El tiro exterior azulgrana ajusticia al Limoges

No tuvo ningún problema el Barça en deshacerse del Limoges (83-47) en un partido donde fue claramente superior ya desde los primeros minutos. Los azulgranas fulminaron a su rival desde el perímetro, donde Mirotic y Abrines no tuvieron ningún problema para anotar recurrentemente de tres. Una muestra de la enorme calidad y potencial de los de Jasikevicius, candidatos a todos los títulos. Más complicado lo tuvieron por dentro, donde se notó que aún faltan partidos para que encajen todas las piezas que maneja el técnico lituano. Nada grave, para eso sirven los partidos de pretemporada, y que confirma que este va a ser un equipo muy difícil de batir en cuanto los jugadores interioricen los automatismos. El acierto, la intensidad y el espíritu competitivo siguen intactos.

La diferencia de potencial entre Barça y Limoges quedó patente desde el primer instante, incluso antes de que arrancara el partido, tanto por los nombres de los jugadores como por la altura de los mismos. No se podría pretender que los franceses pelearan el partido al campeón de Liga y Copa y finalista de Euroliga, sobre todo cuando el Barça no salió precisamente a pasear. Defensa alta, intensidad y competitividad por parte azulgrana que, con Laprovittola de director de orquesta, se puso rápidamente 12-2. Mientras que Limoges tuvo muchos problemas para anotar, el Barça fue devastador desde el exterior. Cinco triples de cinco jugadores distintos en los primeros minutos, en los que doblaron la puntuación de su rival (24-12).

Con Jokubaitis en pista, acompañado de Calathes, el Barça siguió sin sumar puntos desde la pintura y permitió un poco más a su rival. Alguna canasta fácil del Limoges, fruto sobre todo de desajustes defensivos del equipo de Jasikevicius. Badji gozó de pocos minutos, no estuvo Oriola por problemas físicos, y entre Davies y Mirotic empezaron los azulgranas también a sumar por dentro (43-21). Y, para regocijo del Barça y desgracia del Limoges, Mirotic se mostró ya a un nivel muy alto. Con una superioridad insultante desde fuera, donde los defensores del Limoges ni siquiera fueron capaces de incomodarle en los tiros de tres. Ambos equipos perdieron más balones de lo habitual, propio de la pretemporada, pero a Jasikevicius no le hizo ninguna gracia. Y tras el parón Abrines acabó de ponerle la puntilla a los franceses. Tres triples seguidos del mallorquín, que situó el marcador en un sonrojante (59-25). Aumentó la intensidad defensiva el Limoges, a la vez que el Barça se relajó, maquillando el resultado con un parcial de 0-9.

Los minutos finales siguieron la misma dinámica que el partido, con un festival de triples azulgranas (anotaron hasta diez jugadores distintos) y con un Limoges tan voluntarioso como poco efectivo. Entraron los más jóvenes en un quinteto donde Jokubaitis (20 años) fue el único jugador del primer equipo.