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REAL MADRID

Caso Slaughter: la sanción al Madrid, improbable

Marcus Slaughter vuelve a la palestra en un proceso judicial por el pasaporte falso que usó cuando jugaba en el Real Madrid. La sanción al club es, sin embargo, improbable.

Marcus Slaughter -
CHEMA DIAZ

El Real Madrid se ve envuelto desde principios de este año en la reactivación del proceso judicial de los pasaportes falsos en los que dos jugadores de la Liga Endesa, tanto Andy Panko (que ejercía en el Baloncesto Fuenlabrada) como su ex Marcus Slaughter (en el club blanco desde 2012 hasta 2015), están implicados directamente. Dos visados que eran uno, con el mismo número de serie, algo de lo que se alertó en el Consejo Superior de Deportes con posterioridad a la disputa de las competiciones donde ese pasaporte tenía efecto. Panko no lo usó con el Fuenla; Slaughter sí lo hizo en el Madrid porque ellos tenían un problema de cupos extracomunitarios que resolver. Este estadounidense está ahora requerido por los juzgados. Con el Madrid, además del proceso penal en el que se le menciona, entra en juego el palmarés: la Liga y la Copa de 2015, tras lo que Slaughter abandonó España, están en entredicho.

¿Cómo probar entonces ante la Justicia, y por ello el que impulsa el proceso en los últimos meses es el Barça, que el Madrid ha tenido un papel protagónico tal en ese proceso como para ser desposeído de los mencionados títulos? Ahí la clave.

En la Euroliga los cupos no juegan un papel para hacer las convocatorias. Aquel año el Madrid de Laso hizo pleno y también se llevó tanto la competición continental, cuya Final Four fue en la ciudad española, como la Supercopa de España, pero ni uno ni otro se ven afectados por este procedimiento. Slaughter recibió el pasaporte en algún momento entre enero y febrero y disputó con él tanto la Copa como doce choques de la fase regular de la Liga además de las eliminatorias. El técnico necesitaba ir variando con los otros dos extracomunitarios, el mexicano Gustavo Ayón y el argentino Facundo Campazzo, hasta que se liberó una de las tres plazas (la de Marcus Slaughter, que pasó a ser ciudadano de Guinea Ecuatorial). Aunque el cambio de nacionalidad es completamente público, no así lo es la información sobre el pasaporte por la debida protección de datos. En el proceso judicial se tratará de dilucidar la implicación real del Madrid, que mantiene que era ajeno de manera absoluta al problema burocrático que se lio por ello.

Los pasaportes son gestionados siempre por las agencias de representación, nunca por los clubes. Éstos sí piden a determinados jugadores, mejor posicionados en el mercado de fichajes por esa razón, que estén dentro del Acuerdo de Cotonú o directamente sean comunitarios europeos. Ser español o tener licencia para ejercer como tal es, además, un plus en la Liga Endesa. En su declaración de 2017, Marcus declaró explicó que Julián Aranda, su agente en España, le propuso conseguir este pasaporte a cambio de 35.000 dólares, aunque también dijo que había sido “alguien del Real Madrid” quien le había dado el pasaporte. El club lo niega. La explicación verdadera es que a las manos del jugador sí pudo llegar por un empleado del Madrid, por el encargado de esos trámites burocráticos, que nada tiene que ver con que el club fuera ni el ideólogo ni que ejecutara ningún proceso para obtenerlo -y sí que se les entregó para que tuvieran la información de servicio con la que registrarle-. Se consultó en su día a nivel interno con la FEB, la institución que dio la voz de alarma por la duplicación de números, y el CSD y el club mantiene posición. Miguel Cardenal, presidente del Consejo Superior de Deportes por aquel entonces, declaró que el Real Madrid era “una víctima” en el caso de los pasaportes falsos: “Estoy seguro, aunque no tengo una prueba de esta afirmación, de que un club como el Madrid no ha hecho esa práctica a sabiendas”.

En el Consejo y las consultas que hizo el Madrid en su día está parte de la tranquilidad relativa con la que se acoge esta noticia, la del procesamiento a su exjugador Slaughter. Resulta difícil probar que la institución de la capital de España tuvo una implicación o connivencia a la hora de permitir que uno de los miembros de la plantilla incurriera en un fraude legal, tanto a nivel deportivo como fuera de él. La línea de defensa del Real Madrid siempre ha sido la misma: que actuó de buena fe cuando el pasaporte fue registrado (y con el que Slaughter disputó dos competiciones que el equipo terminó ganando). Será complicado demostrar, además, la implicación directa de este hecho en un resultado deportivo, en lo que instituciones como el Consejo Superior o la propia Liga Endesa también tendrían algo que decir. Hasta donde llegaría la dejación de funciones del Madrid dando el visto bueno al pasaporte sin una comprobación más exigente, por ahí iría la ofensiva con la que la acusación trataría de obtener los dos títulos para los barcelonistas.

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