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COPA DEL REY 2020

Bilbao Basket: de la LEB al cielo

Desde hace 21 años, ningún recién ascendido disputaba la Copa del Rey. Además, se ha cargado en la Liga Endesa a los cuatro equipos de la Euroliga.

Bilbao Basket: de la LEB al cielo
Kai Foersterling

El Bilbao Basket se está moviendo este año en términos similares al del curso pasado en cuanto a cifras. ¿Qué tiene esto de particular? Pues que en 2019 estaba en LEB Oro y ahora en ACB. Un matiz importante. Que se lo digan al Betis, que volaba en la segunda categoría y ahora está con la soga al cuello. Lo del equipo vizcaíno es de récord. Tanto que desde hace 21 años, con el Fuenlabrada, ningún ascendido llegaba a la Copa. Y ahí se plantó el cuadro de Mumbrú, tras ganar al Barcelona en el Palau. El billete para el torneo de Málaga lo alcanzó como quinto clasificado. Cargándose a los cuatro Euroligas. Y en la segunda vuelta, ha añadido un quinto triunfo ante esa élite europea, pues se impuso al Valencia en La Fonteta.

Encima, sin Brown, un jugador clave en el ascenso y en esta travesía llena de magia. Ha habido que lidiar con la lesión del escolta norteamericano (operado en un dedo del pie por una fractura, se pierde lo que resta de temporada), un hombre insustituible, pues no hay otro que rompa hacia el aro con su verticalidad, que sea tan explosivo… Haws llega para tratar de echar una mano. Además, era el segundo máximo anotador del equipo, con 12 puntos. La virtud del plantel ha sido mantener al esqueleto del ascenso y de sumar piezas que han encajado en la filosofía del exalero internacional. Este quiere ante todo un grupo, que todos se sientan parte de los éxitos, que no haya una estrella que se acapare las fotos. Con muy pocos mimbres está asombrando al mundo. El gran reto se llama Real Madrid. Ya le vencieron en la fase regular, en Miribilla, y hay ganas de épica.

La estrella: Axel Bouteille

Se ha acostumbrado a meter triplazos de la victoria en el últimos suspiro. Lo hizo en Murcia y en Valencia. Cuando nadie lo espera, con algún segundo de posesión para agotar la posesión, sorprende desde muy lejos (en La Fonteta desde nueve metros) para lanzar y anotar. En el podio de los mejores anotadores de la Liga, es un jugador en apariencia frío y despistado, pero le encanta asumir la responsabilidad. Ha encajado en Miribilla y en la ACB como un guante, sin tener que pagar el clásico peaje de un debutante que no había salido nunca de su país. En el Bilbao Basket ya saben que será casi imposible retenerle este verano, cuando queda libre. El Madrid y otros equipos de primera línea le siguen los pasos. La Copa es un gran escaparate para demostrar que puede codearse con los mejores. Su posición es un caramelo para aprender al lado de Mumbrú, ya que este dignificó el tres durante su larga carrera. Tiene muchos fundamentos para procurarse tiros tras bote o recibiendo tras bloqueo. Lee muy bien el juego, es potente e intenso, comete pocos errores y puede ir hacia el aro con fuerza. En defensa aún puede crecer. Las dos últimas temporadas ha jugado la Eurocup y está preparado para el siguiente salto. Tras cerrar las renovaciones del norteamericano Lammers y el base Schreiner, fue Bouteille el primer jugador al que se dirigió el club para empezar a confeccionar la plantilla en la campaña del regreso del Bilbao Basket a la ACB.

El entrenador: Álex Mumbrú 

El paso de la pista al banquillo no ha podido ser más dulce para el exalero internacional. Tras una carrera con luces y sombras como hombre de negro (vivió un subcampeonato ACB y Eurocup, la Euroliga y, en el lado opuesto, una huelga y multitud de impagos), se retiró con un descenso (su último partido, en Burgos, fue un funeral, aunque el equipo ya había bajado semanas atrás) y convenció al consejo de administración del RETAbet para tomar las riendas con la pizarra. No era fácil: se le encomendó dirigir un equipo de presupuesto bajo, con un concurso de acreedores encima por la ingente deuda acumulada, y en una categoría desconocida para todos (no la pisaban desde 2004). Pero ahí fueron. Ascendieron tras el salto directo del Betis, en una Final Four celebrada en Miribilla. Pese a las reticencias iniciales, Mumbrú ha ido convenciendo a todos. Con su método aprendido en la escuela de Aíto, es un tipo meticuloso, que no destaca nunca a nadie por encima del grupo, y que se adelanta a muchas situaciones del rival por esa intuición que aún mantiene de su época de jugador. La Copa puede ser su consagración definitiva.