El Unicaja no falla en Bilbao en su pelea por el billete copero

Al Unicaja siempre le ha gustado la Copa, pero últimamente anda por zonas despistadas en el reparto de billetes. El partido de Miribilla era crucial y lo solventó como mandan los cánones. Con 71-78 a falta de cuatro minutos, podría haberle temblado el pulso, pero no ha sido así, se ha puesto muy serio y hasta tiene opciones de ser cabeza de serie. El Bilbao Basket tiene más caras nuevas, parece que está en permanente reconstrucción y tras alcanzar dos victorias seguidas por primera vez está temporada, incluyendo una europea, se ha dado de bruces contra la dura realidad de un rival mucho más duro y físico. Se impuso en dos cuartos, pero el segundo le desarmó. Su guerra está en otro sitio, en el 2 de enero ante el Gipuzkoa. La cosa no terminó de la manera más deportiva: el cuadro costasoleño cogió el centro de la cancha tras un triunfo incontestable y no les hizo gracia a los ‘hombres de negro’. Hubo algún reproche.

La previa del partido estaba condicionada por dos aspectos. Uno, las ausencias. Entre los dos conjuntos sumaban siete lesionados y tres jugadores con contrato temporal, de dos meses en todos los casos. El Unicaja fichó a Ferrari para apuntalar el puesto de base, mientras los bilbaínos vieron a un gran Jenkins ante el Fuenla como escolta anotador y se estrenaba en esta ocasión el pívot Aminu que pretende aliviar la ausencia de Balvin, jugador franquicia en Miribilla. Rigo y Serron también están lesionados, como Hakanson. Así, solo había dos hombres sobre la pista, Rousselle y Brown, con respecto a la última cita entre ambos contendientes hace medio año, en la quinta jornada de la burbuja. Y en los malagueños estaban fuera de combate Carlos Suárez, los bases Mekel y Alberto Díaz, así como Milosavljevic. El otro punto candente era ver a Bouteille en Miribilla, donde fue ídolo. Facturó un partido apañado, sin hacer sangre pero mostrando las gotas de su infinita clase.

El inicio fue como un Dos Anjos ante Thompson-Jaime Fernández. En el 14-17 en seis minutos, 9 puntos llevaba el brasileño, que después se pasó un rato extrañamente largo sin jugar, y 14 entre los dos visitantes. Solo Alonso se escapaba a ese férreo control. Jenkins, con apariencia de agotado, no daba el excelso nivel de Fuenlabrada, pero el RETAbet estaba con ritmo. Es normal que tenga que resituar su GPS tras unos días frenéticos. De hecho, con él en pista el Bilbao Basket perdió por 17 puntos. Casimiro pidió pasarse mejor el balón y moverlo con constancia en busca de buenas posiciones de tiro. Llevaban 1-8 en triples y había que afinar. De eso se encargó Abromaitis.

Unicaja incidía en los problemas que está exhibiendo el equipo de Mumbrú: los exteriores rompían fácil para encestar bandejas o encontraban tiros sin puntear. Las pérdidas y la irregularidad son un lastre en muchos casos en un equipo mucho más rebajado en cuanto a talento y físico. Jaime Fernández y Brizuela apenas encontraban vigilancia. Y Thompson hasta metía con comodidad de fuera. La intensidad defensiva del RETAbet en el segundo cuarto fue menguando, era impropia de un equipo de ACB. Casimiro tenía muy claro que había que colapsar la zona y sacar músculo por el perímetro. Debutó Aminu mediado el segundo acto, con 27-34 y aún está muy perdido, le falta acoplamiento. El cuadro andaluz apenas pasó apuros en el segundo tiempo. Cada vez que había un amago de reacción vasco, triple que te crio. Pertenece a otra liga distinta de la de este Bilbao aún sin armas ante clubes con etiqueta copera.