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NBA | NETS 122 - WIZARDS 123

Kyrie y Durant fallan sobre la bocina y Westbrook prevalece

Los Wizards conquistaron Brooklyn en un final de infarto en el que las estrellas locales no acertaron. Westbrook, sin triple-doble, fue el héroe en el último cuarto.

Russell Westbrook celebra una canasta durante el partido de la NBA que ha enfrentado a Brooklyn Nets y a Washington Wizards
Sarah StierAFP

Que la venganza es un plato que se sirve frío es un dicho popular de sobra conocido. Eso sí, no sabemos si Russell Westbrook acabará ejerciendo tal cosa ante Kevin Durant, ese compañero que se convirtió en amigo y que se fue de malas maneras de Oklahoma allá por 2016 para enrolarse en las filas de unos Warriors que les habían eliminado en las finales del Oeste unos meses antes y poder ganar, por fin, un anillo de campeón, algo que consiguió por partida doble. Esa especie de The Decision 2.0 emulando a LeBron, que hizo una cosa parecida pero, a la vez, totalmente distinta en 2010, no vino acompañada de las mismas dosis de odio que la primera, aunque algo hubo. Eso sí, los aficionados de los Thunder no olvidaron la ofensa y se dedicaron a mostrar su animadversión por el ángel caído cada vez que pisaba OKC para enfrentarse a su ex equipo. Algo que también hizo Westbrook, públicamente dolido por lo que él consideró una traición y claramente enfrentado a su ya rival, con duelos dialécticos en mitad de los partidos incluidos.

Tiempo después de todo el embrollo, parece que la calma ha vuelto a una relación que no volverá a ser la misma pero que se basa en el respeto mutuo. Nunca se han enfrentado en playoffs y Westbrook, que es (objetivamente) peor jugador, ha estado también en peores equipos que su antiguo compañero. Por lo tanto, esa venganza fría, si es que se cumple, ocurrirá en el futuro, y el base se tendrá que conformar con pequeñas victorias como las de anoche para quedar por encima de su rival y reivindicar su figura, siempre cuestionada, ante la opinión pública, ese lugar en el que se libran las batallas que deciden las guerras. Y el base nunca contará con una legión de fans demasiado grande o con una corriente favorable hacia su persona, pero su capacidad para abstraerse de eso y seguir haciendo números históricos (que no todo son los números, claro) es absolutamente magistral. Al igual que el compromiso que está mostrando en su nuevo equipo, alentando a sus compañeros y saludando a todos y cada uno de ellos en el vestuario tras la victoria.

Los Nets tienen dos problemas, uno con el rebote defensivo y otro con las pérdidas. Hasta 13 rechaces en su aro permitieron contra los Wizards, que lanzaron hasta 104 veces a canasta por 81 de los neoyorquinos, una diferencia demasiado grande que les deja sin posibilidad de agrandar un marcador ya de por sí abultado. Los dos últimos lanzamientos fueron, eso sí, de los Nets: Un triple de Kyrie Irving que escupió el aro, y un trio franco de Durant muy cerca de la zona que no entró. Dos fallos que permitieron a los Wizards sobrevivir de milagro y en un partido en el que, noticia, Westbrook no consiguió un triple-doble, algo que sí había hecho en todos sus anteriores partidos. El último, ante los Wolves, no lo jugó, viendo desde el banquillo la primera victoria de los suyos esta temporada; en este, los Wizards han salido airosos con su estrella en pista, que se ha ido a 24 puntos, 5 rebotes y 10 asistencias con una muy mala serie de tiro (7 de 25 y 1 de 7), pero un formidable último cuarto, en el que ha conseguido 13 tantos.

Bradley Beal fue el otro hombre fuerte del equipo de Scott Brooks, que juntó en pista a dos de sus tres héroes de sus tiempos en OKC (por ahí anda Harden), aunque en equipos distintos. El escolta finalizó con 27 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias, mientras que Thomas Bryant fue un filón bajo los aros (21+14) y Hachimura y Bertans sumaron 15 puntos por cabeza. En los Nets, que perdieron 20 balones (¡¡!!), emergieron los de siempre: 28+11+7 de Durant y 30+5+10 de Kyrie. Eso sí, 11 pérdidas de forma combinada (6 del alero y 5 del base), una losa demasiado grande para dos de las mejores estrellas de la competición que fallaron al final, en ese momento en el que tienen que aparecer los grandes jugadores... y donde a buen seguro acabaran estando ellos. Eso sí, mejor equivocarse ahora. Que lo bueno está por llegar.