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REAL MADRID

Factor Deck

El argentino vuelve a anotar una canasta ganadora y demuestra que es una figura fundamental en el esquema del equipo. Dos lesiones de rodilla le han dejado fuera de los tramos decisivos de las últimas dos temporadas.

Gabriel Deck.
PARKERDIARIO AS

Con 75-75 en el marcador y 4 segundos por jugar Chus Mateo pidió tiempo muerto. El Real Madrid tenía posesión para ganar y su técnico necesitaba un jugador para hacerlo. El elegido fue Gabriel Deck. El argentino iba a meter una canasta tremenda sobre la bocina, a la media vuelta y cayéndose hacia atrás. Una acción que podría haber sorprendido en noviembre de 2019, cuando silenció el Buesa Arena con su primera canasta ganadora con la camiseta del Real Madrid. Ahora parece haberse convertido en una bendita rutina. Las dos anteriores canastas ganadoras del Madrid también las metió él, las dos en abril de este año: el 11 en Kaunas y el 14 en el WiZink ante el Joventut.

Esta faceta decisiva del argentino es una de tantas que el Real Madrid no ha podido disfrutar en los dos últimos cierres de temporada. En 2023 se rompía el ligamento colateral de la rodilla izquierda, el 4 de mayo. Este año volvía a sufrir la misma lesión el 10 de mayo, aunque en la otra rodilla, la derecha. Una dolencia no excesivamente grave en cuanto a tiempo de recuperación, pero sí por el momento en que se produjeron. En ambos casos Deck se perdió lo que restaba de curso, es decir, la Final Four de la Euroliga y el playoff de la Liga Endesa. El tramo más importante con permiso de la Copa del Rey.

“Para Deck es normal, ya lo hizo el año pasado igual. Estamos orgullosos de él y felices de tener este tipo de jugadores en el equipo”, comentaba Dzanan Musa sobre su canasta. “Teníamos que haber rematado antes el partido, pero él esos tiros no es la primera vez que los hace y los mete y me alegro mucho por él”, añadía Alberto Abalde. Él, mientras tanto, no se da importancia. Ni siquiera celebró la canasta, como tampoco lo hizo en Kaunas en abril. Esa frialdad, que provoca las risas de sus compañeros (Campazzo bromeó después en su cuenta de X), es una de sus virtudes evidentes a la hora de jugar. Es raro verle nervioso o desconcentrado.

Pero no se queda ahí la cosa, claro. Cuando se fue a la NBA en abril de 2021 ya era un jugador muy importante dentro de la plantilla blanca. Cuando volvió, 8 meses después, estaba a punto de cumplir 27 años, en plenitud deportiva, y no ha parado de crecer como jugador desde entonces. Baluarte defensivo, competidor nato y factor diferencial en ataque. No solo por canastas como la de ayer. También por ser uno de los jugadores más verticales, que más y mejor atacan el aro en penetración, rompiendo sistemas defensivos rivales. Y, además, con la marcha de Gerschon Yabusele su trabajo se puede multiplicar teniendo que jugar más minutos de cuatro, algo en lo que no ha desentonado cuando ha sido necesario. En definitiva, una incorporación de lujo respecto al final de la temporada pasada. Quizá el verdadero fichaje estrella del Madrid en la pelea por recuperar el trono europeo.

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