Se cierra el segundo ciclo de Javier Beirán en el Gran Canaria. Seguramente de manera injusta, en cualquier caso privándole de una despedida pública de una afición para la que es un símbolo, impidiendo una despedida que, sin embargo, estaba cantada. Permanecía Beirán sentenciado en el Gran Canaria desde el pasado otoño, cuando fue apartado del primero equipo, de manera unilateral, por su entrenador, Porfirio Fisac, sorprendente decisión, jamás aclarada, que siempre contó con el férreo apoyo de Enrique Moreno, presidente del club, y Willy Villar, el director deportivo. Así, el club hizo oficial hace unos minutos que no seguirá contando con él tras ejercer la cláusula que le permitía cortar el año de contrato que le quedaba.

Ocurre que, para justificar el arrinconamiento de Beirán, símbolo del club y campeón del mundo en 2019, el club se quedó mudo más allá de aquellas sorprendentes declaraciones de Fisac en rueda de prensa. "Entendemos de manera distinta lo que tiene que ser el capitán del Gran Canaria", dijo el entrenador, apenas unos meses en la isla y el club, sobre un jugador que había iniciado su sexta temporada, en dos fecundas etapas, en el Herbalife. Lazos familiares a un lado.

Sentenciado desde entonces, el club se vio obligado a reintegrar a Beirán a su disciplina tras su vacilante inicio de curso, rumbo enderezado, curiosamente, desde que el alero madrileño volvió a ejercitarse como uno más.

Tampoco es que deportivamente el club quisiera seguir contando con Beirán, quien tuvo que escuchar de boca de su entrenador, según ha podido saber AS, que "había perdido la guerra y la temporada". Pese a ello, el Gran Canaria tuvo que volver a meterlo en la dinámica de su primer equipo, por supuesto como uno más, pues el siguiente paso era verse en los tribunales.

Por muy cantada que estuviera su marcha, la despedida de Beirán deja un sabor agridulce, mas no tapa su excelsa trayectoria en el club. Igualmente, queda privado de despedirse públicamente de despedirse de una afición para la que siempre fue un símbolo, tal era su arraigo en el club y en la Isla, incluso después de sus buenos años en el C.B. Canarias.

Miquel Salvó

Por otro lado, se anunció la llegada de Miquel Salvó. El alero, de 26 años y nacido en Barcelona, llega a la isla procedente del Hereda San Pablo Burgos y firma para las dos próximas temporadas.