Felipe Reyes se despide entre lágrimas: "Me dejé el alma"
El capitán blanco dice adiós en un acto junto a Florentino Pérez, que le ha recordado como uno de sus primeros grandes fichajes y "uno de los mejores españoles de todos los tiempos".
Felipe Reyes ha dicho adiós. En un acto en la Ciudad Deportiva del Real Madrid, acompañado de su familia, amigos, de la plana mayor del club, encabezada por Florentino Pérez, y varios de sus compañeros en el Real Madrid. También acudió Sergio Rodríguez, en un bonito detalle. Este jueves, 17 años después de llegar al club blanco, se ha despedido uno de los jugadores más importantes de la historia del baloncesto español, dejando atrás 10 medallas y 236 internacionalidades, además de 24 títulos (23 con el Madrid y uno con el Estudiantes, la Copa de 2000).
La emoción se apoderó del jugador, al que ya le asomaron algunas lágrimas nada más empezar el acto con el vídeo que le prepararon repasando lo mejor de su carrera. Su mujer le dio la mano, con sus dos hijos al lado viendo todo lo que había logrado su padre. Una vez arriba, en el estrado, agradecimientos a todos los que le han ayudado a llegar hasta aquí, empezando por sus padres. El recuerdo a su progenitor fallecido fue, quizá, el momento más difícil: “Sé que te habría encantado estar aquí”.
Antes, Florentino Pérez agradecía los servicios de un jugador irrepetible, único, y le entregaba la insignia de oro y brillantes de la entidad: “Ha llegado ese día difícil en el que se van a agolpar gran cantidad de recuerdos. Fuiste uno de mis primeros grandes fichajes en el baloncesto. Más allá de triunfos, títulos y conquistas hay algo más especial. Tú has sido uno de los mayores referentes europeos. Qué difícil va a ser para nuestros aficionados no verte en los minutos decisivos dándolo todo por nuestro equipo. Pero tu recuerdo siempre va a estar, porque ya eres parte de la leyenda”.
Con Pablo Laso entre los presentes, así como Rudy Fernández, Usman Garuba, Carlos Alocén y el ya citado Sergio Rodríguez, Florentino recordó lo que ha construido junto a ellos y junto a tantos otros jugadores con los que ha compartido una carrera impresionante: “Todos saben lo que has hecho para que sus sueños y tus sueños se hagan realidad. Has construido un legado para que se levante el mito de este club. Estamos ante uno de los mejores jugadores españoles de todos los tiempos y, por cierto, un ser humano excepcional que espero que tenga pronto el homenaje que se merece con la cancha llena”.
Felipe aguantó un año más para intentar hacer precisamente eso, retirarse delante de un WiZink Center lleno de gente. El club tuvo un detalle con él por los servicios prestados y le renovó por un año más, pero la pandemia no lo ha permitido. Sin embargo, Felipe ha estado sereno, afrontando un momento natural en la vida de cualquier deportista: “¡Qué difícil! Me llega el momento que ningún deportista quiere que llegue. Me voy tras dejarme el alma en la cancha, siento que termina una etapa de mi vida inolvidable. He tenido la suerte de jugar en los dos grandes equipos de mi ciudad y me siento muy orgullos de haber vestido la camiseta de mi país. Mi idilio con el baloncesto empezó con 10 años, cuando me llamaron del Estudiantes para un amistoso en las canchas del internado. Eso cambió mi vida. Debuté en la ACB en 1998 y han pasado 23 años, pero mi pasión por el baloncesto sigue intacta. Mi cabeza y mi cuerpo me dicen que aún puedo dar un poco más, pero creo que ha llegado el momento de poner el punto final. El baloncesto va a seguir en mi vida, pero la prioridad absoluta será ahora mi familia. El baloncesto me ha dado al amor de mi vida, mi mujer, Kirenia (Cabrera), que nunca me ha fallado y a la que doy las gracias por la familia tan maravillosa que tengo”.
A partir de ahora sus “esfuerzos se centrarán” en sus seres más queridos, a los que ha agradecido su apoyo y que le hayan aguantado “en los malos y los buenos momentos”. Y también ha agradecido al presidente que en aquel lejano 2004 hiciese realidad su fichaje por el Madrid, “el mejor equipo del mundo y la mejor decisión profesional" de su vida.
"He cumplido con creces mis sueños"
Después del bonito homenaje tributado por el club, Felipe Reyes atendió, en una rueda de prensa telemática, a los medios de comunicación, a los que agradeció el trato recibido en estas más de dos décadas. Juan Carlos Sánchez, el director del baloncesto merengue, le introdujo así: “Fe, sacrificio y espíritu de lucha, que sentaron las bases del Madrid ganador. Se va uno de los pocos elegidos, siempre tendrás abiertas las puertas de tu casa, del Real Madrid”.
