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BILBAO BASKET 83-UNICAJA 77

El Bilbao Basket no frena y pone a Katsikaris contra las cuerdas

El juego interior de Mumbrú destrozó a un Unicaja que solo vive del talento del perímetro y alarga su crisis. Inglis, mermado físicamente, se gustó una vez más en Miribilla.

Masiulis, ante Nzosa
Masiulis, ante NzosaAIOL

Sexta victoria consecutiva del Bilbao Basket, que impone su inercia destructiva ante todo el que se le coloca delante. Y más ante un Unicaja que va en camino inverso, hacia las catacumbas, con cambios en la plantilla y un Katsikaris que está contra las cuerdas. Los interiores del Surne fueron verdaderos titanes ante la pareja Nzosa-Guerrero, que parecían liliputienses. No cabe reprochar nada a los vizcaínos, que divierten, exhiben la energía de Hércules y andan sobrados de confianza. Puestos puntillosos, tienen que graduarse la vista en los tiros libres, porque se han dejado diez por el camino. Aquellas desconexiones y miedos cuando iban 0-5 son historia, se han transformado en certezas. El año pasado necesitaron 34 partidos para lograr nueve victorias y ahora lo han logrado en 18, con un balance del cincuenta por ciento (9-9). Pueyo últimamente se dedica a fichar a gente que está en su casa a verlas venir y acaba rindiendo de película: Withey, Inglis, Walker... Es increíble que el francés no tuviera equipo hasta que le llegó al buzón la oferta del Bilbao. ¡Menudo fenómeno!

La puesta en escena fue muy extraña. Con un aforo al 50 por ciento por las restricciones por la pandemia, la gente se siente como desubicada muchas veces. Para entrar, colas bien largas por el protocolo COVID. En esta etapa, además, es llegar a la localidad de cada uno y chequear al equipo. Se sabía que había un positivo en las filas locales y cada uno debe hacerse notario de la realidad: Bigote no estaba en la rueda de calentamiento, así que era él. Goudelock, tocado, sí formó parte de la planilla. Y en el bando unicajista, Kravic apoyó desde el banquillo, pero no podía jugar por haber disputado con Burgos esta jornada, porque el partido pertenecía a la decimoquinta entrega, que se tenía que haber disputado en Navidad y se aplazó dos veces. Llega tras la grave lesión de Eric, que ha dejado el juego interior más desprotegido. A Cole se le va a cortar y ni viajó. La canasta en la que se ejercitaba el Surne se averió a poco de comenzar. Cosas de estas aterran en un pabellón que vio aplazar un partido, ante el Breo, por un cubo de posesión y su recambio estropeados.

Metidos en faena, el Bilbao Basket fue un equipo fiel a lo que le ha llevado a la actual racha. Un grupo gobernado con mano maestra por Luz, con todos implicados, vertical, que buscó el aro sin debates, con determinación, aunque en el primer cuarto le condenaron las pérdidas. Unicaja tampoco engañó desde el origen, con gente aplaudida por haber vestido la camiseta negra: Katsikaris, Díaz y Bouteille. Lo suyo es tirar triples, imponer el talento individual de un buen perímetro, solo van al uno contra uno y hay varios cromos repetidos. Brizuela ejerce de guipuzcoano y siempre se motiva ante los vecinos en su derbi particular. Era su duelo, la Euskal-Mamba contra Goudelock, la Mini-Mamba, que no tuvo su mejor mañana. Y luego está Suárez, que ocupa tres posiciones, hasta de ‘cinco’ juega si el guion lo exige, aunque se le notan los kilómetros. Un misil suyo entró limpio para poner en ventaja a los costasoleños: 20-21 con 18 segundos del primer acto por desarrollar. Llegaron a estar tres arriba en el anecdótico 2-5, y solo lideraron el tanteo durante dos minutos. A partir de ese 20-21, un 10-0 del equipo de Mumbrú con una amplia gama de recursos en campo contrario. La defensa andaluza se fue abriendo y trató de endurecerse y los ‘hombres de negro’ triangulaban prodigiosamente, con gente en las esquinas, pases entre pívots y buenas circulaciones. Hay mucha chispa, todo es enormemente lúdico.

