La suspensión de la NBA tras el positivo por coronavirus de Rudy Gobert ha corrido como la pólvora en el mundo del baloncesto en particular y en el del deporte en general. Si la mejor Liga del mundo se para, la reacción en cadena que se produce es inevitable, y la preocupación de cara a un virus que ha sido mucho más de lo que en un momento parecía aumenta exponencialmente. Y, con prácticamente todas las competiciones del mundo paradas, la prioridad número uno es ahora luchar contra la ya declarada pandemia y erradicarla.

Eso sí, de la búsqueda de culpables, tan inherente siempre al ser humano, no se libra nadie. Y Rudy Gobert tampoco. El pívot francés, primero de los dos positivos de la competición norteamericana (el segundo ha sido su compañero de equipo Donovan Mitchell) está en el ojo del huracán. Su vídeo burlándose del coronavirus y tocando la mesa y los micrófonos de una comparecencia de prensa se ha hecho viral y el jugador ha llegado a recibir hasta insultos por su cuestionada actitud.

Lo cierto es que los propios compañeros de Gobert están enfadados con él. Adrian Wojnarowski, periodista de la ESPN que hizo público que el francés tenía coronavirus, ha revelado que la plantilla de los Jazz está frustrada con el pívot y que son afortunados de que la temporada no empiece hoy, ya que las distancias son considerables. Woj ya dijo que Gobert estaba siendo descuidado y que no se tomó en serio el virus, y describió como iba tocando al resto de jugadores de los Jazz en el vestuario o sus pertenencias, algo de lo que muchos se han acordado ahora.

Woj ha hablado sobre todo de problemas entre Gobert y Mitchell. El joven dúo representa el futuro de los Jazz, pero ahora ni se dirigen la palabra según el periodista, que ha revelado que la frustración del vestuario con el pívot es notoria y que va a hacer falta mucho trabajo para reconciliar a ambos jugadores. Parece que el jugador francés, dos veces Mejor Defensor de la NBA, va a tener que esforzarse para recuperar la confianza que ha perdido. De momento, se ha disculpado, y tendrá tiempo de sobra para hacerlo antes de que se vuelvan a poner las máquinas en marcha. Según Adam Silver, mínimo 30 días. Pero puede que sean más.