Fue evidente ya desde los primeros compases que la presión no era la misma para Joventut que para el Estudiantes. Los madrileños salieron mucho más desinhibidos, con un baloncesto ágil y poniéndose por delante en el marcador. No fue hasta el minuto siete que la Penya consiguió su primera ventaja (13-12) y lo hizo esencialmente por la entrada de Todorovic a la pista. El montenegrino catapultó a su equipo dando mucho más empaque al juego interior y encestado todos los tiros de dos. Solo los malos porcentajes de tres y la aportación de Whittington y Vicedo evitaron un marcador mayor para los locales.

Y es que los nervios, la presión o las dudas del Joventut se personificaron el Laprovittola. El líder del equipo no se escondió y fue protagonista, pero estuvo muy desacertado. Cinco pérdidas en 15 minutos en pista dan buena muestra de ello, y de hecho los mejores minutos de la Penya de los dos primeros cuartos fueron con él en el banquillo. El uno de diez en triples (muchos fueron tiros cómodos) llevaron el partido al descanso con 35-35 en el electrónico.

Pero a un jugador del nivel de Laprovittola, uno nunca puede darle por desaparecido. Borró en siete minutos su discreta actuación en los dos primeros cuartos, anotando tres triples consecutivos, un dos más uno y repartiendo asistencias a placer. Unos minutos espectaculares que sin embargo fueron eclipsados por el final de cuarto de Estudiantes, también muy bueno, y que les volvió a meter de lleno en el partido. Clavell, Cook y Whittington, los mejores visitantes.

Con el público mucho más metido, ya en los minutos finales, el partido se aceleró. Estudiantes compitió más allá del compromiso, presentando batalla como si de cualquier partido importante se tratara, tratando por todos los medios de frenar la sangría en la que se convirtió Laprovittola. El argentino siguió con su particular recital, yéndose por encima de los 30 puntos y abriendo el último cuarto con un parcial de 14-7 para su equipo. Y fue directamente por él, y gracias también a Ventura y Todorovic, que los últimos minutos en el Olímpic fueron una fiesta. El grito unánime del Olímpic, tras clasificarse para el playoff, fue el de "MVP". Laprovittola bien lo mereció