Una película ya vista en Miribilla
El Zaragoza vuelve a arrasar a un Bilbao Basket al que ni la presencia de Balvin le saca de la preocupación y parece tocar fondo. Barreiro lideró la exhibición rojilla.
Si Caparrós acuñó aquello de ir al dentista por cada visita al Camp Nou, lo del Bilbao Basket cuando tiene enfrente la camiseta roja del Zaragoza es como ver a la vez a todos los especialistas en odontología de la ciudad de El Pilar. Entre el año pasado y este han cambiado muchos protagonistas, pero siguen temblando y sudando litros cuando se miden a los maños. A saber por qué. No hay una razón clara. En los últimos tiempos la visita al Príncipe Felipe ha sido un funeral y en Miribilla, entre un amistoso de pretemporada y lo de hoy, el luto no ha cesado. Ocho minutos de partido hubo. Más o menos. La imagen del RETAbet conduce a la profunda preocupación, porque Betis y Gipuzkoa, los únicos que podrían llegar a considerarse peores en un listado para huir de la LEB Oro, emiten muchas mejores sensaciones. De momento y a la espera de cerrar jornada, el RETAbet ya es último.
El Casademont logró la tranquilidad que buscaba por la vía del aplastamiento. Un triunfo contundente que le permite a partir de ahora en adelante dejar los miedos y mirar más hacia arriba que a una zona baja de la tabla en la que ha visto inesperadamente en la primera vuelta. El Bilbao Basket empleó mucha cosmética para intentar amortiguar el mal rollo que provoca el cuadro aragonés. Por ejemplo, completó el vídeo de presentación inicial con un mate de Balvin. El pívot checo, jugador franquicia en Bilbao, regresó tras una larga ausencia y hasta salió de titular. Se puso la capa de Supermán a ver. Provocaba un doble efecto: llenar de energía a la tropa y asustar, fijar la atención del rival. Y al principio esa vigilancia generó espacios para Jenkins. Hlinason hizo tres faltas en 5 minutos y parecía que había partido, que al fin se rompería el gafe.
Pero poco a poco los vizcaínos recordaron que son carne de cañón. Se dedicaron a intercambiar canastas en lugar de reducir posesiones ante un Zaragoza que aplaudió la moción parlamentaria, ya que es el conjunto más anotador de la Liga. Empaquetó 29 puntos en el primer cuarto y sentía que volaba sobre la pista. Más allá de que el rival se le atragante a uno como una tapa de alcantarilla en la garganta, lo importante es hacer bien tus cosas. Y el Bilbao Basket sin su mariscal de campo Rousselle ejerciendo como tal, no interpreta nada con criterio. El Casademont metió 12 de sus 16 tiros en el primer acto. Cuando se le pone todo tan fácil de inicio a una bestia negra, el debate apunta a escabechina. El ‘Oveja’ Hernández actuó unos instantes sin un pívot de referencia, para ganar aún más ritmo. La diferencia fue creciendo desde el 24-32 y Mumbrú trató de poner una zancadilla con una zona, que le destrozaron con un mate de Brusino.
La impotencia del entrenador del Bilbao derivó en una técnica, por protestar airadamente una falta sobre Zyskowski. Desde un mate de Balvin a cinco minutos para el descanso hasta que se fueron todos al vestuario no hubo anotación vizcaína. Un 0-12 al final de un cuarto en el que se dieron un paseo por el bochorno los ‘hombres de negro’. Barreiro abrió su chistera y salían canastas como churros. El 38-62 era un dolor para la vista, una sensación horrible.
