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Real Madrid RMA
91
Valencia Basket VAL
68
12PT
RMA 18 16 57 91
VAL 11 9 48 68
FINALIZADO

COPA DEL REY | REAL MADRID 91 - 68 VALENCIA

El Madrid pasa el rodillo y jugará la final de la Copa del Rey

Los blancos, con un Tavares decisivo y un Campazzo en modo MVP, jugarán su séptima final seguida. El Valencia, anulado. El Facu sumó 9 asistencias y 7 robos para 31 de valoración.

Sergio Llull y Felipe Reyes aplauden a la afición tras el duelo de semifinales de la Copa del Ret entre el Real Madrid y el Valencia
Sergio Llull y Felipe Reyes aplauden a la afición tras el duelo de semifinales de la Copa del Ret entre el Real Madrid y el ValenciaACB Photo

No por repetido deja de ser elogiable. El Madrid, a la final de Copa, otra vez, la décima en los últimos once años. Desde 2010 solo ha faltado en 2013 y tras caer ante el Barça en cuartos después de dos prórrogas. Para que se hagan a la idea, en las 16 temporadas previas (1994-2009) únicamente alcanzó el encuentro decisivo tres veces y no venció en ninguno. A la final, decimos, y pasando el rodillo ante el que era el nuevo equipo de moda en Málaga tras abatir a un Barça Mirotizado. No hubo color, ni tensión ni emoción. Solo un fogonazo de Abalde y un frenazo blanco nos hicieron ver partido donde no lo había (la máxima, 78-48). No con un Madrid tan sólido, y aún menos con un Tavares decisivo y un Campazzo, otra vez, sí, en modo MVP. Laso vuelve a abrazarse a su torneo fetiche. Una victoria más, les dice ahora a los suyos.

Con el Valencia erigido durante 48 horas en la nueva gran amenaza de la Copa, el Madrid salió más que centrado, muy motivado y con el guion aprendido al dedillo. La defensa blanca colapsó por completo al tercer mejor ataque de la ACB, tanto que los de Ponsarnau alcanzaron el descanso a gatas, a punto por minuto. Con unos paupérrimos 20 tantos encestados, nueve en el segundo cuarto, la sorpresa era que el corazón taronja aún palpitara, poco pulso aunque vivo: 34-20.

El Madrid nunca voló en ataque en una primera parte de poco ritmo, pero Campazzo se adueñó del duelo en estático. Tuvo paciencia para mover el balón y acertó de tres. Le respaldaban Deck, que cargaba al poste y abría así espacios; un Randolph muy metido y Tavares, que barría los rechaces. Atrás, el caboverdiano ponía un cerrojo gigante imposible de forzar.

Campazzo, formidable

El Valencia solo coleó con un arreón de Abalde para cerrar el primer cuarto y luego llegaron las rotaciones. Entró un Taylor incisivo, poco después Llull y cuando el quinteto se completó con Rudy, Thompkins y Reyes, el Madrid se apagó. Ataques de balonmano, uno tras otro sin rebasar la línea de tres, cada vez más encajonados a ocho metros. Un muy mermado Rudy abrió la veda (0 de 4) y le siguió Llull (otro 0 de 4) y Taylor añadió dos fallos más. Reyes, ovacionado por la grada y desde ya el jugador con más partidos ganados en la historia copera (34, uno más que Navarro), ejercía de pilar reboteador (4 entonces). Del 28-13 al 28-20 en medio periodo.

La entrada de Causeur dinamizó a los blancos, porque quebró esa muralla imaginaria que se elevaba en el triple y no dejaba pasar a nadie. Su capacidad para generar juego y penetrar ayuda a Llull. El Real daba otro brinco hasta el intermedio y uno más, el definitivo, en la reanudación. Ahí el Valencia dejó de latir, le faltó fuerza y entrega, le faltó encontrar caminos al talento y a los obstáculos planteados por un gran adversario. Nadie se significó y, si con un ritmo bajo languidecía, a uno más vivo pereció sin paliativos frente a un Campazzo formidable (15 puntos, 5 rebotes, 9 asistencias y 7 recuperaciones para 31 de valoración en 22:47) y a un Tavares inabarcable. Gran labor de Randolph, pese a sus molestias en el sóleo, y de Deck.

El Madrid de los títulos, el que compite siempre, venía renqueante pero ha llegado puntual a la primera gran cita del año. En la final por séptimo curso seguido, que se dice pronto y se tarda media carrera de un jugador en conseguirlo.