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LIGA ENDESA | 34ª JORNADA

Miribilla revive sus peores pesadillas y se queda sin playoff

Luz falló una bandeja sencilla en el último segundo, que valía el billete para las eliminatorias por el ascenso siete años después. El Betis, con un Evans magistral, estuvo mejor en la prórroga.

Delgado, hundido tras la derrota
Delgado, hundido tras la derrotaAIOL

La magia del baloncesto a veces se torna en drama. Este épico final de la fase regular de la ACB será recordado durante años. Por los movimientos sísmicos por arriba y por abajo. Lo de la permanencia es harina de otro costal. Lo que ocupaba a la gente de Miribilla era el playoff. Y se concentró tal suspense que el trabajo de nueve meses, los 34 partidos de todo un año y el corazón del Gran Canaria se pusieron en las manos de Luz. Lanzó un triple-pedrada Goudelock que no tocó ni aro y recogió el balón suelto el base brasileño. El marcador estaba fijado en empate a 81. Una bandeja sin oposición debajo del aro para un jugador que se las sabe todas, porque tiene muchas batallas a sus espaldas. Lo falló de forma incomprensible. El deporte es así de cruel, a veces te da la gloria y otras veces te arroja al lodo. Tocó morder el polvo.

Ahí se le escaparon casi todas las opciones el Bilbao Basket por sellar la gesta de entrar a la siguiente fase de la ACB. Enorme castigo víctima de sus propios errores. Habían perdido Granca y Murcia y lo tenía en su zurrón, conocía los resultados y tal vez eso era lo peor porque se presionó en exceso por un premio gigante. Lo desperdició, porque en la prórroga el Betis, de la mano de un Evans estelar, estuvo mucho más sólido. Solo jugaba para divertirse y eso facilita las cosas, porque la mente está limpia. Su final de año ha sido portentoso, es capaz de forzar una prórroga y querer ganarla, cuando lo normal habría sido dar vía libre al contrario y no padecer más. Se veía descendido y ha acabado con un juego de zona alta. Mentalidad ganadora. Es difícil llevarse un partido con 15 tiros libres fallados. A este Surne le encanta lo difícil. El año pasado alcanzó la permanencia con un milagro, y sin público, y en esta ocasión se ha emparentado con aquel batacazo en la despedida de Raúl López en 2016, en el que un triple lejanísimo de Sastre con un Zaragoza que no se jugaba nada arruinó otras eliminatorias por el título.

Entre sus mil reglas y códigos, el deporte maneja una por todos conocida: cuando dos equipos se enfrentan y uno se juega la vida y el otro llega de fiesta tras lograr sus metas, es raro que la moneda no caiga del lado del primero. Pero hay excepciones a esa máxima. A veces la tensión ahoga a éste y libera al segundo. Y eso pasó en Miribilla. El Bilbao Basket no podía dejar pasar la oportunidad para hacer lo que estaba en su mano, y lo hizo, lo mismo que sus rivales directos. No había ganas de mirar a otros rincones. Tenía la temporada resuelta desde hace mucho, hizo lo más complicado que es motivarse para un playoff muy complicado y cuando volvió a exigirse para otra meta, esta vez titánica, ya no le dio la cabeza para tamaña empresa. Desde el minuto uno resultó una evidencia que al que más le apetecía ganar era al Bilbao Basket. Así se plasmó en un primer cuarto pletórico en defensa y ataque, con un 15-2 de salida. ¡Menuda actividad! Casimiro vio el percal y sacó de la pista casi sin sudar a Brown y Paseckins, que no entendieron cómo había que ponerse delante de un ciclón liderado por Delgado.  

Walker llenó de energía a la defensa de Mumbrú. Johnson anotó la primera canasta verdiblanca y eso fue cuando habían transcurrido 3:10. Los marcadores de Las Palmas y Murcia sonreían y parece que daban gasolina a los ‘hombres de negro’. Al Betis le mataban sus lanzamientos de dos en el primer acto: 1/8 en tiros, un 12 por ciento. Pero en lo que podía ser el último compromiso del año el Surne no podía separarse de su ADN habitual, el de los dientes de sierra. Un segundo cuarto malo, desganado, con las rotaciones bajando el nivel, permitió al cuadro sevillano poner las tablas: 20-20, después de un 5-18, con tres triples visitantes consecutivos. Los vascos demarraron de nuevo (39-30) pero quedaba un mundo por jugar.

Delgado inició otra de sus guerras particulares. Esta vez por un forcejeo sin importancia con Pasecniks en el que le pitaron falta. Luego provocó una en ataque al gigante letón. Eso calentó un partido que estaba muy tibio. Seguían sonriendo los resultados en las otras dos canchas en las que estaba en juego la octava plaza. Delgado se hizo daño en una acción y quedó tendido en la pintura bética. Masiulis aprovechó el desconcierto para meter un triple y elevar la distancia a 10 (62-52) a 14:30 para acabar. Y hubo más: un tiro libre de los dos que tenía Withey para colocar el +11.

