HALL OF FAME FEB/AS

Sabonis: "De no haber venido a España, no conocería la siesta, el jamón..."

El lituano, uno de los mejores pívots de la historia, se mostró muy feliz en Sevilla por formar parte de “la gran familia del baloncesto español”.

Sevilla
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"Estoy muy orgulloso de estar con esta gran familia del baloncesto español. Jugué seis años aquí, primero en el Valladolid y después en el Real Madrid, donde pasé los mejores momentos de mi vida deportiva". Son palabras de Arvydas Sabonis (Kaunas, 1964), un gigante en Sevilla, y no solo por sus 221 centímetros, en la gala del Hall of Fame del baloncesto español. Un reconocimiento que lo eleva como el primer, no podía ser de otra manera, representante del baloncesto internacional en nuestro Salón de la Fama.

Sabas ya tiene su particular hat trick: entró en el Hall of Fame de la FIBA en 2010, y un año después en el de Spring­field, el norteamericano, donde fue el más alto en ingresar hasta que llegó Ralph Sampson con su 2,24. Ahora está también en el de la FEB, un reconocimiento especial por su longevo y conocido vínculo con España y nuestro baloncesto: "Me quiero acordar del presidente del Valladolid, Gonzalo Gonzalo. Fue el único sin miedo de ficharme después de mi lesión. Sin él no sabría que es la siesta, el jamón, el chiringuito...".

Las viejas batallas en las canchas de Europa y la NBA (donde llegó como un novato de 30 años en 1995), las lesiones que lastraron una carrera en todo caso apoteósica y los títulos amasados con sus clubes, y las selecciones de la Unión Soviética y Lituania (uno oro y dos bronces olímpicos en primer plano) componen la imagen panorámica de la tremenda historia de un jugador único, un pívot enorme que pasaba como un base y tiraba como un alero, primero de físico imparable y luego, ya mermado (tendón de Aquiles, rodillas…), de mente maravillosa.

Bill Walton, otro histórico pívot reconocido por sus excelentes manos para pasar, decía de él que era "un Larry Bird de 2,21". Bird, el inolvidable paleto de French Lick, era de hecho su jugador favorito en la NBA, lo que le convirtió de facto en aficionado de los Celtics aunque hizo su carrera allí, y tuvo su gran oportunidad de ser campeón en 2000, en Oregón con Portland Trail Blazers. Allí, al otro lado del Atlántico, es recordado como una leyenda, igual que en todos los lugares por lo que pasó en su etapa como jugador (1981-2004). Lo deja muy claro el gobierno de Lituania en la web oficial de su oficina de turismo: "Los lituanos no pueden entender el baloncesto sin Sabonis del mismo modo que no pueden entender la vida sin el baloncesto".