La era Zamora en el Estudiantes comienza con victoria

Sensaciones. En muchas ocasiones el baloncesto no es más que eso. Tan simple y tan complicado a la vez. Es creer o no. Esforzarte o no. Ir a por un rebote o dejarlo pasar. Presionar en defensa o verlas venir. Todo se resume en lo que esté en la cabeza de los jugadores y, parece, por lo visto en el primer encuentro de Javi Zamora como entrenador del Movistar Estudiantes, que algo en los pupilos colegiales ha cambiado. Ganaron al Unicaja, como hicieron en el Martín Carpena, con una primera parte soberbia (47-26) y una segunda llena de nervios, que se complicó en demasía en el tercer cuarto: parcial de 13-29 en contra.

Con este triunfo, el Estu deja una última posición que se había ganado a pulso tras cosechar solo una victoria en los últimos 12 partidos y de sacar adelante solo 4 encuentros de 18 posibles. Un balance que se llevó por delante a Dzikic. Doblegó a los malagueños, en la vuelta de Brizuela al WiZink, porque hasta el descanso rozó la perfección. Douglas demostraba el jugador que es y Palacios no se arrugaba. Avramovic iba como un tiro y Dangubic sacaba músculo en defensa y en rebote. Incluso Adams Sola tuvo tiempo de levantar al público con una canasta de malabarista y resistencia. Solo Kadji y Pressey no encontraron su mejor versión en esta nueva era. Llegará.

Al margen Víctor Arteaga y Phil Scrubb. Matrícula de honor para el pívot: 14 puntos y 13 rebotes (8 ofensivos) en 24 minutos en cancha y gran agresividad e intensidad. Por su parte, el canadiense destrozó el aro rival. Relegado a la segunda unidad, se le vio mejor, más suelto. Lanzó lo justo con una producción estupenda: de 9 tiros sacó 22 tantos para 23 de valoración. Su rendimiento en el segundo cuarto dejó al Unicaja viéndolas venir con 11 puntos, 8 de ellos consecutivos que dejaron el marcador al descanso con +21 para los colegiales.

El tercer periodo fue caótico para los locales. Los malagueños apretaron... pero no fue nada del otro mundo. El tiro libre fue su salvación. Lanzaron 26 veces y acertaron 17. Más de la mitad de sus puntos (29) de ese periodo llegaron desde esa distancia. Y los fantasmas del pasado tocaron la puerta del Estu y de una afición que llenó el Palacio y apoyó a los suyos como hace mucho que no se veía. Hubo pitos a Brizuela. Incomprensibles por todo lo que ha dado a este club. Adams dio aire a los cajistas (18 puntos) cuando peor lo pasaron, mientras que Alberto Díaz y Jaime Fernández (otro ex) pusieron la victoria de nuevo en el mercado con dos triples seguidos (60-58).

La acumulación de faltas lastró la rotación estudiantil, pero los madrileños soportaron un escenario que hace 15 días habría sido una losa. Arteaga atrapaba balones y destrozaba el aro rival para dar una distancia (72-58) que permitió a los colegiales, por fin, llevarse un triunfo vital dentro de un Everest que enfrentará al Movistar con cuatro clasificados de Copa en las próximas cuatro jornadas. Buen botín. Buenas sensaciones.