BILBAO BASKET 71-GRAN CANARIA 92
El Gran Canaria castiga sin piedad al Bilbao Basket y ya es octavo
Los 'hombres de negro' volvieron a la acción tras el confinamiento y no tuvieron opción ante un enemigo más poderoso. Costello fue el mejor frente a un equipo que camina hacia la LEB.
El Bilbao Basket regresó a las canchas tras el confinamiento, con la incógnita de si se asomaría al milagro que necesita para la salvación, pero el Gran Canaria no tardó en recordarle lo miserable que es su existencia: 71-92. Con Balvin, su mejor jugador, en casa aplastado por el coronavirus y sus otros dos capitanes fuera de combate (Rousselle en muletas por la operación en el tendón de Aquiles y Rigo de baja todo el año por una grave lesión en la rodilla), el panorama es desolador. Su nuevo fichaje, Totè, no fue activado finalmente, ya que se pudo recuperar de las garras del Covid a Kulboka y Miniotas. El Herbalife no es el mejor invitado a una fiesta en la que intentas resucitar. Ahora mismo juega con enorme confianza y físico, y se ha marcado a fuego pelear con todas sus fuerzas por un playoff que parecía imposible en su pésimo arranque de curso. Ya han escalado a la octava plaza. Costello fue un ciclón. Al menos, los vascos trataron de arreglar algo el desastre en el segundo tiempo, con dignidad, para buscar buenas vibraciones y mantener viva la esperanza, pero de nuevo todo acabó en descalabro. El Estudiantes puede estar más tranquilo desde hoy porque aparentemente su salvación no peligra.
El 8-2 de salida era un espejismo. Solo hasta ahí duró la cuerda del vicecolista. A los cinco minutos de juego, Okoye a la media distancia ya puso por primera vez por delante a los insulares: 9-10. Los ‘hombres de negro’ se equivocaban con la táctica de intercambiar canastas, no cerraban la línea de fondo y perdían la batalla de la pintura como ocurrió en la escabechina de La Fonteta. Porfi lo veía claro y apadrinó una labor sencilla: dividir cerca de la canasta y doblar. Un bloqueo directo y todo lo desajustaban. Así hicieron infinitos puntos.
La labor de desgaste arrancó con los mates de Balcerowski ante un Dos Anjos muy blando, parecía un júnior. Los amarillos ganaban posiciones cercanas a la canasta y se movieron como pez en el agua. Un 1-10 hizo revivir los fantasmas habituales a los locales. Luego salió Stevic, un ex, para anotar 12 puntos seguidos, siempre con la colaboración de los grandes del RETAbet.
Serron entró en el minuto 13. Es el defensor más férreo y se hacía imprescindible ante la blandura local, sobre todo de los hombres lejanos al balón. Su tardío ingreso en pista da idea de lo destartalado que está el equipo en lo físico. El Bilbao Basket ponía buena voluntad, no se le puede reprochar que haya malas caras o pasotismo, pero no cuenta con capacidad de respuesta ante rivales que están en otro mundo, el de la pelea por el playoff, por ejemplo. Mumbrú simplificó todo y dio los máximos tiros posibles a Jenkins, al único con nivel ACB en esta plantilla. Sin un mínimo acompañamiento, la paliza estaba anunciada casi desde el salto inicial. Pura impotencia. Encima, el Herbalife castigó cualquier amago de levantamiento de la lona, y el joven Javi López, jugador salido del LEB Plata como el cedido en Bilbao Kljajic, metió un triple afortunado a tabla y Dimsa cerró sobre la bocina el primer tiempo con una canasta también de tres: 30-50.
El Bilbao Basket se fue sacando los nervios cuando todo parecía arruinado, precisamente por eso, porque ya no tenía nada que perder. Cerró la zona, fue más intenso en defensa y si tenía que morir, eligió que fuera desde la lejanía insular. Su esfuerzo le permitió volver a la refriega. Un 12-0 puso las cosas en 42-52 mediado el tercer cuarto. Cuatro minutos sin anotar de los amarillos se rompieron con un triple de Okoye. Los vizcaínos, con un arrebato de furia, remaron hasta bajar de esa barrera que dicen psicológica de los diez puntos: 51-60. Brown tomó las riendas con sus bandejas llenas de plasticidad. Pero en un contraataque y tiro en parada, le pitaron una técnica por una inexistente simulación en busca de falta local. A Mumbrú le cayó otra por protestar. Y se acabó el debate. Athinaiou cogió el relevo de ese griego loco llamado Vasileiadis que enamoró a Miribilla y tiró del carro, más con corazón que cabeza o baloncesto. Porque los recursos son muy escasos e insuficientes. El RETAbet se puso en zona para romper el ritmo, pero no tuvo más remedio que claudicar. La diferencia se fue hasta 23. De forma escandalosa. Una más.
Mumbrú puso el grito en el cielo por la técnica a Brown: "Mientras estemos en la ACB y estemos luchando, me gustaría tener el máximo nivel de profesionalidad. Una acción puntual que era una falta clara se ha convertido en técnica por flopping cuando no lo ha habido y técnica a mí por protestar, que está bien pitada. De ponernos a siete nos ha significado estar a 13, y con la dinámica que veníamos, se nos ha hecho un mundo. Hemos sido castigados demasiado duramente y el equipo ahí se ha rendido". El técnico del Bilbao Basket desveló que algunos jugadores pedían el cambio "por estar al límite" y Miniotas y Kulboka, que salen del coronavirus y solo tenían un entrenamiento a sus espaldas, tuvieron que hacer un esfuerzo casi sobrehumano.