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BILBAO BASKET 84-VALENCIA BASKET 78

Fiesta completa en Miribilla

El Bilbao Basket alcanza la permanencia virtual tras derrotar al Valencia con una demostración de carácter. Doble sesión y previamente, victoria del Gernika en la Liga Femenina.

Celebración bilbaína tras la victoria
Celebración bilbaína tras la victoriaAIOL

Hay muchas cosas virtuales en el deporte y, en concreto en el baloncesto. Por ejemplo, la permanencia para el Bilbao Basket. Le otorgan esa calma tácita las 12 victorias que guarda en su almacén y ya nadie le van a quitar. Pensar que el modesto equipo bilbaíno puede ganar al lujoso Valencia es entrar en el terreno de lo onírico. Pues se materializó como colofón a la Fiesta del Baloncesto Vizcaíno en Miribilla, ya que ese encuentro era el segundo plato en una tarde que se abrió con el Gernika-Campus Promete de la Liga Femenina, también con sonrisa local. Hace no mucho, cuando ascendió el equipo de Mumbrú, plantillas con mucho pedigrí como esta de Peñarroya, hincaban la rodilla a menudo ante los ‘hombres de negro’, pero las circunstancias han cambiado. Así que se recordaron viejos tiempos.

Mal día eligió el Valencia Basket para dar el patinazo, tras una racha de 10 victorias en los últimos 12 partidos y tres triunfos seguidos, puesto que dejó pasar una oportunidad para rondar la segunda plaza de la Liga tras la derrota del Joventut en Manresa, y con la opción de dar caza a un Real Madrid cuesta abajo que este domingo juega en el Palau.

Fin a cuatro jornadas sin ganar y noveno triunfo en casa en los 11 últimos compromisos. El Bilbao Basket tembloroso del minuto y medio final de Fuenlabrada se quedó allí, en el Fernando Martín. Porque la actitud tras el salto inicial ante los taronja fue propia de un ogro hambriento. Menudo descaro. Si Mumbrú pidió en la previa igualar el enorme músculo del rival en posiciones interiores, resulta que al final lo sobrepasaron con creces. El intenso comienzo les permitió navegar por delante casi todo el partido, quitando un empate a 55 en el tercer cuarto. Y combustionar como otras veces Miribilla. El Surne dio una lección de personalidad cuando se vio con el aliento del adversario en el cogote, tal vez éste con la cabeza más en la Eurocup, aunque es de reseñar que comparecía tras cinco triunfos seguidos en ACB.

Si se trata de tocar el timbre de la intensidad defensiva, mejor llamar a casa de Inglis. El francés era un volcán que cargaba las pilas atrás, bien respaldado por un Withey inconmensurable. Hasta salvaba una pelota en línea lateral lanzándola contra un rival y recogiendo el rechace al quedarse el balón dentro del terreno de juego. Reversos, aros pasados... solo por un despiste al final y un triplazo sobre la bocina del vizcaíno López-Arostegui, que si no el Surne habría dejado en 7 a los taronja en el cuarto inicial. Llevaba el cuadro visitante un 3-11 en tiros de dos. Peñarroya activó la carta de Hanlan, el máximo anotador de la liga griega, que llega por el lesionado Prepelic (tampoco se encontraban Van Rossom, Dimitrijevic y Labeyrie). Aún se le ve en fase de acoplamiento. ¡Menudo fichaje! Al Bilbao se le va 'Bigote' y no viene ni la afeitadora.

Desde una defensa extenuante, el equipo vasco aclaró mucho las ideas en ataque y bordó el baloncesto: 40-21. Por momentos recordó al choque de la primera vuelta en La Fonteta, con una primera mitad primorosa, aunque en ese caso los valencianos enmendaron el desastre. Increíble actitud, mientras Peñarroya castigaba con banquillazos a los que no bajaban en las transiciones locales. La impotencia se adueñó de sus chicos, cansados por los partidos ante Unicaja, Ulm y Bilbao en seis días. Así, López-Arostegui recibió una falta técnica antes del descanso.

El cuadro de La Fonteta no quiso pasar por Miribilla sin dar un poco de guerra y salió muy agresivo tras el parón largo. En tres minutos endosó un parcial de 0-14 que le llevó al 46-45 con canasta de Hermannsson a 6:33 para acabar el segundo acto. Desapareció la fluidez y emergió el Bilbao bipolar de otras tardes. Poco después empató Claver con un triple marca de la casa: 55-55. Tobey, absolutamente extraviado durante toda la tarde, falló dos tiros libres para ponerse por delante. Era el momento más crítico para los 'hombres de negro', pero estos demostraron su gran carácter y supieron mantener la entereza. Tres triples seguidos y de nuevo, con cara triunfal. Hasta Walker quiso justificar su fichaje y se pareció a aquel de Andorra.

El partido se puso caliente y se volvió loco. El Bilbao Basket seguía arriesgando con cambios defensivos y a veces le penalizaba, pero bendita su locura. Rousselle ejerció de capitán y dinamitero. La mentalidad del Bilbao volvió a ser la del jefe del tinglado. Y si había alguna duda por su mala sombra con los tiros libres, esta vez también le sonrieron los dioses. A falta de 1:06 para acabar, tenía lanzamientos Delgado en su potro de tortura. Le había echado del campo Dubljevic en una acción bajo el aro y Mumbrú utilizó su turno para pedir la revisión. Falta normal. Menudo momento dramático. Metió el primero el dominicano, que veía las estrellas porque le dieron un golpe en Fuenlabrada y estaba muy dolorido, y cogió Inglis el rebote en el segundo. Acabó anotando el propio Ángel. Qué gran lección de pundonor y superación. Fiesta grande en Miribilla. No todos los días se asiste durante una tarde a dos victorias en la máxima categoría, femenina y masculina.

“Me siento responsable, estábamos en cuerpo, pero poco más. En el tercer cuarto nos hemos parecidos a lo que somos”, se autoinculpó Peñarroya. Su colega Mumbrú, que el miércoles tiene uno de los días más importantes en una vida con muchos instantes dorados, con la retirada de la camiseta ante el Madrid, levantó los brazos eufórico al irse al túnel de vestuarios ante la grada. Síntoma de que la misión está cumplida. El efecto Miribilla volvió a rugir como en los buenos tiempos. Bien lo merece permanencia.