La ‘Chusizona’, garantía de éxito para el Madrid
Los blancos ganaron en Murcia con solo seis jugadores mayores de 20 años con la defensa 2-3 que les catapultó en 2023 en la Euroliga.
El Madrid aterrizó este domingo en el Polideportivo de Murcia con abolladuras en toda su carrocería. Se medían con el peligroso UCAM tras caer en Belgrado, frente al Maccabi Tel Aviv, y en Atenas, contra el Olympiacos, durante la semana en la Euroliga. Dos derrotas para un demoledor, preocupante y desolador 0-6 fuera de casa entre ACB (dos) y Europa (cuatro) para los blancos.
Además, el Real llegaba con la lengua fuera por el esfuerzo y el viaje, y sin apenas recursos en el róster por las bajas de Usman Garuba (pierna izquierda), Andrés Feliz (fascitis plantar), Dzanan Musa (tobillo derecho), Serge Ibaka (virus intestinal) y Xabier Rathan-Mayes (paternidad). Chus Mateo solo contaba con seis jugadores mayores de 20 años para reeditar la final de la Liga Endesa 2024. Los canteranos Eli Ndiaye (20 años), Hugo González (18), Sidi Gueye, Gildas Giménez y Declan Duru, estos tres últimos con apenas 17 años, completaban la expedición madridista.
Todo pintaba negro para el Madrid... hasta que el balón empezó a botar. Cuando el duelo comenzó, el conjunto blanco se adueñó del escenario con una fórmula ya contrastada, esa zona 2-3 que ya empleó Mateo desde el tercer partido de los cuartos de la Euroliga 2023 contra el Partizán cuando se encontraba al borde de la eliminación (2-0 en contra y 15 abajo, 41-26) y que culminó con la Undécima Copa de Europa en las vitrinas del club. Una defensa disciplina que permite tomarte más respiros que una individual cuando estás más cortos de efectivos o de calidad.
Una Chusizona que cortocircuitó el ataque murciano con Walter Tavares debajo del aro, pura intimidación y recaudador de rebotes (9, 8 defensivos). Cerca del caboverdiano, los otros dos jugadores más grandes en pista (Ndiye, Deck o Hezonja, normalmente, dos de los tres), lo que le ayudó a controlar el rebote. En la línea de dos, la exterior, muy buena actividad de Abalde, Llull, Campazzo, Hugo… respaldada por los dos grandes de abajo que llegaban muy bien a las esquinas, incluso más arriba.
El UCAM colapsó. Trató de atacar esa zona como se deben atacar esas zonas, con el lanzamiento exterior. Fracasó. Por la rapidez blanca para tapar huecos en la línea perimetral y en la línea de pase. Un esfuerzo mayúsculo defensivo que se vio recompensado por la falta de efectividad local. En el primer cuarto, los murcianos hicieron un 1 de 10 desde el triple… y ya estaba 11 abajo (11-22).
El 4 de 7 del segundo cuarto, con tres triples casi seguidos (Kurucs y Ennis) para el 20-27, no cambiaron el rumbo que Mateo había tomado. Ni a sus chicos, que aguantaron el chaparrón bajo la inspiración de Hezonja y el rebote para evitar segundas oportunidades a los universitarios (0 puntos en este segundo periodo, solo 11 en 40 minutos).
“Hicimos un partido inteligente ante las bajas que teníamos y los que jugaron demostraron que son extraordinarios”, comentó Chus Mateo tras una contundente victoria (64-85) basada en la disciplina militar en defensa, la confianza y el ansia por la victoria de sus chicos, que sacaron de rueda a un rival muy difícil. A la séptima, fuera de casa, llegó la definitiva.
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