Ricky: “Se me cayó una lagrimilla cuando pensé que volvía”
El base de El Masnou compareció ante los medios un día después de que se hiciera oficial su regreso al baloncesto con la camiseta del Joventut de Badalona.

El Joventut presentó este miércoles la gran joya de la corona de su nuevo proyecto 2025-26: Ricky Rubio. El base (34 años y 1,88 m) compareció ante los medios de comunicación un día después de hacerse oficial su vuelta a la Penya, el club que le hizo debutar en la élite hace casi 20 años, en 2005, cuando tenía solo 14 años, 11 meses y 24 días.
“Vengo con una ilusión que hace tiempo que no tenía. Estoy orgulloso de hacerlo aquí en casa. Quiero agradecer a la Penya: no estaría aquí si no fuese por sus responsables. Estoy capacitado para afrontar este nuevo reto. ¿Sabemos cómo irá? Ni idea. Pero lo que sí sé es que lo voy a disfrutar muchísimo. Habrá momentos buenos, malos... pero yo ya he ganado. El volver a jugar desde la ilusión, desde la diversión. La emoción de recibir todo este cariño para mí ya es suficiente. El resto es un extra”, aseguró el catalán, que conquistó la Copa de 2008 y dos títulos continentales (FIBAEurocup, ULEB Cup) en Badalona antes de poner rumbo a Barcelona.
“Me emocioné cuando pensé que volvía a jugar, incluso se me cayó una lagrimilla. Mi vuelta no es un regalo para los aficionados, sino para mí. Tenía muchas ganas de volver a la Penya, pero no estaba preparado. Esperé un año para ver qué pasaba y aquí estamos”, continuó Ricky, que con los azulgranas ganó la Euroliga antes de cambiar el Viejo Continente por la NBA.
Rubio, que posó con la camiseta número 9, dejó claro que el Joventut será el último club de su carrera: “Firmo este año y ojalá pueda jugar más años, pero de momento no lo sé. No sé cuánto tiempo necesito para volver a ser competitivo. Nunca he estado un año parado”.
El de El Masnou repasó los últimos años de su vida, en los que sus problemas de salud mental le obligaron a parar. “Tengo muchas ganas de reconciliarme con ‘el jugador’. He hablado con muchos jugadores, hemos de entender que antes que jugadores somos humanos, somos personas. Nos ponemos una etiqueta y nos quedamos con ella. Pero eso es solo una parte de lo que somos; hay que saber compaginarlo. He aprendido a vivir, a saber qué quiere la persona. Quiero que el aprendizaje también me haga crecer como jugador”, comentó.
“Me di cuenta (en el pasado) de que no me conocía. Hay que entender qué son las emociones, canalizarlas, saber cuándo me enfado y por qué me enfado... es algo que me ha ayudado muchísimo”, continuó. “Lo tenía bastante claro, decía ‘hasta aquí hemos llegado, voy a disfrutar de mi vida’ y me he metido (me gusta, eh) en un marrón. Hay mucha presión, pero estoy preparado, porque se está muy bien tranquilo en casa y yendo a acompañar a mi hijo al colegio. Empezó a entrar una semillita dentro de mí que la escuché desde una perspectiva de calma y tuve la fortuna de poder hacerlo. Dar las gracias es un ejercicio que ayuda al otro, pero también a uno mismo”.
Durante meses se rumoreó con su retirada, incluso unos mensajes en redes sociales lo dieron por hecho… y no estuvo muy lejos de decir adiós. Así lo explicó el nuevo base del Joventut: “Estaba bastante perdido. Cuando terminé la temporada planteé algunos escenarios... pero desde la desesperación diría. Quería pensar en mí, durante este proceso ha sido una montaña rusa. Ha sido algo muy enriquecedor ahora, pero fue difícil. En muchos momentos, sobre todo al principio, la retirada estaba más cerca. No me planteaba ninguna opción”.
“Pensaba que si en junio no había pasado nada me retiraba. A mediados de abril quise ir a otro ritmo de lo que habitualmente vamos como sociedad. Cuando más cerca estaba la retirada, en una semana me pasaron algunas cosas que me hicieron replantear la situación. Estuve el mes de mayo pensando, no sabía cómo iba a ir hasta hace dos o tres semanas, cuando vi la ilusión que crecía cada día más. Estos últimos días he visto muy claro que quien quiere volver soy yo. El recibimiento ha sido espectacular”, concluyó Ricky, que no quiso despedirse sin dar las gracias a su mujer: “Sin ella, no podría estar aquí”.
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