Dos intentos de mate, de Masiulis y Withey, pudieron poner más tierra por medio para los vizcaínos, pero se fueron al limbo. Evans no quería dejar la oportunidad para poner su sello. Con su enorme talento y con un Reyes fuera de sí (hizo una antideportiva), el Betis plasmó un 0-8 y le sirvió de palanca para situarse a uno al final del tercer cuarto: 65-64. Los andaluces no se jugaban nada, solo eran jueces por el playoff y el descenso, se movían por la pista con un plan de ida y vuelta y eso les hacía viajar desinhibidos. Pozas les dio una interesante rotación.

Hasta que Wiley puso por delante al equipo de Casimiro. Era un momento clave. El Surne tomaba las peores decisiones posibles. Era la primera vez que se veía fuera del playoff. Y una incógnita como iba a reaccionar. Crecía la ansiedad y lo volvió a hacer: cuando la angustia se apoderaba de los cuerpos, Walker recogió un balón suelto y lo convirtió en triple para empatar y seguir creyendo. Otro capítulo más para cortar la respiración. El final del tiempo reglamentario fue pura tragedia, mientras se confirmaban los astros favorables en la lejanía. Cuatro rebotes ofensivos llegó a coger el Betis en una acción. Se certificaba que aquello no podía arrojar más emoción. El carrusel de tiros libres llevó a una taquicardia absoluta. Con dos de ventaja, Mumbrú eligió tener la última bola, jugársela él, por eso pidió hacer falta, que fue sobre Evans, con cinco segundos para echar el cierre. Empató. Luz venía cabizbajo tras fallar tres lanzamientos libres en el medio minuto final. Y erró una canasta que valía un playoff. La llevará grapada a la memoria para la eternidad. Pidió perdón a la conclusión, pero él es parte de esta fabulosa travesía.

La prórroga fue andaluza. Se veía venir. A los locales se les vino encima toda la presión que se han sacado en este mes en el tenían ya la permanencia en la caja fuerte y solo competían por una bendita ilusión. Evans había sembrado el pánico (37 de valoración) y la defensa se focalizó sobre él, algo de lo que se beneficiaron otros jugadores, como Johnson, menudo jugador, y Wiley. Fin de un curso memorable en Miribilla. Hasta el último segundo hubo opción de alargar la temporada, de un playoff esquivo desde 2015. Habrá muchos que no siguen. Significativo el llanto de Rousselle, por ejemplo. Finalmente, noveno puesto que pensado mañana más en frío no está nada mal. Verse fuera de la angustia de Andorra y Burgos es de lo más saludable. Se prepara una nueva etapa. A ver si Mumbrú está en ella.

Casimiro: "El equipo ha crecido a nivel mental"

Luis Casimiro destacó que "el crecimiento mental" que experimentó su equipo para "empezar fuera del partido y acabar ganando en la prórroga" fue la clave de la victoria. "Esto hace un mes y medio no podíamos hacerlo. El equipo ha crecido a nivel mental para hacer estas cosas que estamos haciendo últimamente", destacó el técnico del equipo sevillano en su valoración del encuentro.

Casimiro admitió que el Betis arrancó el partido "sin la tensión necesaria" y añadió que después de aguantar "como pudo" el primer tiempo fueron "creciendo" en la segunda parte y en la prórroga.

"En esos minutos sí estuvimos mejor en defensa, hemos sido nosotros mismos y en ataque nos hemos mantenido. Estoy muy contento con el resultado y con el equipo en general", resumió el entrenador del conjunto verdiblanco.

Mumbrú: "Nos sentaremos y hablaremos"

Mumbrú, subrayó que "una bandeja en el último segundo", la que falló Rafa Luz que pudo haber dado al equipo vasco la clasificación para el playoff por el título, "no oscurece una gran temporada" de los 'hombres de negro'. "El equipo ha hecho un esfuerzo titánico hoy y todo el año. Cuando empezó la temporada, y más después del 0-5, muchos nos daban por descendidos antes de jugar. Y, cuando parecía imposible el playoff, hemos estado vivos hasta el último segundo de la prórroga. Les he dicho que estaba orgulloso de ellos", confesó el técnico.

Mumbrú, que admitió que les "ha pesado un pelín la presión" en esos cinco minutos extras, destacó la fe de sus jugadores en las opciones de playoff y aseguró que "ninguno había recogido ni un tenedor de su casa porque pensábamos que teníamos la opción".

Sobre su futuro, se limitó a comentar que una vez finalizada la temporada, y después de que "pasen unos días después de esta vorágine de partidos", se reunirá con el club para estudiar la situación de cara a la próxima temporada. "Nos sentaremos, hablaremos, miraremos qué es lo mejor y tomaremos las decisiones que haya que tomar. Teníamos tantas ganas de luchar por el playoff que hasta ahora solo nos hemos centrado en intentarlo", dijo el técnico.