Una revolución que no se detiene
En La Laguna cambiaron todo hace dos años para llegar a la élite nacional. El Lenovo Tenerife todavía no conoce su techo. La temporada pasada, en liga regular, 27 victorias y 9 derrotas.
Ni que estuvieran hechos el uno para el otro, tan bien les ha ido siempre juntos, Txus Vidorreta y el Lenovo Tenerife unieron de nuevo sus caminos hace tres veranos tras una lustrosa etapa anterior juntos, dos históricas temporadas en las que la formación lagunera consiguió alzarse con el título de la Basketball Champions League. Tras el paréntesis valenciano del entrenador vasco, el propio Vidorreta y Aniano Cabrera iniciaron una revolución que ha llevado al club aurinegro a asentarse con todos los honores entre la élite de la ACB.
Aquel curso 2018-19, el Canarias acabó en la 10ª posición con un balance quizás decepcionante de 15-17, lo que motivó un terremoto en los despachos del pabellón Santiago Martín. Así, de cara al siguiente, cambió todo el equipo, casi de manera literal, pues el único jugador que se quedó en la plantilla fue Gielo, inédito el año anterior por una grave lesión de rodilla. Con la llegada de pilares como Shermadini o Salin comenzaron a sentarse las bases del asalto a los cielos del equipo tinerfeño, que bien pudo celebrarse la temporada pasada con Marcelinho Huertas al timón, perfecta horma del enorme zapato del propio Gio Shermadini.
Cabrera y Vidorreta supieron además añadir los exactos retoques para un equipo que, a medida que avanzaba la temporada, comenzó a creérselo de verdad. Pese al sideral rendimiento de Huertas, un Bejamin Button a la brasileña de 38 años, Fitipaldo, que también continúa, demostró ser un base que iba mucho más allá de ser el simple recambio del timón del equipo. Igualmente, para convertir su atalaya en un pico absolutamente inexpugnable, justo MVP del curso, Shermadini estuvo todavía más acorazado con otro gigante como Guerra así como con Sulejmanovic o Doornekamp, jugador fetiche para Vidorreta, lo mismo da en La Laguna que en Valencia.
Refuerzos. Para la temporada que está a punto de empezar toca reconstruir de nuevo, pero a medias, ni que fuera apenas un obstáculo de tantos que lleva saltando el Lenovo Tenerife desde que iniciara su particular revolución hace tres años. Continúan imprescindibles como Fitipaldo, Huertas, Salin, Shermadini, Guerra, ya internacional en las Ventanas, o Sulejmanovic, mas tocará lamentar la baja del multiusos Cavanaugh. Con poco tiempo para ello, los despachos aurinegros, bajo la batuta del maestro Cabrera, se pusieron rápidamente manos a la obra para reforzar el juego interior con Kyle Wiltjer, ex del Unicaja, o Sean Smith, mientras que Dejan Todorovic y Joan Sastre le dan solera a un juego exterior donde siempre acaba teniendo protagonista un pibe de la casa como Sergio Rodríguez, tan polivalente siempre.
El listón no puede estar más alto, forzándole el desempate al Barça, campeón de la ACB, en semifinales, cuartofinalista en la BCL y semifinalista en la Copa del Rey por primera vez en su historia. De un tiempo a esta parte, apenas tres años, el Lenovo Tenerife se asentó con luz propia entre la élite del basket patrio. La temporada pasada, en liga regular, 27 victorias y 9 derrotas, únicamente superado por Barça y Madrid. Para seguir con ella, nada mejor que continuar con su particular revolución.