Los Lakers miran por encima del hombro a sus demás competidores. El equipo angelino se encuentra donde quería tras ocho partidos disputados: líder de la NBA con siete victorias y sólo una derrota. Una situación inmejorable para ellos. 

Ante los Heat tiraron de defensa para lograr llevarse el botín a casa. Forzaron a los rivales a una anotación media de veinte por cuarto, muy baja para ser un partido a 48 minutos, y terminaron por cerrar la competencia con un 95-80 en el marcador. 

Los Lakers ganaron la pelea del rebote (47 a 38), circularon mejor el balón y dejaron a los de Miami en un raquítico 35% de acierto en los tiros de campo. En el tercer cuarto pisaron el acelerador por segunda vez y pudieron cerrar bien el partido. 

Anthony Davis (26 puntos, 8 rebotes y 7 asistencias) y LeBron James (25 puntos, 4 rebotes y 6 asistencias) desarbolaron la defensa de Erik Spoelstra. Sólo Jimmy Butler (22) y Goran Dragic (19), al igual que en Phoenix y ambos con la misma carta de lanzamientos (7/16), pusieron algo de oposición en el bando visitante. 

James, además, completó su partido nº 1.000 anotando 20 puntos o más. Es el tercer jugador que lo logra en la NBA, los otros dos también tienen un pasado importante en los Lakers: Karl Malone (1.134) y Kareem Abdul-Jabbar (1.122). 

Con la derrota los Heat, ahora con un balance de 6-3, abandonan la segunda posición de la Conferencia Este en favor de Toronto Raptors. Boston sigue liderándola.