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ACB | PERFIL

Salah Mejri: un pionero tunecino que admira a Cristiano y Zidane

Mejri está cerca de volver al Madrid. Allí conectó bien con la sección de fútbol, el deporte con el que empezó. Se cambió al básquet y ahora mide 2,18.

Salah Mejri: un pionero tunecino que admira a Cristiano y Zidane
DIARIO AS

La historia se reescribe para Salah Mejri. Al pívot sólo le faltan unos flecos para apuntalar su fichaje por el Real Madrid. Otra vez. Será un reencuentro más que feliz para él. El equipo con el que llegó a lo más alto de Europa le repesca después de haber vivido el sueño americano en Dallas Mavericks, donde también gozó de otro compañero muy familiar: Luka Doncic, toda una estrella ya en la NBA. 

Salah Mejri empezó jugando en su país, Túnez. Lo hizo en el Étoile Sportive du Sahel. Allí marcó, formando parte de la primera parte de una hegemonía que duró más de un lustro en la liga del país. Después dio el salto a Europa, a Bélgica con el Amberes. Eso hizo camino para él: entró en el radar de José Luis Mateo, el responsable deportivo del Obradoiro y uno de los genios que consigue grandes adquisiciones en el mercado a bajo precio. Y llegó a España. Y se salió. 

En el Obra de Moncho Fernández, que permanece en su cargo desde entonces (rara avis), se curtió y fue elegido en la 2012/13 como Jugador Revelación de la Liga Endesa. Su espectacularidad por los aires, la defensa por arriba y un perfil que no se cubre fácilmente le abrieron un último portón en el continente: el del Real Madrid. 

Mejri farda y con razón de que fue el primer árabe en vestir la camiseta del Real Madrid. En Túnez es una institución también por ello debido a la amplitud del club en todo el mundo. Y de ello también habla él mismo en primera persona: "Me hizo colega de Cristiano Ronaldo yendo a ver al equipo de fútbol a sus entrenamientos y en las cenas del club. Y de niño admiraba mucho a Zinedine Zidane, para mí uno de los mejores de la historia", aseguró en MALA National. Especifica el tema futbolístico porque su carrera como deportista empezó con ese deporte pese a que ahora, al medir 2,18 metros, pueda parecer una locura. Cuando fue creciendo en altura, ya de adolescente, se cambió de especialidad pese a que no contaba con recursos económicos suficientes para mantenerse. 

A la NBA llegó con los típicos problemas de idioma a pesar de su carrera internacional, apuntaba que no se defendía en el inglés americano tan bien como en el inglés británico. En Dallas hizo de cicerone de Doncic, pero se quedó sin hueco este verano. Intentó la aventura en China, ahora con tanta popularidad, pero la llamada del Real Madrid es difícil de rechazar.