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El futuro de Zion sigue en el aire

El jugador, cuya relación con los Pelicans está en mejor situación, asegura que firmaría sin pensárselo la extensión máxima. Pero David Griffin avisa: "Esa conversación será un reto".

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El futuro de Zion sigue en el aire
CHRIS GRAYTHEN AFP

Los Pelicans han terminado la temporada con una sonrisa de oreja a oreja. El equipo, que estaba 3-16 después de 19 partidos, se recompuso de forma admirable. Willie Green (40 años) acabó firmando un gran primer año en el banquillo para un equipo que llegó al play in, dejando fuera a los Lakers, superó sus dos rondas de eliminación (contra Spurs y Clippers) y se metió en playoffs, donde dio mucha guerra al mejor çde la regular season, unos Suns que tuvieron que contener, con Devin Booker lesionado, un peligroso 2-2 para acceder a semifinales. Fue el primer billete para playoffs de los de Nueva Orleans desde 2018.

La apuesta por CJ McCollum fue un acierto, por su nivel en pista y por su presencia en el vestuario, donde también es una roca Jonas Valanciunas. Brandon Ingram acabó el curso en nivel de súper estrella y una generación rookie de perfil bajo se demostró acertadísima e importante para el futuro. Sobre todo Herb Jones (pick 35), que apunta a uno de los mejores defensores de la NBA para muchos años. Trey Murphy III (17) dejó suficientes señales positivas como para contar de cara al futuro, y Jose Alvarado se ganó, a base de sudor y defensa, el puesto de base suplente pese a que no fue drafteado.

Incluso Zion Williamson pareció volver al redil. Más cerca del equipo, más apegado a sus compañeros, con mejor feedbackpero sin regresar, aunque hubo rumores hasta el último momento, a las pistas. Ha sido un año en blanco para el atómico número 1 del draft de 2019, un jugador especial pero que solo ha podido jugar hasta ahora 85 partidos de fase regular en tres temporadas. Es decir, se ha perdido 141 de 226 totales. Jugó 24 en su primer año, ninguno en el tercero… y 61 en el segundo, un curso 2020-21 que demostró lo importante que puede llegar a ser. Fue all star y promedió 27 puntos (con un 61% en tiros, además), 7,2 rebotes y 3,7 asistencias.

La lesión en el pie de Zion nunca mejoró lo suficiente. Se anunció en el media day del equipo, cuando abría el training camp, y en ningún caso se esperaba que implicara una temporada entera en el ostracismo. Entre medias, muy mala comunicación, rumores tóxicos, familiares de Zion hablando de su deseo de jugar en Nueva York, comentarios sobre su decepción con los Pelicans y dudas sobre su futuro real en la NBA por su físico y su estilo de juego. También por su dedicación y su compromiso. Alejado del equipo e instalado en Oregón, cerca de las oficinas de Nike, se dijo que había llegado a superar los 140 kilos. Más de 10 por encima de su peso en forma de juego y desde luego demasiado para un jugador, muy especial en cualquier caso, de solo 1,98.

La tensión se ha multiplicado porque, una vez consumida su tercera temporada, llega el primer momento en el que Zion (que este verano cumplirá 22 años) podría firmar su extensión rookie. Este año ha cobrado 10,7 millones y tiene asegurados ya 13,5 para la temporada 2022-23. Después debería entrar en vigor esa extensión que rara vez no firman los números 1 del draft, si bien el pasado verano fue ese el caso de Deandre Ayton, que no se puso de acuerdo con los Suns. Zion ha dejado claro que firmaría “lo más rápido que fuera posible” una extensión máxima en NOLA: cinco años y una cantidad que oscilaría, en función de porcentajes del salary cap, entre los 182 y los 195 millones de dólares. Una barbaridad si se considera su historial de lesiones y su inestable situación, al menos hasta ahora, en los Pelicans. Y hay más. Si la próxima temporada acaba entre en los Mejores Quintetos, saltaría al rango de súper máximo: cinco años y un tope de 234 millones.

¿Qué harán los Pelicans? Algunos creen que no tendrán más remedio que firmar esa extensión para no perder a un jugador ultra mediático y que, con continuidad, ha demostrado que puede tener nivel de all star perenne. Otros, sin embargo, ven demasiado riesgo y entienden que Zion tiene mucho que demostrar, por físico y por actitud, y que los Pelicans deberían buscar un acuerdo más favorable… o incluso un traspaso. David Griffin, vicepresidente de la franquicia y mandamás en lo deportivo, ha enfriado un poco la temperatura tras las palabras de Zion: “¿La extensión? Esa conversación va a ser un reto. Cuando llegue el momento, hablaremos. Primeros estamos centrados en que el jugador esté sano y con un acondicionamiento de elite, para jugar partidos”. ¿Se hace fuerte Griffin, enseña cartas? El hecho es que parece sugerir que los Pelicans podrían buscar un acuerdo menos nocivo para ellos si las cosas van mal: menos años garantizados, clausulas de salida favorables para el equipo… Sería un movimiento lógico pero arriesgado: ¿y si Zion se planta en aceptar solo ese máximo con cinco años totalmente garantizados? Puede ser uno de los culebrones del próximo mercado NBA, desde luego.