El Movistar Estudiantes toma aire ante el Retabet Bilbao

Aire. Muchísimo aire consiguió el Movistar Estudiantes esta mañana de domingo en su lucha por la permanencia. No solo por la victoria (clave) ante un rival directo por la permanencia como el Retabet Bilbao, que vale por dos (triunfo y el average), sino también porque supo bailar de nuevo sobre el alambre al dilapidar un +15 (66-51, minuto 27) para sobrevivir. No fue Gran Canaria esta vez, fue Santiago.

Y fue gracias a Roberson, Barea y Gentile. El primero se sacudió la presión con cinco puntos seguidos con el agua al cuello (del 86-85 al 91-86), mientras que el segundo sentenció con una acción casi calcada a la de San Sebastián (93-89), que los colegiales no tiraron a la basura. Para esto se fichan a los grandes. El italiano, por su parte, en su vuelta tras la COVID, acabó con 7 tantos y 11 rebotes, y puso un tapón a Hakanson que fulminó las esperanzas de su rival. Un día más de taquicardia en el WiZink Center.

Las seis victorias con las que amaneció cada equipo escribían el guion del choque. Igualdad en la clasificación. E igualdad durante todo el duelo, salvo por la escapada colegial del tercer cuarto. Ambos se estiraban y se contraían con parciales difusos, muy limitados. El Movistar golpeó primero (7-4) para recibir una respuesta inmediata: 9-12 tras un triple de Jenkins. El estadounidense (15 puntos y 14 de valoración) es lo mejor que tiene Mumbrú junto al enorme Balvin: 11 tantos y 10 rebotes para 23 de valoración. Todo pivota sobre ellos. Kulboka desaparecía más que aparecía y los vascos naufragaron en el perímetro: 5/17 al descanso, 7/29 para terminar. Una sentencia de muerte a pesar de sus 10 rebotes más (32-42) con 8 ofensivos más (10-18). Los colegiales, un buenísimo 11 de 19 desde el perímetro con 3/4 de Alec Brown. El estadounidense ha vuelto a afinar el fusil.

Sin Balvin, el Bilbao es menos Bilbao. Y Arteaga aprovechó su primera ausencia: seis puntos seguidos (21-16) rematados por un triple de Djurisic (24-18). El montenegrino está más suelto con Cuspinera. La ventaja colegial se fraguaba con un Barea peleado con los árbitros: su tiro esperando el contacto por la espalda del rival (un clásico) no se sancionaba. Y el boricua se desesperaba, mientras Gentile se mostraba despistado con errores en el pase y en el bote. También forzando el uno contra uno en un conjunto que busca un mayor juego grupal. Jenkins cerraba un segundo cuarto impoluto con 9 puntos y un 4/4 en el tiro (un triple). El resultado, 44-43. Igualdad.

De la máxima al sufrimiento

El regreso fue colegial. Defensa y a correr. Las dos puntas de lanza que Cuspinera quiere asentar en los suyos aparecieron con un Vicedo colosal: se puso el mundo por montera y lideró el parcial de 10-4 con 6 puntos (dos 2+1) para que el Estu alcanzara la máxima (66-51). El alero ha pasado mucho esta temporada (y las anteriores también) por culpa del coronavirus, pero cada día está mejor en ambos lados de la pista.

Tras la subida llegó la eterna caída. En picado además. Los rivales lo huelen y nada sirve. En un minuto, 0-7 para el Bilbao con Rousselle, de galopada en galopada. En dos, 1-10 y el francés en el centro. En cinco, 8-18 para un 74-69 muy abierto antes de arrancar el último cuarto. Los fantasmas de Gran Canaria aparecían, sobre todo cuando Brown decidió fustigar de salida.

Balvin se hacía grande y Arteaga desaparecía por cinco faltas cuando aún quedan cuatro minutos. Las alarmas sonaron en el WiZink Center. Muy mala pinta. Aunque el Retabet nunca remató. Tuvo sus opciones con solo un punto abajo en diferentes ocasiones con el gigante checo aprovechando todos y cada una de sus oportunidades. Pero la calma estudiantil y las manos de Barea y de Gentile cerraron la vía de agua. Felicidad estudiantil. 2-2 para Cuspinera desde que cogió la nave. Séptima del curso para los colegiales, mientras que el Bilbao se queda con seis. La pelea por no descender continúa.