MUNDIAL DE CHINA | ESTADOS UNIDOS 98 - JAPÓN 45
EE UU, sin piedad ante Japón, ya espera a Antetokounmpo
La selección norteamericana se olvida del dramática duelo ante Turquía con el tercer mayor triunfo del Mundial. El sábado, contra Grecia.
Sin piedad. Sin humanidad. Estados Unidos arrasó a Japón en su último partido de la primera fase de grupos con una táctica conocida por todos, santo y seña de la casa: una ofensiva por saturación capaz de eliminar los signos vitales de su rival ya en los compases iniciales del encuentro. Un estilo tradicional, al que nos había acostumbrado los últimos años, salvo en pequeñas excepciones (las finales olímpicas contra España), y que en este Mundial aún no había desplegado. Por sus propias lagunas y carencias. Y por la resistencia de sus enemigos, conscientes de su debilidad. Ante la República Checa no hubo fuegos de artificiales. Frente a Turquía, ni petardos.
Y las diferencias caían a plomo sobre unos nipones que solo querían salir de ahí y que anotaron su primera canasta en juego tras cinco minutos de encuentro. En los siguientes doce, harían 8 puntos más: 40-10 de arranque. Ver al antiguo imperio desmoronarse fue la única alegría que se llevó el público chino de su Mundial del que han sido eliminados también a las primeras de cambio.
El de Estados Unidos era un trabajo coral. Todos anotaban… aunque no llegaron a los 100 a pesar del 48% en tiros de campo. Jaylen Brown y Kemba Walker alcanzaron los 20 y 15, respectivamente. Barnes superó la decena (14) en un enfrentamiento que alcanzó una máxima diferencia de 62 puntos (96-34) en el ecuador del cuarto periodo. Y que finalizó con la tercer mayor diferencia de este Mundial: +53 (98–45). Serbia (+59 frente a Filipinas) y Lituania (+54 contra Senegal) continúan al frente de la clasificación. Un triunfo contundente y de moral antes de que comience el auténtico torneo, pero que no despeja ninguna de las dudas existentes en torno al equipo antes de medirse a la Grecia de Giannis Antetokounmpo este sábado 7. Las carencias siguen ahí. El miedo, también.