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Finalizado

LIGA ENDESA | 37ª JORNADA

El Movistar Estudiantes pierde y está a un paso de la LEB Oro

El conjunto colegial cae con orgullo frente al Hereda San Pablo Burgos. Dejará la Liga Endesa si el Bilbao gana el domingo al Joventut de Badalona.

Aleksa Avramovic lanza ante la defensa de Kravic y la mirada de Rivero en el partido entre el Movistar Estudiantes y el Hereda San Pablo Burgos.
Aleksa Avramovic lanza ante la defensa de Kravic y la mirada de Rivero en el partido entre el Movistar Estudiantes y el Hereda San Pablo Burgos.ACB Photo

Con el agua al cuello. Entre la espada y la pared. Pendiente de un hilo. Cualquiera de las tres opciones les vale si alguien les pregunta cuál es la situación del Movistar Estudiantes tras el partido de este viernes en el WiZink Center ante el Hereda San Pablo Burgos. Cualquiera. No fallarán. Porque los colegiales cayeron (82-88) y se encuentran a un paso del abismo: si el Retabet Bilbao Basket gana el domingo en Miribilla, su casa, al Joventut, bajarán a la LEB Oro. Abandonarían la élite del baloncesto español por primera vez desde 1957 para un total de 65 temporadas entre Liga Nacional y ACB. Y tras rozar el descenso en dos ocasiones: en 2012 y en 2016, se mantuvieron en la Liga Endesa por la imposibilidad de los clubes de LEB Oro de hacer frente al canon de ascenso.

RESUMEN

82 - Movistar Estudiantes (18+25+17+22): Cvetkovic (3), Avramovic (18), Vicedo (-), Delgado (16) y Brown (5) -quinteto titular-, Solá (9), Domínguez (4), Sakic (19) y Arroyo Varela (8)

88 - Hereda San Pablo Burgos (30+17+20+21): Cook (6), McFadden (24), Rabaseda (7), Rivero (14) y Kravic (13) -cinco inicial-, Renfroe (6), Salvó (-), Benite (11), Horton (2), Sakho (-) y Salash (5).

Árbitros: Emilio Pérez Pizarro, Javier Torres y Rubén Sánchez Mohedas. Eliminaron por faltas a Alec Brown

Incidencias: Partido de la jornada 37 de la Liga Endesa disputado a puerta cerrada en el WiZink Center de Madrid. Se guardó un minuto de silencio por el que fuera médico y jugador del Movistar Estudiantes Juan Ángel García Reneses, recientemente fallecido.

Un drama para una institución histórica que lleva una década bailando sobre un alambre muy resbaladizo. Desde 2011, el Estu solo ha ganado el 36,6% de sus partidos (balance 133-230), ha visto pasar diez entrenadores diferentes y cinco directores deportivos. En diez años no ha pisado el playoff (es el peor registro de la actual Liga Endesa) y su mejor puesto en la clasificación ha sido un 11º (2017-18). Solo una clasificación para la Copa por méritos propios y una fase de grupos en la Champions FIBA completan el bagaje de un club que ha ganado tres Copas del Rey, ha sido cuatro veces subcampeón de Liga y arrastra una abultada deuda económica.

Siete jugadores más la cantera

La derrota aunque dolorosa no sorprende. Es la novena consecutiva para un conjunto que se ha deshecho como un azucarillo en este último tramo de temporada por las marchas de Alessandro Gentile (por la COVID) y JJ Barea (porque él lo vale), las lesiones de Edwin Jackson, Édgar Vicedo y John Roberson, y las bajas por el coronavirus de Víctor Arteaga y Nemanja Djurisic para este último capítulo del curso. Cuspinera solo contaba para este trascendental partido con siete jugadores de la primera plantilla más el mermado Vicedo: intetó lo imposible y se merece todos los respetos. El resto hasta completar el acta, jóvenes de la cantera. Un problema que el Burgos supo aprovechar. Por calidad, empuje y necesidad: este triunfo les permite acabar en 6ª posición y evitar al Barça en los cuartos del playoff. Su rival, el Lenovo Tenerife. Peligroso, pero no tanto.

Y ante tanto drama, el orgullo en un escenario a vida o muerte. No hubo rendición hasta la conclusión. Todos se quedaron con el depósito a cero. Algo que no se veía hace tiempo. Hubo pundonor y ganas de comerse cada centímetro de parqué, que es lo único que se le pide a un jugador del Estudiantes, se gane o se pierda. Ni un pero al esfuerzo de los chicos de Jota Cuspinera. Sobre todo, a los canteranos. Rubén Domínguez y Nacho Arroyo cogieron el toro por los cuernos. Primero con miedo y luego sueltos tras las palabras de su entrenador: “Tenéis toda mi confianza. Toda. Ocurra lo que ocurra vamos a estar con vosotros”. Para muestra un botón: la conexión entre ambos para un alley-oop concluido por Domínguez. El tercer cuarto de ambos fue ilusionante con 4 puntos por cabeza. Arroyo, 8 al final.

McFadden, letal

Pero los castellanos no se arrugaron ante tanta arrogancia. Salieron con la quinta marcha, no querían repetir el resbalón de Bilbao. McFadden, el primero. Exhibición del estadounidense en el primer cuarto (12 puntos) para el 18-30 en el marcador. También en el segundo (7). 19 tantos al descanso; 24 al final con un 5/9 desde el triple. Casi nada. Kravic no se quedó atrás de arranque: 10 tantos en sus primeros 8:26 en cancha. Mucha dinamita que los colegiales contestaron con Delgado fuerte en el rebote y tres altos en cancha, el dominicano más Brown y Sakic, para aprovecharse de Rabaseda. Avramovic golpeaba para reducir al 39-40 (min. 18). McFadden, quién si no, enlazaba 5 tantos seguidos para dejar el 43-47 al descanso. Por detrás, pero el Movistar habían detenido el ímpetu visitante: del 80% en el tiro en el primer periodo al 35% en el segundo.

Brown y Delgado daban la primera y única ventaja al Movistar al volver de vestuarios (48-47). Cook, desde el triple, estiraba de nuevo una renta (50-58) que se mantendría así minuto a minuto. Punto arriba, punto abajo. Con los colegiales amagando siempre, pero sin llegar a golpear directamente. La falta de artilleros era el motivo. La aparición de Sakic, muy móvil siempre y rápido en la transición, en el último cuarto con 11 puntos (3/6 desde el triple), dejaba abierta la esperanza a falta de 1:43 y 82-86 en el marcador. Fue en balde. Rota por la mala fortuna y la precipitación, a partes iguales. El croata recibió un tapón de Kravic en un contraataque (aquí la mala suerte) y Cvetkovic falló un triple (aquí la precipitación) después de una pérdida de McFadden. Acciones que habrían puesto en bandeja la décima y la salvación. El Burgos castigó esos errores y deja todo en manos del Joventut. Aunque pinta en bastos, la verdad.