NBA | CAVALIERS 108 - JAZZ 109

Los heróicos Cavs de Ricky se quedan al borde de la machada

Los Cavs remontaron e igualaron el duelo en el último cuarto, pero Garland, excelso, falló el triple de la victoria. Ricky, con 15 puntos, cuaja una buena actuación.

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El futuro de Ricky Rubio va a ir ligado inexorablemente a cómo estén los Cavs cuando llegue el momento de tomar decisiones para la franquicia. Ahí va a estar la clave para un jugador que está en el prime de su carrera, en un momento de forma y de conocimiento del baloncesto absolutamente supremo y que se ha ganado, con todo merecimiento, el respeto y la admiración de la comunidad NBA. El equipo de Ohio, 13-11 tras la derrota ante los Jazz, llegaba al duelo en Cleveland como sexto clasificado de la Conferencia Este. Ahí estará la clave: si en la primera semana de febrero, los Cavs están en faena, quedarse con Ricky hasta final de año para seguir funcionando podría ser un acierto. E incluso así, podría ser más responsable traspasarle, adelantándose a lo que va a pasar unos meses después, cuando el base sea agente libre y ya tenga en el bolsillo los casi 18 millones de su último contrato. Pero lo que es seguro, es que si la deriva de la franquicia es negativa y las opciones de disputar playoffs se esfuman, sacar algo de provecho del traspaso de Ricky sería una probabilidad casi convertida en certeza.

Es posible que lo más inteligente, desde el punto de vista de la directiva, sea traspasar a Ricky sí o sí. Tiene 31 años, va a pedir un último buen contrato cuando se vea en la posición de renovar y podrían sacar algo bueno por él. También, incluso, sería bueno para el base español, que podría acabar, con cierta suerte, en un equipo aspirante que le de la oportunidad de optar a un anillo que siempre ha sido esquivo en su impresionante carrera. Pero, desde el punto de vista emocional, ver a estos Cavs, la idiosincrasia que tienen y lo bien que juegan, hace que haya dudas sobre este movimiento si el equipo tiene un buen récord. Ricky ha cuadrado perfectamente en la entidad, ha aceptado el rol de suplente (ha disputado 654 partidos en la NBA y 598 han sido como titular), tiene una comunicación más que fluida con su entrenador, J. B. Bickerstaff, y es el líder y la voz de un vestuario joven que lidera dentro y fuera de la pista. Porque, no nos vayamos a engañar: estos Cavs molan. Y mucho.

Ante los Jazz, el toma y daca constante fue al final: el equipo de Salt Lake Ciry dominó siempre el duelo de una forma muy típica en la NBA. Siempre en torno a los 10 puntos de ventaja, sin dejar que el rival se acerque y con la canasta adecuada en el momento preciso para minar la moral de su rival. Pero como estos Cavaliers no dan nada por perdido, el inicio del último cuarto pasó por delante de Quin Snyder y de sus jugadores de una forma fulgurante y sin que nada, ni siquiera los tiempos muertos, lo pudiera parar. Los Jazz entraron al último cuarto con 9 puntos de ventaja, que fueron 12 cuando un triple de Jordan Clarkson dejaba el marcador en 82-94 y 15 con otro más de Mike Conley. Tras esto, la revolución: mate de Markkanen, triple desde la esquina de Okoro y otro más, con Conley encima, de Ricky Rubio. Un robo resuelto con mate en transición de Cedi Osman ponía el miedo en el cuerpo de los Jazz y despertaba la ilusión en los Cavs. Tiempo muerto, triple de Osman, canasta de Ricky y vuelta a la parrilla de salida con un nuevo tiempo muerto que de nada sirvió: 97-97 y a volar. Partido nuevo con algo más de 8 minutos para el final. Diversión asegurada.

A partir de ahí, la historia fue la de un final igualado resuelto por matices. Una canasta de un espectacular Darius Garland ponía el 108-109 definitivo, cuando todavía quedaban casi 90 segundos para el final. Nadie concretó y un tiempo muerto de los Cavs les daba balón para la victoria. Pero no hubo suerte: Garland, tocado por una varita, fallaba el triple decisivo y nadie concretaba con un rebote caprichoso. Los Jazz se llevaban la victoria de forma absolutamente merecida, pero el suspiro de alivio de Mitchell antes de abrazar a su excompañero y amigo Ricky daba buena muestra del sufrimiento al que se ha visto sometido el tercer mejor equipo de la Conferencia Oeste (16-7). Claramente por delante, por cierto, de la vorágine de candidatos a playoffs que viven en constante presión. Y por detrás de Warriors y Suns, que comandan la competición (19-4, idéntico récord para ambos) con puño de hierro.

Ricky Rubio cuajó una buena actuación: 15 puntos, 4 rebotes y 2 asistencias en casi 31 minutos, jugando todos los de la fase final de un partido ajustado y taquicárdico, pero disfrutón a partes iguales. El héroe, eso sí, fue Garland, con 31 puntos, 4 rebotes, 5 asistencias y 4 robos. 14+12+3 para Evan Mobley, 17+10+2+2+2 para Jarret Allen y 11+5+4 para Cedi Osman fueron algunas de las mejores actuaciones del choque. Pero el mejor, como suele pasar, estuvo en el equipo rival: 35 puntos y 6 asistencias para Donovan Mitchell, el mejor de su equipo y el único que mantuvo la cabeza fría cuando los Cavaliers amenazaban con remontar y destrozar definitivamente el partido. Rudy Gobert se quedó en 6 puntos, pero atrapó 20 rebotes y puso 5 tapones. Y los Jazz anotaron 20 triples (en 48 intentos), aunque perdieron 17 balones, algo que les penalizó en demasía en los minutos finales, cuando perdieron toda su ventaja y se vieron con el agua al cuello. Al final, un partido más, una victoria más y una derrota más. En el baloncesto no hay empates, por lo que la historia siempre acaba con ese resultado. Lo que no sabemos es cómo acabará el futuro de Ricky. De momento, está en un lugar en el que se está saliendo. El resto, ya lo veremos.