Felipe Reyes se retira después de 17 temporadas de blanco, 16 como capitán. “Nunca pensé que estaría tanto tiempo vistiendo esta camiseta. Espero haber dado ejemplo, me voy satisfecho”. El baloncesto le ha recompensado con “muchas alegrías, pero lo más importante es la familia”. “Pensé que hoy sería un día en el que no me iba a emocionar tanto, porque mi retirada la tenía muy asumida desde hace tiempo. Pero ves a tu familia, amigos, compañeros y… es inevitable”.
Le ha faltado el colofón, haberse despedido ante la afición, aunque el club ya ha dicho que ese día llegará. El pívot, sin embargo, reconoce que cuando escuchó corear su nombre a la grada en el primer partido de la final ante el Barça (estaba en la cama viéndolo por televisión tras su positivo por coronavirus) se emocionó: “Casi se me saltan las lágrimas”.
Atrás queda una pila gigante de momentos especiales en las canchas y fuera de ellas durante 23 años: “Recuerdo como nos uníamos después de las derrotas, por ejemplo, tras caer con el Panathinaikos en el primer partido del playoff de la Euroliga en 2018, cómo nos juntamos en el hotel e hicimos equipo y piña para remontar la eliminatoria (y ganar la Décima). La semifinal ante Argentina en el Mundial 2006, la lesión de Pau Gasol y lo que vivimos en el hotel esa noche, las concentraciones con la Selección metiéndonos los unos con los otros para echarnos unas risas, las partidas de cartas... Me viene a la cabeza el recuerdo de la villa olímpica en 2008, cuando hacíamos ir a Ricky Rubio al McDonald’s para alimentarnos bien… Noches muy divertidas donde hemos disfrutado muchísimo, en las que se crea una química que se plasma en la cancha. También en el Madrid, con compañeros fantásticos de diferentes culturas y países que me han ayudado mucho. Han sido 16 años como capitán muy fáciles de llevar. No me olvido tampoco del carrito del pescado, la gente que no se ve pero que trabaja para que estemos bien todo el año. ¿A quién no le gustaría ir a trabajar en un ambiente como el que he tenido en el Madrid?”.
Felipe se acuerda de compañeros y de rivales, ¿el más emblemático? “He tenido muchísimos, mi carrera ha sido tan larga en la ACB que muchos de ellos se fueron a la NBA o a otras Ligas. Pero recuerdo mis enfrentamientos con Luis Scola, había mucha rivalidad, queríamos lo mejor para nuestros equipos, pero siempre respetándonos y con compañerismo. También la rivalidad con mis compañeros de los júniors de oro en categorías inferiores antes de que fuéramos amigos”.
Un adiós en el que ha sentido el respeto de todos sus rivales, también de las aficiones, con un detalle que le llegó al corazón en la Copa de Málaga de febrero de 2020, justo antes de que estallara la pandemia y que fue la última con público: “Que todas las aficiones me ovacionaran fue un gran orgullo, un momento increíble y muy emotivo. Pienso en eso y me emociono, después de haber sido un rival para muchos de esos equipos. Quiero que la gente se quede con que he sido un luchador, que me recuerden como una persona humilde y trabajadora, solo con eso soy feliz. El cariño y el respeto de los aficionados, eso me llevo”.
Le gustaría continuar ligado al baloncesto y enseñar a los más jóvenes: “Me encantaría seguir aportando mi granito de arena, me llama muchísimo esa idea. El Real Madrid es mi casa, siento pasión por este club y no hay nada que me hiciera más feliz que poder trabajar aquí con los jóvenes, pero no es el momento de hablar de eso. La temporada pasada iba a ser la última, pero gracias al Madrid y a Juan Carlos Sánchez he podido seguir otro año. Quería despedirme de los aficionados, pero por el coronavirus no he podido. Espero que en un momento cercano pueda hacerlo”.
Una retirada que no tenía ya vuelta atrás: “Mentalmente estaba saturado y necesitaba darle prioridad a la familia”. Tampoco se planteó postergar el adiós para seguir jugando en otro equipo y alargar así la era de los júniors de oro que toca a su fin. Solo Pau Gasol y Carlos Cabezas se mantienen en activo: “Se acerca el final, ese día debía llegar. Hemos disfrutado del baloncesto muchos años al máximo nivel. Pensaba retirarme con 35 y tengo 41, y he podido hacerlo en el club de mi vida después de 17 temporadas. He cumplido con creces mis sueños”.