Ricky, versátil ante sus ex: otra derrota por uno y con polémica
El español se acercó al triple-doble de nuevo, pero se llevó la derrota frente a los Jazz. Airada reacción tras la penúltima jugada del encuentro.
Los Suns vuelven a mostrar una cara que no se les presumía. Han jugado cuatro partidos, han ganado dos y perdido los otros dos por un punto. El desempeño de los de Arizona es encomiable. Ante un equipo con una estructura definida aunque algo falto de adaptación, Utah Jazz, volvieron a dar el callo. 95-96 y muchas quejas por el arbitraje por parte de los locales.
Empezaron algo mejor los visitantes. La pronta salida de Mudiay les dio ritmo y rozaban ya la decena de ventaja, pero Kaminsky empezaba a hacer daño con sus salidas hacia la línea de tres. Los equipos estaban a tiro de piedra, en realidad: un tiro de Rubio y un 3+1 de Oubre se comieron toda la ventaja de golpe en el segundo cuarto. Jevon Carter también entraba bien desde el banco, pero los Jazz penetraban bien para doblar balones y empezaban a sacar ventajas. Eso y la permisividad arbitral, que les puso en 12/14 en tiros libres cuando los Suns estaban en cero de cero, fue minando un poco la moral de los locales.
Pero la unión hace la fuerza y el Talking Stick Resort Arena parece de verdad hermanado con el equipo en este inicio de campaña pese al 'affair Ayton'. Eran ocho de distancia para Utah al comenzar la segunda mitad y Bojan Bogdanovic estaba empezando a calentar la muñeca, pero Kelly Oubre se la cargó con tres jugadas casi consecutivas (matazo ante Gobert incluido) y Aron Baynes les ponía por delante ya a mitad del tercer periodo. Carter sabía que estaba haciendo daño y enardeció al público todavía más. Era el momento decisivo y eran ellos los que estaban por delante. Tocó ver a Bogdanovic (29) en el papel de salvador.
Ricky Rubio (10+10+8), que se conoce los trucos de Snyder a la perfección, pedía cambios con Gobert para evitar su poderío por los aires, pero iba a ser Donovan Mitchell, el de casi siempre, el que asumiera la responsabilidad: última jugada, 95-95, penetración por el centro y falta personal. Se señaló que quedaban 0,4 en el reloj tras ello cuando claramente se veía que rondaba el segundo y medio y Monty Williams se agarró un cabreo importante. "Al menos que vayan y lo miren. No es la razón por la que hemos perdido, pero tengo que hablar con la Liga de esto", aseguraba el técnico al final del encuentro.