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MUNDIAL CHINA 2019

La Selección juega ante Italia su primera 'final' del Mundial

La Selección, confiada en la mejor versión de Marc Gasol y Ricky Rubio, estará en cuartos de final si gana a Italia en el primer partido de la segunda fase.

Wuhan (China)
La Selección juega ante Italia su primera 'final' del Mundial
alberto nevado piqueras

Wuhan, capital de la provincia de Hubei dividida por el gigantesco río Yangtsé y su afluente el Hanjiang, dirá cuál es el sitio exacto de España en este Mundial. Recién aterrizada de Foshan, como España de Guangzhou, Italia, selección número 13 del ranking FIBA, es el primer muro de la segunda fase. El balance histórico es favorable a los transalpinos (19-10). Lo que es más sorprendente aún es que en los dos últimos precedentes también hayan ganado a la generación de oro del baloncesto español: en el Eurobasket 2013 (86-81) y en el de 2015 (105-98). Algún resorte especial se activa en Italia cuando juega contra España que le hace especialmente peligrosa. La vieja batalla latina.

En cuestión de números, el asunto ha andado parejo en la primera fase. España ha ganado en rebotes (39-35,7) y asistencias (25-19,7), pero roba menos (8-10). Los números, además, pueden mentir porque la selección de Romeo Sacchetti cerró la primera fase ante un rival duro, Serbia (número 4 del ranking), y el rival menos accesible de España era el número 16 del mundo (Puerto Rico). Las dos son selecciones de rotaciones cortas. Nueve jugadores tienen protagonismo en Italia y nueve en España (Rabaseda, Beirán y casi Colom tienen un papel residual), y nadie podría apostar a que Scariolo y Sacchetti reduzcan todavía más ese número hoy en Wuhan. La diferencia es que por el camino a China, a Italia sólo se le cayó Nicolo Melli, mientras que en España no están Pau, Sergio Rodríguez, Mirotic (o Ibaka) y Abrines.

España, cabe recordarlo, aterriza en la segunda fase con tres victorias. Para Italia, con dos, el partido es prácticamente un match-ball. Chequeando, no obstante, el nivel de Serbia, es lógico pensar que la Selección también se lo tome con un cruce. Perdiendo hoy estaría a expensas de una gesta contra los gigantes de Djordjevic. Así que la partida hay que jugarla con todo. "Es el momento de los líderes", dice Scariolo. Que en España son dos. Marc se ha echado a la espalda al equipo contra Puerto Rico e Irán cuando era necesario. Su historia en la Selección está plagada de éxitos, pero tiene algunas espinitas clavadas por el camino, especialmente esa de 2014, cuando España perdió contra Francia y el ventilador se puso a funcionar responsabilizándole por haber viajado a Barcelona para acudir al nacimiento de su primera hija, Jùlia, como si no hubiese mejor motivación posible. Y además, para Marc, está la tremenda motivación de jugar en Tokio con Pau. Una lesión le alejó de Río. Ver poner broche a la carrera de su hermano Pau en una cita tan gigantesca le mueve. Después de haber llenado un vacío con el anillo de los Raptors, ese logro consagraría el mayor logro de su carrera. Ahora mismo, ofrece las mejores sensaciones de un líder.

Y luego está Ricky, que ha llegado a su asistencia cien en el Mundial, mantiene una media de 13 puntos por partido y unos porcentajes correctos del 44,8% en tiros de campo. Del base de El Masnou se esperan más que puntos. También su buen gobierno en el partido, su defensa y su magia si España está apurada. Es el tiempo de los líderes y ahí también tienen algo que decir Llull, que ha perdido el miedo en este arranque de Mundial, y Rudy, en principio recuperado (también Juancho) del susto en su tobillo izquierdo en el partido contra Irán. Sin referentes en la pintura (Gallinari, 2,08, es otro tipo de jugador), Italia es "perimetral" pero imprevisible y con recursos: Belinalli es un jugador genial al que ya ha sufrido España; Gentile tiene el gen anotador; Datome es fiable; y Brooks, segundo con mejor valoración en Italia, un enorme jugador de equipo como demostró en el Unicaja.

Italia no es profunda en el banquillo pero tiene argumentos y se va a jugar la vida. Scariolo no pudo evitar una sonrisa cuando le preguntaron, nada más terminar el partido ante Irán, que cuánto tiempo llevaba preparando el partido contra Italia. Puede que eso sea bueno o malo, pero conociendo al entrenador de Brescia es difícil pensar que haya dejado algo a la improvisación para este partido que para alguien tan italiano como él, y tan español como él, tiene que tener una altísima dosis de contenido emocional. Pero en el banquillo no habrá sentimientos. Hoy es un partido capital para la historia del baloncesto español.