Inglis, el pívot que trata de imitar la pasión de Antetokounmpo

Inglis es un tipo extrovertido, con una sonrisa en su rostro permanente dibujada, y con ganas de implicarse en los proyectos de los que forma parte. "Quiero aprender español, en dos meses espero hablarlo bien", se suela con un castellano que maneja como puede el 'cuatro' de la Guayana francesa. Viene al Bilbao Basket para sustituir a Miniotas. A sus 26 años, acumula 10 equipos. "¿Tantos? No llevaba la cuenta, bueno no pasa nada...", se sorprende. Y tiene personalidad. Cuando se le pide una comparación con alguien de la ACB, descarta a todos, incluido su compatriota Yabusele, que está explotando en la competición siendo debutante. "Es un gran jugador, pero tenemos perfiles distintos. Él es más anotador, yo soy más de equipo, no trato de compararme con nadie, quiero hacerme mi propio nombre, como jugador agresivo en defensa y que sea la voz de mis compañeros en ataque", sostiene.

En uno de esos equipos que forman parte de su currículo coincidió con Antetokounmpo, una de las grandes estrellas mundiales y pilar del reciente anillo de la NBA en los Bucks. ""Mi convivencia con él me sirvió para mejorar personalmente. Lo que más me aportó es entender que el trabajo es lo importante, tienes que hacerlo lo más duro posible y tratar de que con tu ejemplo, los demás te sigan. Si eres el que más das, te van a seguir. Eso aprendí y es parte de mi ADN". Tras el paso por el Mónaco, decidió que la etapa en su país estaba acabada y esperó una oferta. "La ACB es la mejor Liga de Europa. Todo el mundo conoce al Bilbao Basket, tiene un nombre en Europa. Cuando recibí su llamada, era la opción que estaba esperando". Rousselle, capitán de los 'hombres de negro' terminó por convencerle. Se va a encontrar con él y con Bigote para formar el trío galo de Miribilla.

Su primera rotación en el estreno el pasado sábado en La Fonteta fue espectacular. Es un buen reboteador, gran conocedor del juego y destaca por la toma de decisiones en la pista. Tiene juego en el poste bajo y su déficit está en los tiros abiertos. Ha firmado hasta final de temporada, sin cláusula de renovación por parte del club. Esa que sí tiene el alero Khyri Thomas, que aterriza el domingo en Euskadi.

Las aguas parecen bajar revueltas con Goudelock. El norteamericano ha salido a las redes sociales a precisar que solo tiene para dos semanas de baja, tratando de desmentir teorías externas sobre que estará lesionado más tiempo. En la prensa especializada vizcaína nadie ha sostenido tal cosa, al contrario, la misma se ha hecho eco de las cuatro o seis semanas que podría frenarle la rotura parcial de un tendón. No es una dolencia grave, pero sí molesta. La llegada de Thomas parece haberle puesto nervioso y si este lo hace bien no se descarta que coja el puesto de la Mini-Mamba, una pieza estelar pero que no acaba de encajar en el puzle de Mumbrú. Al fin y al cabo, si solo tuviera para dos semanas ¿por qué se ficha a un relevo si encima hay un parón liguero? La economía del Bilbao Basket no está para ese tipo de lujos. O tiene para más tiempo o se acerca su salida. No hay otra.