"Hola Europa. Burgos está aquí para conquistar Grecia”. Así de contundente se mostraba la cuenta oficial del equipo castellano tras clasificarse para final de la Champions FIBA. La frase no es una simple bravuconada. El San Pablo va directo hacia su primer título internacional en su primera final continental de siempre después de dos maravillosas exhibiciones en la Final a Ocho, que se disputa en el majestuoso OAKA de Atenas: en cuartos, cayó el Hapoel Jerusalén (92-65), y este viernes, en semifinales, el Dijon (81-76).

Una oportunidad de ensueño para un club que tomó el relevo del Baloncesto Tizona en 2015, ascendió a la Liga Endesa en 2017, se quedó a las puertas de la Copa en 2019 y llegó a las semifinales del ­playoff de ACB este verano. Tres años de ensueño que pueden tener su guinda el domingo ante el AEK griego (19:00, TDP y Dazn), que se deshizo sin demasiadas dificultades del Casademont Zaragoza (99-75), el otro representante español que quedaba en liza.

El Burgos tuvo algo más de trabajo que el anfitrión. Los de Peñarroya salieron en tromba y marcaron distancia al concluir el primer cuarto ­(23-13). Al descanso, +13. Sin embargo, el Dijon no se rindió de inmediato y en el tercer cuarto asutó, colocándose por debajo de la decena en un par de ocasiones (45-39 y 59-50). Un espejismo. El San Pablo volvió a apretar con Vitor Benite a los mandos hasta alcanzar el +20 (79-59). El brasileño cargó desde el perímetro (5 de 7 en triples) para doblegar a los franceses con 25 puntos y 19 de valoración. También destacó Ken Horton: 19 tantos y 10 rebotes para 24 créditos.

Ahora, solo queda superar un muro... pero vaya muro. El AEK asusta. Destrozó al Zaragoza desde el primer minuto con una plantilla de nivel: Tyrese Rice, Keith Langford, Matt Lojeski, Nikos Zisis, Yannick Moreira, los exmadridistas Marcus Slaughter y Jonas Maciulis... Una constelación de enormes jugadores que buscan la segunda corona de la Champions para el AEK. Pero el Burgos no le tema ya a nada. Su historia así lo atestigua.