El lockout revienta a Estados Unidos en el Mundial de 1998
USA Basketball tuvo que confeccionar una lista con jugadores universitarios y estadounidenses en Europa. El oro fue para la Yugoslavia de Djordjevic, Bodiroga...
La aparición de los profesionales en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, el Dream Team, devolvió a los Estados Unidos su condición de indestructible en el panorama mundial. Después del inolvidable equipo de Jordan, Magic, Bird y Barkley en 1992, la USA Basketball mantuvo el nivel en el Mundial de Canadá de 1994. Al mismo acudieron nada menos que Joe Dumars, Mark Price, Derrick Coleman, Shawn Kemp, Steve Smith, Dan Majerle, Reggie Miller, Kevin Johnson, Dominique Wilkins, Shaquille O'Neal, Alonzo Mourning y Larry Johnson. Los dignos herederos del Dream Team ganaron el oro con facilidad. Luego repitieron en Atlanta 96 y ese era el plan para el Mundial de Grecia en 1998. Sin embargo, el cierre patronal que acortó la temporada regular de la NBA a 50 partidos y sin All Star, le reventó la cita a los yanqui.
Los profesionales se negaron a acudir en señal de protesta por el conflicto con la patronal y la federación estadounidense tuvo que improvisar un equipo con universitarios y algunos jugadores que destacaban en Europa. Brad Miller, que más tarde haría en la carrera en la NBA, se fue a jugar unos meses a Livorno y entró en la convocatoria. De aquel equipo, curiosamente, la cara más conocida era David Wood, el Gladiador que se había ganado el corazón del Palau después de sustituir a Audie Norris. Tanto Wood, que ya tenía 33 años, se dejó la piel pero no pudo revalidar el título, que quedó más abierto que nunca.
Pese a que Yugoslavia sólo estaba formada ya por serbios y montenegrinos, y pese a ausencias tremendas como Divac, Danilovic y Stojakovic, los plavi se llevaron el oro con Djordjevic, Bodiroga y Rebraca a la cabeza en una final sufrida jugada en la nueva joya de los griegos: la sala OAKA, pieza clave de la candidatura olímpica de Atenas 2004, adelantó su construcción para estar lista para una cita en la que España, que estaba a punto de ver amanecer a los júniors de oro, se recuperó con Alberto Herreros a la cabeza. El alero fue máximo anotador del torneo y volvió a poner a la Selección en el mapa.