AMISTOSO DE LA SELECCIÓN ESPAÑOLA
Oh là là Ricky
El base de El Masnou saca la varita y, con un final de partido mágico, una exhibición de MVP, desquicia a Francia y firma la victoria de la Selección en París (79-87).
Ya sabemos desde aquel verano de 2012 en Bercy, cuando Gelabale y Rudy fueron expulsados, que contra Francia en París no hay partidos amistosos. Tampoco lo fue el de este sábado y, tal vez por eso, valga más la victoria de España contra Francia en plena ruta hacia Tokio. Porque el partido cogió un tono competitivo altísimo en el segundo tiempo, con Francia picadísima. Y ahí, cuando más caliente estaba el partido, apareció Ricky Rubio, que hizo su magia y condujo a España a la victoria con un recital de fundamentos y de talento memorable. Ricky nos trasladó a todos a septiembre de 2019, cuando fue un jugador de baloncesto iluminado en China que guio a la Selección al título mundial. Penetraciones, triples, tiros a una mano, pulso en los tiros libres... Conocimiento del juego, pulso en la ejecución. Un festival memorable que Bercy tuvo que terminar por reconocer. La victoria de España (79-87), con un clínic del base de El Masnou pero con muchas más buenas noticias, sirvió en parte para quitar el mal sabor de boca de la lesión de Juancho pero, sobre todo, para desatar las expectativas con vistas a los Juegos. Con un Ricky en ese modo, y con ese séquito de superclases que se van a poner a su servicio, se puede soñar con todo.
La primera incógnita quedó resuelta en el quinteto inicial. Sin ser Juancho, Alberto Abalde tiene todas las papeletas para asumir, en parte, su rol. Sin tanta altura ni envergadura, sigue siendo un jugador muy versátil capaz de mantener el nivel físico. Jugador por jugador para no tocar muchas cosas, porque Scariolo ya tenía un modo de jugar en la cabeza y eso no variará. Eso sí, el maestro de Brescia multiplicó las variables durante el partido y repartió minutos y parejas interiores (Marc-Claver, Marc-Oriola, Willy-Garuba).
Resuelto (o no) el primer punto de interés del partido, pronto tuvimos noticias de que, pese a que en Francia regresaban Gobert y Batum y les bleus empezaron lanzados (17-8), con Fall dominando fugazmente la pintura, la Selección iba a competir. El Chacho apareció en Bercy como se marchó de Málaga. Iluminado, lideró un parcial de 3-15 que permitió a España marcharse ya en ventaja en el final del primer cuarto (20-23). El testigo del canario lo cogió Willy al inicio del segundo cuarto. Sin miedo de Gobert ni Poirier, ha aparecido en esta concentración como un jugador más consolidado que, además, ahora tiene una misión: partir la medalla con su hermano. A Francia también le sorprendió la aparición de Darío Brizuela que, descarado, sabe que se juega una plaza olímpica con Oriola y López-Arostegui y jugó sin complejos, en minutos menos problemáticos. En una rápida descarga, hizo ocho puntos y, con la colaboración de Ricky, elevó la diferencia a los nueve puntos al descanso (36-45), si bien la máxima había sido de diez (33-43).
Hubo premio para Brizuela en el inicio del tercer cuarto. Titular. Tal vez, un mensaje para navegantes, Abrines entre ellos. Francia apretó los dientes y subió el nivel de dureza. Complicó mucho la anotación de España en el tercer cuarto y recibió unas ayudas arbitrales que resultaron escandalosas para ser un partido amistoso. Scariolo 'pasó' del mensaje y hasta hizo jugar a Alocén para ir metiéndolo en situaciones de estrés y con un ambiente potente en contra, que el Eurobasket de 2022 está cerca. Lógicamente, el partido se apretó, Ntilikina y Gobert, que hizo daño a los interiores, subieron las revoluciones y el tercer cuarto terminó 57-59 y caliente.
Francia se puso por delante en el minuto 33 (64-62) y dio la sensación de que tenía ya el partido cuesta abajo. Entonces, y pese a que Chacho venía de dar una fantástica asistencia a Claver para empatar el partido, Scariolo sacó el AS de la manga. Y Ricky hizo su magia. Monsieur Ricky.