con la canasta de su vida.
El menorquín llegó al Real Madrid el 10 de mayo de 2007, con solo 19 años, procedente de la LEB, del Manresa, como refuerzo de final de temporada para el playoff y, sobre todo, pensando en el futuro. Aquellas eliminatorias de Liga, con Joan Plaza en el banquillo, el técnico que le hizo debutar, se convirtieron en el primero de sus 26 títulos (Reyes se fue con 23). Para el segundo, eso sí, tuvo que esperar casi cinco años en los que vivió la salida de Plaza, la llegada y dimisión de Messina y unos meses con Lele Molin. Temporadas de travesía por el desierto, aunque también ayudaron a que el joven base-escolta siguiera madurando. Su segundo éxito no lo vimos hasta febrero de 2012, en la Copa del Sant Jordi, la primera conquista de la era Laso, que se cerró en julio de 2022 con 22 trofeos y con 10 premios de MVP recibidos por el base. Porque Laso hizo su apuesta por él como director y acabó con el debate de posición, ahí, al timón, se coló en la élite continental. “Vuelve a casa la persona que nos enseñó a ganar, la que creó nuestro estilo de baloncesto”, dijo el capitán merengue hace menos de un mes en el regreso del entrenador vitoriano al Palacio. Con Chus Mateo levantó en 2023 su tercera Euroliga y ha añadió dos Supercopas a un palmarés que luce así: tres Euroligas, siete Ligas, seis Copas, nueve Supercopas y una Intercontinental.
El trono de Clifford Luyk
En los últimos años ha habido consenso en situar a Clifford Luyk (1961-78), vencedor de seis Copas de Europa, como el jugador más importante en la historia del Real Madrid. El pívot estadounidense llegó como refuerzo de nivel NBA y acabó nacionalizándose y quedándose para siempre, pilar también de la Selección española. Ahora, casi 63 años después, aquí sigue, en Madrid. Su papel como entrenador también fue importante. En el larguísimo recorrido del baloncesto blanco hay muchos nombres notorios, desde Wayne Brabender a Juan Corbalán pasando por Emiliano Rodríguez, Fernando Martín, Arvydas Sabonis, el propio Rullán, Fernando Romay, Carmelo Cabrera, Walter Szczerbiak, Felipe Reyes, Jaycee Carroll… pero si alguien en un futuro próximo puede discutirle el trono a Luyk, ese es Llull.
El mismo que se coló en el corazón del madridismo por su competitividad y carácter ganador, el tipo de los lanzamientos imposibles y/o definitivos, como el que tumbó al Olympiacos en la Undécima, como el triple de campo a campo al Valencia o el tiro esquinado in extremis a pase del Chacho ante el Barça en la Copa de 2014 en Málaga, quizá el que le abrió la compuerta para soltarse irrevocablemente. En aquella celebración sobre el parqué del Martín Carpena gritó: “Nunca las metía”. Y pasó a meterlas, las decisivas, antes y después de su grave lesión de rodilla en 2017 que le tuvo 259 días fueras de las canchas, hasta abril de 2018. Su regreso fue a lo grande frente al Panathinaikos, en pleno playoff y junto a Doncic; pero es que hacía tiempo que era un icono del madridismo. Lo catapultó en el pedestal de los grandes referentes su no a la NBA en el verano de 2015, a Houston Rockets y a su contrato millonario. Renuncia a Estados Unidos y renueva inmediatamente con el Madrid hasta 2022, un contrato que a su finalización volvió a prolongar hasta junio de 2024. Desde 2007, cuando rubricó su primer compromiso, el de su fichaje, el club y él han ejecutado una cláusula de continuidad y sellado cuatro renovaciones. La quinta la querrá suscribir el próximo verano, porque a Llull le queda cuerda. El martes, ante el Bayern, puede hacer más historia: 1.047.
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