La defensa puede conducir al Bilbao Basket al descenso claramente. Bueno, la ausencia de ella, claro. Los jugadores no llegan a nada, siempre van tarde, acotan a los rivales por detrás y encima tienen un problema serio con los tiros libres. Si pasaron una etapa en la que los jugones tipo Frankamp les masacraban, ahora lo hacen equipos al completo. El ritmo no bajaba y nadie en el bando vasco generaba algo potable para buscar desajustes. El meneo discurrió por un 56-91 a 4:13 para acabar. La demolición paró en esa diferencia. Que el mejor del equipo sea un tipo que lleva dos meses parado (Balvin) da idea de lo grave que está el enfermo, un paciente caótico e impotente. Un repaso del que uno no se cura en mucho tiempo. Se han agotado los comodines de los cambios y hay que dar un golpe en la mesa. La semana se las trae: viaje a Turquía en la Champions y duelo a vida o muerte ante el Obradoiro. Toca pensar, reordenar ideas, apretar las filas y confiar en que la enfermería se vacíe.
Mumbrú: "Es un golpe duro, pero dependemos de nosotros y nuestro baloncesto"
Mumbrú admitió que la abultada derrotada encajada hoy frente al Casademont Zaragoza (73-96) fue "un duro golpe", pero considera que "quedan muchos partidos por delante" y la permanencia en la Liga Endesa "depende totalmente" de ellos y su baloncesto. "Lo importante de los golpes es cómo eres capaz de levantarte", señaló el técnico, para quien la clave de la derrota fue que después de un primer cuarto en el que compitieron "bien" en el segundo -que registró un 8-23 a favor del Zaragoza- "ellos siguieron anotando y nosotros hemos colapsado".
"Estamos en una situación de debilidad mental y ahí nos ha costado. En el tercer cuarto estuvimos más incisivos, pero con dudas por sus cambios de defensa y nos hemos parado. Así era muy difícil recuperar la diferencia. Ha sido un partido realmente malo para nosotros y no queda otra que seguir" incidió.
Mumbrú, por otro lado, valoró positivamente la reaparición de Ondrej Balvin después de dos meses de baja por lesión y consideró "significativo" que el pívot checo "haya sido el mejor después de tanto tiempo fuera, seguramente por estar más limpio de la situación".
"El equipo estaba frustrado porque no encontrábamos nuestro juego. Cuando estas ahí abajo cada vez que pierdes el equipo está tocado. Si no estaría tocado sería malo. Hace una semana hicimos un gran partido en Andorra y hoy nos ha salido revés. Solo hay una fórmula: trabajo, trabajo y trabajo", recalcó.
Sergio Hernández: "Fue nuestro mejor partido defensivo de la temporada"
Hernández destacó que la defensa que realizó su equipo en Miribilla frente a RETAbet Bilbao Basket, "la mejor de la temporada", fue la clave de la abultada victoria de su equipo. "Veníamos mejorando en ese aspecto, pero siempre teníamos momentos que ofrecíamos muchos puntos al rival. Hoy fuimos regulares, controlamos defensivamente y después corrimos bien porque tenemos jugadores con facilidad para anotar", explicó el técnico del equipo aragonés.
Hernández añadió que su equipo llegó a Bilbao en un momento en el que "se sentía poderoso, feliz y comprometido" después de haber encadenado cuatro victorias consecutivas, dos en Europa y otras dos en Liga Endesa, que les dieron "un respiro" después de un irregular inicio de temporada.
"Bilbao se encontró con un Zaragoza muy inspirado. Ni ellos son tan malos por haber perdido por esta diferencia ni nosotros tan buenos. A veces sucede que hay equipos que te hacen más daño, que te caen más molestos. Nosotros tenemos un ritmo muy alto y ellos intentaron llevarnos a otro
tipo de juego que no pudieron hacer", dijo.
El argentino, por último, comentó que su idea sigue siendo la de "ganar para ir hacia arriba, no para salir de abajo" porque si no correrían en peligro de crear "una mentalidad conformista". "La idea es mejorar en el juego y que esa mejoría nos permita ganar. Y, si no nos permite ganar, que perdamos con una idea. Por ahora estamos bien, pero no podemos descuidarnos porque la liga es muy larga", concluyó Hernández.