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LIGA ENDESA | MADRID 79 - VALENCIA 66 (2-0)

Reacción fantástica del Madrid con la vuelta del mejor Llull

El Valencia salió a morder y llegó a poner a los de Laso contra las cuerdas: 14-27. El Real reaccionó con un parcial de 41-11 y un Llull majestuoso: 13 puntos en 10 minutos.

Sergio Llull y Pablo Laso celebran la racha del base ante el Valencia.
Sergio Llull y Pablo Laso celebran la racha del base ante el Valencia.EDUARDO CANDEL REVIEJODIARIO AS

El playoff sin emoción es como aquello de la potencia sin control, que pierde su gracia. Y hasta ahora no hay quien apriete a los dos gigantes de la ACB. Siete partidos entre ambos en las eliminatorias y siete triunfos contundentes. El Madrid, por ejemplo, suma cuatro por una diferencia media de casi 17 tantos. Unas series que van desbrozando el camino y apuntan a final clásica. Falta competencia, aspirantes a moverle la silla a los grandes. Aún hay tiempo, pero no parece sencillo. Son muy buenos y están en forma.

Apareció además en el Palacio la versión mágica de Llull: no solo por acierto y energía, sino por lectura de juego. Sus 13 puntos en el segundo cuarto, en el que penetró con habilidad y forzó faltas (y sí, claro, también embocó triples en carrera), ayudaron al Madrid a dar la vuelta al calcetín. Remontada fantástica.

El Valencia lo intentó con ahínco esta vez, aunque todo acabase mal, con derrota indiscutible (55-38 en el minuto 24) y lesión en un gemelo de un San Emeterio abatido. Su equipo había cumplido la promesa de Vives en la previa y mostró una cara distinta, otro ritmo y otro espíritu. Construía desde la defensa y llegó a empujar al campeón contra las cuerdas: 14-27 tras un parcial de 2-19 en el que Dubljevic encontraba la espalda de Tavares, luego Tobey le relevaba con determinación y San Emeterio entraba en cancha con el aro entre ceja y ceja.

Los de Laso no fluían como el jueves, sin el acierto que condicionó el 1-0, sin un Randolph sublime, sin un poquito de casi todo. La segunda unidad, la rotación, acudió entonces al rescate con un Llull majestuoso (dos 2+1, pero sin acertar desde la personal, y tres triples), un Carroll activo, igual que Thompkins en el trabajo sucio, y un Ayón inteligente para ver los espacios. Les reforzó la vuelta de Taylor, decisivo. El Real despegaba, un demarraje bárbaro que le puso 17 arriba (55-38) tras un parcial de ¡41-11!

La embestida la culminó el quinteto inicial: Campazzo, Randolph, Tavares… Y el conato de reacción taronja (63-52) lo sofocaron en un puñado de segundos Ayón y el Facu, que cerró el tercer cuarto con un triple en carrera sobre la bocina a una pierna y a una mano. Tres segundos antes Thompkins había robado en pista defensiva e intuyó con habilidad la galopada del argentino. Rugió el banquillo y rugió la grada. Era la sentencia, aunque la guinda la pondría Reyes, que entró en el último acto para cumplir un sueño: mil partidos con la camiseta del Madrid quince años después de su debut, allá por 2004.

El pulso cambia de escenario, espera ya La Fonteta. Se busca réplica a los monólogos de los dos colosos del baloncesto español.