Los pecados del Madrid
El equipo blanco acumula cinco derrotas en los últimos nueve partidos con malas sensaciones y flojos registros defensivos. El jueves llega el Efes, el campeón de Europa.
Las cosas no van bien en el Real Madrid de baloncesto, pobres resultados (la derrota del domingo en Zaragoza ante el colista ACB es la quinta en los últimos nueve partidos) y las sensaciones no los mejoran. En el Príncipe Felipe vimos una gestualidad mala del equipo en los peores minutos del curso frente a un rival que encadenaba seis derrotas y aún no conocía la victoria. Los de Porfirio Fisac lo bordaron, de largo su mejor encuentro, aunque su potencial no es el del Barça, ni el del Baskonia, ni el del Olympiacos, ni el de la Virtus, los otros verdugos de los blancos. “No entendimos que debíamos salir a tope. Pensábamos que después de jugar en la Euroliga (victoria en Milán) esto se ganaba fácil”, dijo Chus Mateo. El técnico afirmaba en la previa que “en los momentos malos hay que estar juntos y saber sufrir”. Y añadía: “La clave es no confundirnos. Tenemos talento, pero las cosas se hacen desde el trabajo, la defensa y la unidad. Eso es lo que tratamos de transmitir para que las piezas encajen y todo el mundo sepa que aquí no hay individualidades. Ganamos y perdemos todos”. En Zaragoza volvió a faltar actividad y cohesión defensiva, también responsabilidad individual atrás; y en ataque, generación de juego como equipo. En los tres primeros cuartos el Real sumaba dos asistencias y 17 pérdidas. Pese a que haya ya algún rumor, la continuidad del técnico no está en juego ahora. Este jueves llega al WiZink Center el doble campeón de Europa, un Anadolu Efes igualmente en apuros (19:45, Dazn).
La defensa, el primer gran problema
Por muchos puntos que se tengan en las manos, sin un nivel defensivo alto no hay gloria, ni Final Four que valga. El Madrid se coló en la pasada final de la Euroliga tras superar una racha de 12 derrotas en 16 partidos, actuaciones con porcentajes en el triple inferiores al 20%, incluso por debajo de un paupérrimo 10%, en una plantilla con menos talento, pero con un nivel defensivo más alto que le permitió acabar la fase regular con un 64% de victorias. Ahora, los blancos han permitido a la Virtus anotar 95 puntos cuando esta no había pasado de 66, de 85 tantos cada cien posesiones en el duelo previo del equipo italiano a 129 en Madrid. El domingo en Zaragoza, el Casademont jugó a un ritmo altísimo (casi 83 posesiones) e hizo 94 puntos (113 tantos cada cien) cuando su mejor marca era 84. En la victoria, la del pasado jueves en Milán, el Real encajó 50 puntos en la primera parte y solo 27 en la segunda, una cifra condicionada por los errores en los tiros liberados del Armani. Falta responsabilidad individual y fuerza colectiva, con varios jugadores que necesitan que los arropen atrás para que el conjunto no se resienta. Musa, por ejemplo, encaja mejor con Hanga (o Goss) atrás que con el Chacho. Llull, Yabusele y Cornelie tampoco destacan en la retaguardia. Y Poirier atraviesa un claro bajón.
El ataque empuja al desequilibrio
Una parte de culpa de la mala defensa, y de esos partidos difíciles de sujetar con muchas posesiones y canastas fáciles del rival, viene del ataque, de malos tiros o pérdidas que provocan transiciones con poca oposición. Lo vimos en Zaragoza (8,5 pérdidas por cada asistencia en los tres primeros cuartos, cuando el Madrid lideró varios años ese ratio en Europa en la era Laso) y antes en otros encuentros. En balones extraviados es el cuarto por la cola en la Euroliga (14,8). Mateo trata de que el talento no sea cosa de arreones personales y que forme parte de la cohesión del grupo.
Lesiones y bajas formas
Con Hanga adquiriendo aún ritmo, Williams-Goss entrenándose pero todavía sin debutar y Rudy de baja, al Madrid le faltan sus mejores exteriores defensivos. Una merma que se agudiza por el mal momento de Poirier, y algo menos de Yabusele, ahora que se cumplen casi dos meses del Eurobasket. Ambos, piezas clave en el juego interior.
El ‘colchón Laso’ ya no está
Pedro Ferrándiz y Lolo Sainz son leyendas del banquillo blanco. Pero desde 1989, George Karl salió entre lágrimas, Luyk estuvo en dos etapas, Obradovic ganó la Euroliga aunque ningún título nacional, el proyecto Scariolo empezó bien y se cortó abruptamente, Imbroda no tuvo éxito, Maljkovic sí una campaña y otra nada, Plaza cayó en la maldición del tercer curso, Messina dimitió al año y medio y… Y en 2011 llegó Laso, once temporadas ininterrumpidas de conquistas en una gran gestión también del club. Con él había la certeza en los malos momentos de que, de una forma u otra, todo se reconduciría, de que pese a las críticas y las exigencias el equipo saldría invariablemente a flote. Eso puede repetirse con Chus Mateo, pero la certidumbre no existe como antes, sin Laso falta el colchón, también emocional, que lo amortiguaba todo.
Los próximos y exigentes compromisos del Madrid
El equipo blanco es cuarto en la Liga Endesa con un balance de 5-2 a una victoria de los líderes, el Lenovo Tenerife y el Barça. Tras el parón por la Ventana de selecciones, recibirá al UCAM Murcia el domingo 20 y siete días después visitará al Betis. En la Euroliga no hay descanso y vienen curvas. Con un balance de 3-3, el mismo que otros siete clubes (del 7º clasificado al 13º), recibe este jueves 10 al Anadolu Efes, doble campeón de Europa, el jueves 17 al Alba Berlín y dentro de dos semanas afronta la segunda doble jornada de la liga regular: el martes 22 en pista del Valencia y el jueves 24 frente al Partizán de Obradovic en el WiZink Center.