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¿Qué ganan los Utah Jazz con el fichaje de Mike Conley?

La llegada del base a los Jazz deja al equipo de Salt Lake City con el tercer hombre que buscaba para acompañar a Donovan Mitchell y Rudy Gobert.

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Mike Conley, NBA
Harry How AFP

Llegó Mike Conley a los Jazz. El traspaso, inminente en las últimas horas y que ya se intentó en el mercado de febrero se hace finalmente efectivo. El base llega a Salt Lake City para jugar con una franquicia que está en la parte final de su reconstrucción y que tiene a una plantilla joven que lleva jugando playoffs tres años consecutivos.

Precisamente fue en esta última fase final cuando se puso en evidencia que a Utah le faltaba algo. En 2017 tocaban las eliminatorias por el título por primera vez en cuatro temporadas, acabando con una sequía que había comenzado con la salida del mítico Jerry Sloan del equipo en 2011. Desde entonces, una sola partición en cinco temporadas. Con la llegada de Quin Snyder en 2014, el equipo fue mejorando paulatinamente hasta alcanzar los ya mencionados playoffs hace tres temporadas

Las semifinales de Conferencia de ese año unidas a las de la temporada pasada, cuando fueron una de las revelaciones ganando a los Thunder en primera ronda, llenaron de esperanzas a los aficionados de los Jazz. Rudy Gobert se hacía cada vez más poderoso en la zona, mientras que Donovan Mitchell se postulaba como una de las estrellas del futuro. Sin embargo, la derrota de la presente campaña ha sido un jarro de agua fría. Tras una gran regular season esperaban más en la fase final. Irse a casa a las primeras de cambio ha demostrado que a la plantilla le faltaba algo más.

Ya hablábamos hace algún tiempo de que tradicionalmente, los Utah Jazz han sido una franquicia a la que le ha faltado un tercer hombre. Esa eterna ausencia del big three, que se hizo evidente sobre todo en la época de Karl Malone y John Stockton, ha impedido al equipo luchar por el anillo. Estamos hablando de un mercado pequeño, de la ciudad mormona de Estados Unidos, de un lugar a la que le cuesta mucho atraer agentes libres. Conley sí ha llegado, aunque lo haya hecho vía traspaso, y su unión con Mitchell y Gobert en cancha puede dar buenos resultados a un proyecto que está ligeramente estancado.

Qué gana Conley y qué ganan los Jazz

En este punto hay que analizar que gana cada parte con el traspaso. Para empezar, hay que hablar del base. Lo que gana el jugador es bastante claro. Tras disfrutar de los mejores años de la historia en unos Girzzlies que llegaron a juntar a gente como Marc Gasol, Tyshaun Prince o Zach Randolph y llegar a jugar las finales de la Conferencia Oeste en 2013 (la vez que más lejos llegaron en playoffs), la estrella fue viendo como se perdían efectivos y como el equipo se hundía poco a poco hasta quedarse sin jugar la fase final en las dos últimas campañas.

Eso sí, el paulatino hundimiento de la franquicia no impidió que el base firmara el hasta entonces contrato más lucrativo de la historia de la NBA. Casi 153 millones por 5 temporadas en 2016. Fue el año en el que salió a la agencia libre, pero en Memphis quisieron dejar bien atado al que consideraban su jugador franquicia y sobre el que querían construir el futuro.

No ha sido así, y los Grizzlies, obligados a iniciar una nueva reconstrucción, se han visto obligados a soltar al jugador, al igual que ya hicieron con Marc Gasol en febrero. También se han liberado de su contrato. Algo que nos lleva a los Jazz. Aquí es dónde se la juegan. Asumen un contrato muy alto hasta 2021, lo que restringirá el resto de movimiento en la agencia libre. Apuestan por un jugador que nunca ha sido All Star ni ha estado en los mejores quintetos de la temporada (sí estuvo en el segundo defensivo en 2016). Y que tiene 31 años. No es algo que plantee dudas todavía, pero tampoco es un fichaje a largo plazo. Lo que crezcan Gobert y Mitchell será en un plazo de tiempo limitado si quieren aprovecharse de lo que pueda aportar el base.

Eso sí, está claro que aportará mucho. Es uno de los mejores playmakers de la Liga y con su edad, está en el momento de madurez de su carrera. Funciona bien en los finales apretados (el clutch time), aporta mucho ofensivamente y es un sólido defensor que puede enfrentarse a otros jugadores rápidos y ágiles del Oeste. Además, tiene fama de gran compañero, y ha ganado dos veces el premio al Jugador Más Deportivo de la NBA sin recibir una falta técnica en toda su carrera, algo poco usual. Está claro que en los vestuarios no va a haber problemas.

No solo eso. Viene de promediar 21 puntos y 6 asistencias en la última campaña. Son los mejores números de su carrera, y aunque han sido en un equipo a la deriva y muy lejos de los playoffs, está claro que llega en forma. Ha jugado 70 partidos en esta última regular season, por lo que también llega libre de lesiones. Puede jugar con y sin balón, y será un complemento perfecto para el desarrollo de Mitchell, aportando además en un conjunto que destaca defensivamente con Gobert como protector de la zona.

Está claro que los Jazz salen ganando con este movimiento. Ya dijimos que Ricky Rubio nunca fue el problema, pero tampoco la solución. Tienen un nuevo base con 12 años de experiencia en la NBA y que va a ser más resolutivo que el español, que cada vez parece más lejos de Utah. Ahora en Salt Lake City no se pueden conformar con los playoffs. Tienen que dar un paso más. Eso sí, aunque Conley va a darles mucho, hay una realidad que sigue vigente. Lo competitivo que se vaya a mostrar el equipo va a depender del desarrollo de Mitchell y Gobert. Ahí estará la clave.