Las lesiones y los positivos por coronavirus están castigando al Real Madrid en este mes de diciembre. El último en caer ha sido Rudy Fernández, que se torció la rodilla derecha el domingo en Murcia después de lanzar un triple y golpearse en el gemelo y, unos minutos después, sufrió un pinchazo muscular en la parte posterior de la misma pierna, pero un poco más arriba, en los isquiotibiales, en pleno contraataque. Lo que parecía una rotura muscular, o al menos una microrrotura, se puede quedar en mucho menos, en solo una sobrecarga, así lo ha explicado el jugador en las redes sociales, en Instagram: “Contento de la prueba realizada esta mañana. Ha sido una sobrecarga en el isquio debido al golpe que recibí en el gemelo al principio del partido. El plan es ir día a día para intentar estar el próximo jueves”.

El objetivo es que puede jugar ante el CSKA de Moscú este jueves 23 a las 20:45 horas, en uno de los grandes duelos de la historia de la Copa de Europa, que servirá para completar la primera vuelta de la Euroliga, donde el equipo blanco es segundo a una victoria del líder, el Barça, y tres por encima del equipo ruso, que marcha séptimo.

La presencia de Rudy sería importante, porque sin él el Madrid solo tendría cuatro jugadores exteriores disponibles (Williams-Goss, Llull, Taylor y Hanga) más el base júnior Juan Núñez para tres puestos. Una exigencia muy grande que aumenta a su vez el riesgo de una nueva lesión.

Heurtel y Causeur, positivos por coronavirus, son bajas seguras ante el CSKA y Alocén, en principio, también, tras recaer el domingo en Murcia de sus problemas en un pie. Abalde apura su recuperación tras sufrir una rotura muscular y resulta difícil que llegue a tiempo. Por dentro, el Madrid sigue sin Thompkins, pero cuenta con Yabusele, Randolph, Poirier y Tavares, más el canterano Vukcevic, que se ha quedado fuera de la rotación en los últimos partidos.