MUNDIAL DE BALONCESTO 2019 | ESPAÑA-AUSTRALIA
La gran misión de Joe Ingles
Hace siete meses, el alero australiano desveló que su hijo Jacob era autista. Uno de los que estuvieron cerca de él es Ricky Rubio.
Joe Ingles tiene una misión. Y está muy por encima del baloncesto. Hace siete meses, el alero de 31 años de los Jazz decidió hacer público junto a su pareja, Renae, que uno de sus hijos, Jacob, sufría autismo. Concienciar sobre la enfermedad y ayudar a recaudar fondos para la investigación de la misma se ha convertido en una misión para este australiano que pasó por Granada y por el Barça, donde compartió equipo con Ricky Rubio y dejó huella por su humanidad. El destino los volvió a juntar en Utah. Ricky, personaje también muy emotivo, se volcó con el jugador como toda la franquicia de Salt Lake City. En marzo los Jazz convirtieron un partido contra los Lakers en la Noche de Concienciación sobre el Autismo. Los Jazz, junto a sus patrocinadores, aportaron 1,2 millones de dólares como donativo.
Aquella noche, Ricky Rubio, Rudy Gobert, Ekpe Udoh y Donovan Mitchell llevaron zapatillas personalizadas con el nombre de Jacob y unas piezas de rompecabezas, símbolo de conciencia contra el autismo. "Es un amigo y hermano. Todo lo que a él le pasa, nosotros también lo sufrimos. Es genial, para la comunidad y el mundo, tener padres así. No son tímidos para mostrar el problema que tienen, y también ayudan a otros a resolverlos", explicó aquel día Ricky.
Antes del episodio de su hijo, Ingles ya había demostrado su especial sensibilidad. También en Utah, conoció en 2018 la historia de Landon Carter, un chico de siete años que no tenía iris en los ojos. Una empresa fue capaz de desarrollar unas gafas que convierten la imagen borrosa que ven los enfermos a una más nítida. Ingles pagó los 10.000 euros a los que no podía hacer frente la familia para que Carter pudiera disfrutar de los partidos de los Jazz. Ingles, zurdo con un singular estilo de juego, sigue haciéndolo todo bien en una cancha de baloncesto y es uno de los líderes de esta Australia que jugará su primera final del Mundial. Pero su misión ya es superior.