Katsikaris plantó una zona 2-3 para protegerse en la pintura y la rompió Withey bajo el aro en un uno contra uno sin ayudas. En esta etapa dorada, el Bilbao Basket está demostrando que una de sus virtudes es la reserva, nadie es imprescindible. Inglis fue inconmensurable, aunque un problema en el tobillo le llevó a vestuarios y heló la respiración del personal. En el bando visitante, Abromaitis era el principal sostén desde la lejanía, pero en la segunda parte no se hizo notar. Luego se incorporó Brizuela. En el último suspiro del tercer acto, llegó la conexión sueca Hakanson-Withey (este con el pasaporte reciente del país nórdico): un 'alley-oop' para el pívot y la máxima renta vasca: 64-52. Unicaja fallaba muchos tiros abiertos y era una broma en el juego interior ante el trío Withey-Delgado-Inglis (42 puntos y 27 rebotes entre los tres angelitos). Sus últimas líneas fueron escritas por Brizuela y su enorme talento en el uno contra uno. Mientras se han condenado a luchar por la permanencia, al Bilbao Basket ya se le queda pequeña esa meta.

Mumbrú: "No miramos ni abajo ni arriba, solo día a día"

Mumbrú señaló que ni mira "ni arriba ni abajo" en la tabla sino únicamente "en el día a día" en un curso en el que "todo fluctúa mucho" sobre todo a causa del COVID. "Teníamos claro que el objetivo de al principio de temporada -la permanencia en la Liga Endesa- sigue siendo el mismo. Más que nunca vamos en el día a día. Llevamos una buena racha, pero cuando no pensemos así podemos también coger una negativa", advirtió el técnico tras el triunfo por 83-77 logrado en Miribilla.

Sobre el partido, el técnico destacó que "la puesta en escena ha estado bien", a pesar de haber concedido "demasiados tiros abiertos, aprovechados por Abromaitis", que permitieron al Unicaja mantener el pulso. "En el segundo cuarto estuvimos algo mejor y hemos hecho un 'break' de 10 puntos que hemos mantenido en el tercero y al principio del cuarto. Luego hemos caído algo en defensa y ellos han ido a la desesperada para poder remontar. Pero ahí hemos estado bien en su presión para llevar el balón", destacó.

"Lo importante era ganar. Sabemos que la liga es así con el COVID por medio y es importante estar concentrados en cada partido. Ellos también han tenido la baja de Eric que les retaba contundencia y la hemos aprovechado. Y en los últimos minutos el público ha estado muy bien, es muy importante sentir ese calor en casa", resumió.

Katsikaris considera que el "juego interior" fue la clave

Katsikaris, alabó la "buena actitud" de sus jugadores en Miribilla, pero admitió que la diferencia en el juego interior de ambos equipos fue clave. "El equipo quería, no tengo ninguna queja, pero era difícil mantener el equilibrio en el juego interior sin nuestro cinco titular y contra un equipo mucho más físico y que ha sido eficaz cerca del aro. Con todos esos problemas hemos estado ahí para ganar", explicó el técnico del equipo malagueño al final del choque.

Katsikaris admitió que debían haber hecho "muchas más cosas bien" para poder superar a un rival que se encuentra "en su mejor momento de la temporada". "Los que han jugado han hecho un esfuerzo al límite, aunque no es suficiente y hay que sufrir más", añadió el griego antes de recalcar que es "optimista" de cara a levantar la delicada situación en la que se encuentra su equipo.

"Creo en mi trabajo y en este grupo. Es complicado porque cuando pierdes no hay confianza y hay mucha presión en la ciudad porque es un club con exigencia. Es otro reto porque no es la primera vez que me pasa algo así. Voy a hacer lo que pueda y soy optimista para sacar adelante", incidió el extécnico del Bilbao Basket, quien recordó con cariño su etapa en Miribilla.