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Dos refuerzos para la esperanza

Jenkins y Aminu, recientes fichajes del Bilbao Basket, muestran su confianza por lograr el objetivo de la permanencia en Miribilla. Son temporeros pero sueñan con seguir hasta final de curso.

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Dos refuerzos para la esperanza
AIOL

Jenkins y Aminu llevan unas semanas en Bilbao pero entre el ajetreo de los partidos tan seguidos de ACB y Champions, y las fiestas navideñas no han podido ser presentados oficialmente hasta hoy ante los medios de comunicación. Bueno, en realidad su puesta de largo ha sido ante dos periodistas, uno de AS y otro de Onda Vasca. Una pena. Así que en lugar de un batallón de preguntadores ha sido más una charla distendida entre dos tipos muy asequibles a las miradas ajenas y encantados de estar en Bilbao. Dos hombres de posiciones tan diferentes como la de escolta tirador anotador y pívot intimidador, en algo coinciden: están muy a gusto vistiendo de negro. "Me gusta la ciudad, los compañeros, el alojamiento, aquí hay una buena organización y resulta más fácil desarrollar nuestro trabajo", concuerdan. Y el alero continúa: "Estoy impresionado con el gran número de profesionales que hay aquí, no es fácil encontrar gente tan implicada. Mumbrú es de los mejores entrenadores que he tenido en mi carrera y es un plus para poder quedarnos". 

Jon Logan Jenkins III escapa inmediatamente del papel de salvador o estrella de este equipo, aunque por currículo y talento lo lleva pegado a la espalda. "No me veo así, jugar en la ACB consiste en algo más que eso, se trata de jugar en equipo, los objetivos llegarán en función de las victorias colectivas". El pedigrí del bombardero de Hendersonville se resume en que ha sido internacional con Estados Unidos, ha vestido el uniforme con más prestigio del mundo. "Es un sueño que tienes desde la universidad. Tienes la exigencia de ganar siempre con esa camiseta. Ahora no hay espectadores pero notas la obligación que tienes. Mi balance es de diez victorias y ninguna derrota".

Para Aminu, sustituir al lesionado Balvin, jugador franquicia de baja durante dos meses, no supone una exigencia inasumible: "No hay ninguna presión", sostiene lacónico el norteamericano con pasaporte nigeriano. Este asistió en la grada de Fuenlabrada a la victoria del que iba a ser su nuevo equipo "y como espectador pude desmenuzar mejor cómo funciona el equipo y las necesidades que puede tener". Lejos de hacerles temblar, el hecho de ingresar en un equipo que está coqueteando con el descanso, les motiva aún más: "Cuando vine no vi a nadie triste ni decaído por estar tan abajo, estoy encantado de intentar sacarlo adelante. Cuando un equipo está así, suele haber mala química, pero aquí no pasa eso, estoy contento y con ganas de aportar mi energía", remarca Jenkins. Este ya sabe lo que es moverse por las posiciones del infierno, aunque en su país no es habitual ver competiciones en las que se pelea por no perder una categoría. "Vine a la ACB con un 0-7 en Burgos, conozco el camino, la competición es larga y nos queda la segunda vuelta para dar la vuelta a la situación". 

Lo primero es la visita del Valencia, el sábado, "un equipo muy duro de Euroliga, pero nos vemos capaces de hacerles frente incluso estando abajo", remarca Jenkins. "Enfrentarte a grandes equipos te dice mejor cómo eres, podemos demostrar que somos capaces de competir contra los mejores", completa su compañero Aminu.