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NBA | HORNETS 119 - WIZARDS 97

Hayward y LaMelo provocan el enésimo desastre de los Wizards

Los Hornets pasaron por encima de un equipo que bajó los brazos antes del descanso. Hayward, Rozier y Lamelo permiten a Charlotte meterse en la pelea por los playoffs.

Bradley Beal protesta durante el partido de la NBA que ha enfrentado a Charlotte Hornets y a Washington Wizards.
Nell RedmondUSA TODAY Sports

Quizá hubo alguien que pensó que, con Westbrook y Beal, los Wizards podrían haber peleado por los playoffs. No en vano, el año pasado se quedaron a 8 victorias del octavo puesto sin grandes alardes, una distancia que parece muy grande pero que fue increíblemente menor en otras fases de la temporada y que, a poco que hubieran defendido, podrían haber peleado con unos Magic que llegaron por inercia (y porque nadie más quería) a unos playoffs de los que se despidieron, claro, a las primeras de cambio. Pero nada de nada. Es imposible sacar alguna conclusión positiva del equipo de Scott Brooks, absolutamente a la deriva y metido en una marejada de mal juego que no mejora, con rumores que sitúan a Bradley Beal en la órbita de varios equipos y sin ninguna sensación de que la situación pueda mejorar. Nada ni nadie funciona en una plantilla desmadejada, con un ataque anárquico que produce una barbaridad ingente de puntos (más de 115 por partido, la cuarta mejor marca de la NBA y la tercera del Este), pero una defensa absolutamente inoperante (la peor de la Liga) y una desconexión química que es tanto estructural como deportiva.

Ante los Hornets se ha visto el enésimo desastre de la actual temporada, uno marcado por una nueva horda de errores de los que nadie se responsabiliza y que han puesto en evidencia un rival serio, ordenado y empeñado en salir por fin del pozo en el que se han sumergido en los últimos años, con la connivencia obvia de su dueño, Michal Jordan. Los Wizards no funcionaron en ataque (97 puntos), lanzaron por debajo del 40% en tiros de campo, solo anotaron 9 triples en 40 intentos, cayeron clarísimamente en la batalla por el rebote (59 a 48), y perdieron un total de 14 balones. En otras palabras, sin competir siquiera, recibiendo 34, 35 y 33 puntos en los tres primeros periodos. Al descanso, el resultado ya era de 69-52. Y al final del tercer periodo, de 102-73. Evidentemente, sobran las palabras.

Bradley Beal, después de su peor partido de la temporada (7 puntos con 1 de 14 en tiros contra los Heat), se fue a 31 tantos (11 de 22, con 3 de 9 en triples) y se mostró visiblemente exasperado en ciertos momentos del partido. Promedia más de 33 tantos por duelo, líder de la NBA en ese apartado estadístico y un dato irrisorio que es, además, un claro síntoma de un equipo que ataca (no especialmente bien, pero sí de forma efectiva y anotando mucho) pero no defiende nada (de nada). Russell Westbrook, por su parte, ni siquiera pudo conseguir el triple-doble que siempre persigue (le faltó una asistencia) y que le acercaría a Oscar Robertson (181 por 151), casi lo único que le queda por hacer en una recta final de carrera en la que su reputación ya está totalmente socavada y sus ganas son las mismas, tras recalar en un sitio al que no quería ir, que las del resto del equipo. Ante Charlotte, 12 puntos, 11 rebotes y 9 asistencias (5 pérdidas). Y -20 con él en pista por el -27 de su compañero Beal. Dicho de otra manera: desastre absoluto.

Los Hornets se llevan la mejor parte. Venían de dos derrotas consecutivas (algo que tampoco aprovecharon los Wizards), pero siguen siendo un equipo molón y atractivo que tiene a Gordon Hayward en estado de gracia: Más de 23 puntos, 5 rebotes y casi 4 asistencias de promedio: 25+5+3 ante los Wizards, en otro día de gracia en el que le acompañó LaMelo Ball (19+7+5) y, en esta ocasión, un invitado especial: Terry Rozier, que se fue a 26 tantos con 9 de 14 en tiros de campo y 5 de 9 en triples. Además, Miles Bridges se fue a 11 puntos y atrapó 14 rebotes, y Cody Zeller añadió 16. Los Hornets se ponen séptimos del Este (11-13), vuelan como nadie y siguen opositando para los playoffs o, al menos, para el play-in. Con Hayward de candidato al All Star, LaMelo al Rookie del Año (casi 14+6+6 de promedio) y James Borrego haciéndose con las riendas de un equipo divertido que va a dar mucho que hablar esta temporada. Y con todo merecimiento.