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NBA | PELICANS 108 - CAVALIERS 104

Ricky Rubio, del cielo al infierno

Lesión de rodilla, con una pinta horrible, del base español casi al final de un partido en el que había empezado a un nivel estelar. Se fue sin apoyar la pierna y ayudado por sus compañeros.

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Ricky Rubio, del cielo al infierno

Cualquier noche asoma la gloria, cualquier noche asoma el desastre. Ambos, como amantes crueles, maridan muchas veces en los mismos partidos, separados por instantes, por jugadas. Es la ley del deporte, es la vida de los deportistas y es una cruda máxima que se cerró sobre Ricky Rubio, y su excepcional temporada en Cleveland, en un partido que empezó siendo una fiesta para los Cavs y acabó en pesadilla. Derrota extraña (108-104) tras recibir una de esas remontadas que ellos se habían acostumbrado a protagonizar, y lesión de rodilla de Ricky. Aparentemente grave. Crucemos los dedos.

Ricky Rubio, del cielo al infierno

A falta de 2:20 para el final, y cuando los Pelicans ya habían completado una remontada que parecía imposible minutos antes, Ricky cayó cerca de la línea de personal cuando driblaba a Devonte’ Graham, que le hizo falta. El base español se resbaló y su rodilla izquierda se torció en una postura muy fea en plena caída. Se fue sin apoyar la pierna, sin poner ningún peso sobre el pie izquierdo, con claros gestos de dolor y ayudado por sus compañeros. Hay que esperar, pero un percance grave sería un golpe terrible para un Ricky que había recuperado la alegría en los Cavs después de los traspasos, el extraño regreso a Minnesota y las dudas sobre su futuro. Asentado en su inesperada nueva casa y con una sonrisa de oreja a oreja, promediaba 12,7 puntos y 6,5 asistencias y estaba siendo una de las piezas clave, tanto dentro de la pista como en el vestuario, en la monumental temporada de los Cavs. Ricky (31 años) está en el último año del contrato de tres que firmó con los Suns (51 millones, 17,8 este curso) y será agente libre el próximo verano.

La gloria y el desastre. Titular por la ausencia de Darius Garland (en los protocolos COVID que están azotando a base de bien, como a tantos otros, a los Cavs), Ricky estaba jugando un partido fabuloso (27 puntos, 13 rebotes 9 asistencias) aunque estaba colapsando como el resto de sus compañeros, absorbidos como si la pista del Smoothie King Center fuera un agujero negro. El partido había empezado con fiesta para los Cavs, que llegaron a ganar por 23 (14-37) en un primer cuarto que cerraron 20-39. Ricky anotó los siete primeros puntos del partido y 10 de los 15 primeros de los Cavs. Luego Kevin Love (acabó con 24 puntos y 7 triples) anotó tres triples seguidos y puso un 8-27 para los Cavs, que bailaban a su rival en el primer partido en el que Love y Ricky eran titulares juntos desde el 16 de abril de 2104, en Minnesota. Cosas de la pandemia (Jarrett Allen y Garland no estaban)… y de la vida.

Evan Mobley, el gran aspirante a Rookie del Año que volvía tras su paso por los protocolos, llegó a Nueva Orleans a mediodía y jugó (22 puntos, 7 rebotes) contra unos Pelicans sin Brandon Ingram ni Jason Hart y sacudidos a base de bien en el primer cuarto… pero que acabaron ganando. Hizo falta un pequeño milagro: Garrett Templet metió cinco triples en el último cuarto (acabó con 17 puntos), cuatro en cuatro minutos y se pasó del 83-95 a ocho minutos del final al 102-97, ya sin Ricky. El laberinto para los Cavs fue total: solo sumaron tres tiros libres en siete minutos, y aunque acabaron con dos triples de Kevin Love, la victoria voló con la sangre fría final de Graham (18+5+5) y Jonas Valanciunas (15+10). Los Pelicans, en su mejor momento de la temporada, están 13-22. Al menos y sin rastro de Zion Williamson, van asomando la cabeza. Esta vez con muy poca producción de Willy Hernangómez, que no anotó y capturó 3 rebotes en 6 minutos.

Los Cavs quedan en 20-14. Pero la derrota fue lo de menos, esta vez: todo queda pendiente de las pruebas a la rodilla izquierda de Ricky Rubio. A falta de más noticias, malos augurios que reconoció un afectado Kevin Love: "Su temporada está siendo increíble, es el flujo sanguíneo del equipo. Si tengo que destacar a un solo jugador, sería él. Es muy duro. Obviamente, todavía no sabemos nada definitivo. Le harán pruebas, mirarán todo... En situaciones así nos queda rezar. Estamos devastados por él. En este equipo estamos tan unidos, que es como si cayera un miembro de tu familia. Nos duele a todos. Duele que se lesione cualquiera, pero todavía más alguien como Ricky, que nos da tanto en tantos sentidos". Y es que si una lesión grave siempre es cruel, claro, con Ricky parece que ahora lo sería especialmente, justo en este momento. Pero así es el deporte, gloria y desastre. Toca esperar, y cruzar los dedos.