Prueba de fuego en la Supercopa

Murcia será el escenario de la SuperCopa Endesa por segundo año consecutivo. En la capital de la Región el Real Madrid buscará repetir título, algo que ha hecho las cinco últimas veces para engordar su palmarés en este torneo hasta los diez triunfos totales. También como en la anterior edición el choque conocido, el de semifinales, será un Clásico contra el Barcelona. Y más allá de la evidente hambre de victoria, con ese doble factor emocional de jugártelo con el gran enemigo, y de ir encajando las nuevas piezas del rompecabezas en uno o dos partidos que ya son oficiales, en el club habrá otra lectura que hacer de ello cuando haya pasado el fin de semana.

La cuestión nunca se ha cerrado, aunque AS contó en su día (”de momento, no ficha”) que la idea -y así se ha mantenido hasta el momento- era no incorporar a nadie más salvo que necesitara imperiosamente: ¿hará falta otro jugador? Pues Murcia dictará sentencia. Aún se trata de un trayecto para rodar al equipo, como recalca Carles Duran a este periódico, el final de la pretemporada, pero dará una medida de lo que puede llegar a dar el Madrid a lo largo de una campaña en la que intenta renovar las tres coronas de la anterior y ganar la que no pudo (Euroliga).

Yabusele y su regreso a Estados Unidos para probar en Filadelfia con los Sixers descosieron parte de la vestimenta con la que el conjunto que dirige Chus Mateo iba a salir a jugar esta temporada. Amén de que se contaba con él en la planificación y de que llevaba tres años en el equipo, por lo que lo conocía a la perfección, y de una calidad de la que hizo gala en los Juegos de París y le valió esa nueva oportunidad laboral, el hueco que ha dejado el ala-pívot francés no es menor. Por ahora el club, si bien se ha movido en el mercado para valorar opciones, ha decidido no tocar la plantilla hasta que vea que lo necesita de verdad. De ahí esta nueva prueba.

La rotación interior del Real se ha quedado en cuatro jugadores con la salida de Yabusele. Como ‘5′ clásico se ha quedado Tavares, renovado con un contrato multianual que le asegura como pata inamovible del proyecto. Para paliar el adiós de Poirier, nueva adquisición del Efes, los merengues añadieron a Ibaka, que estuvo con ellos trece años antes durante el parón laboral de la NBA, a la rotación. Tanto el hispanocongoleño como el canterano Ndiaye pueden actuar en las dos posiciones. Mismo caso que el cuarto en discordia, el único al que no se ha podido ver durante la pretemporada por su fractura por estrés en el pie izquierdo: Garuba. Ellos cuatro son los que conforman el diseño con el que el cuerpo técnico tiene que trabajar, uno menos de lo habitual.

Bien es cierto que la plantilla está pensada para tener al menos dos parches en el puesto de ‘4′ por si hay que ir cambiando de parecer, dos aleros altos que se hacen grandes si la situación lo requiere. Uno de ellos es Deck, que precisamente es duda para el evento de Murcia por unas molestias musculares. El otro es Hezonja. Ambos, también renovados en el último año y con acuerdos de larga duración, pueden ir al poste bajo con garantías o mantenerse abiertos para amenazar triple, tienen capacidad de rebote delante y detrás y se cuenta con ellos para cuando se quiera un small-ball. Entre ellos anda el juego. Atrás quedan los tiempos de especulación con Bertans, Osman o Juancho Hernangómez. Queda ver si es suficiente.

Los tres amistosos con los que los chicos de Chus se han puesto a tono no eliminan el enigma: Ibaka fue considerado el mejor en pista contra el Benfica, el que fue su regreso como jugador del Madrid; Tavares, que tardó más en coger la forma, acabó imperial el tercer duelo, ante el Varese, con 36 de valoración; Ndiaye, sin embargo, no está dando ese paso al frente que, por el rol más protagónico que se le quiere dar este curso, se necesita de él. Sobre todo el aspecto a vigilar -contando con que de físico van sobrados, cuentan con armas para defender bajo aro y en media distancia, son contundentes para finalizar jugadas- será el del tiro exterior; ya no está la dupla Randolph-Thompkins, que ahí sacaba mucha ventaja, Tavares no es amenaza en el perímetro y hay que evaluar de qué tipo es la que ofrecen los otros tres.

Por eso el banco de pruebas necesita ampliarse hasta llegar a un punto de retorno. Ya sea apurando el mercado de descartes de la NBA o con alguien que se encuentre sin equipo en el entorno europeo, siempre debe haber una bala en la recámara para disparar si se precia. En caso de que haya una debacle en la Supercopa, poco probable, o que simplemente a los responsables no les convenza la estructura de hombres grandes que ahora se tiene, tiempo hay de rectificar y acometer un último fichaje.

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