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ENTREVISTA

Sergio Rodríguez: "Lo de Doncic es la leche, me hace feliz"

"Ahora no me planteo mi futuro. Hay oportunidades que no puedes desperdiciar y una de ellas es ganar la Euroliga con el CSKA", dice el 'Chacho'.

Sergio Rodríguez, base del CSKA de Moscú.
TOLGA BOZOGLUEFE

El CSKA es de largo el equipo con mejor balance desde que se implantó este formato en la Euroliga en 2016, pero no han culminado con el título. ¿Han encarado esta temporada con otra mentalidad?

Hay que adaptarse a lo que te exige el sistema de competición: todo lo importante está al final, pero antes tienes que ser sólido y crecer como equipo. Y ahora somos mejores de lo que lo éramos en septiembre. Mantenemos la base y nos conocemos mejor. La Euroliga es una maratón a muy largo plazo. Quizá no logremos tantas victorias como el año pasado, pero queremos llegar muy bien al tramo decisivo y no acusar el desgaste como nos ocurrió entonces.

¿El actual calendario europeo supone un desgaste mental mayor incluso que el de la NBA?

Solo jugué los playoffs en mi último año en Portland. Y durante la liga regular hay presión, pero no la de la Euroliga, donde debes ganar sí o sí para clasificarte y, en los equipos grandes, si pierdes un partido, siempre se genera más revuelo. Los viajes en Europa, además, son complicados, especialmente para el CSKA. Nos afecta la distancia, pero también el cambio horario. En vez de aterrizar en casa como otros equipos a las tres de la mañana, llegamos a las siete y ya hay mucho tráfico. Las dobles jornadas se podrían enfocar de otra manera, y más cuando la próxima campaña pasarán de cinco a nueve. Con tantos partidos, un pequeño resbalón no debería cuestionar nuestro trabajo, ni interna ni externamente, igual que sucede en la NBA.

¿Qué calendario propondría?

Uno más equilibrado entre Ligas nacionales, Euroliga y selecciones. Y también más claro. Es necesario un consenso amplio y no meter partidos porque sí, que devalúan las competiciones y hacen difícil seguirlas.

¿Cómo es la prensa de Moscú con el CSKA si la comparamos con la de España?

Soy extranjero aquí y no hablo ruso, aunque mi percepción es que en Moscú existe atención por el equipo pero a otro nivel. El Madrid es muy grande en eso, también en cuanto al club y los aficionados.

¿Cómo se vive en Rusia un duelo frente al Madrid?

Hay equipos que son especiales, se percibe por la historia y también por el momento actual. En Moscú se sigue mucho el fútbol y un duelo ante el Madrid es muy importante. Habrá una gran entrada, seguro que mejor que en otros partidos.

¿Qué le pasó en el Palau Blaugrana hace dos jornadas? La grada le increpó más que cuando vestía de blanco.

Íbamos con muchas ganas y el Barça, al que se le ve más sólido y cuesta enfrentarse a él, también. Al final estaba en la línea de tiros libres y me tocó Hanga. Le pregunté que por qué… Estábamos crispados, con las revoluciones altas. No pasa nada, el Palau es un sitio donde me gusta jugar. Tengo a muchos conocidos en el vestuario del Barça.

¿Cómo ve ahora al Madrid?

Empezó fuerte la temporada y es muy sólido, los jugadores llevan mucho tiempo juntos y saben lo que hacen. Las bajas de Llull y Thompkins son importantes, pero el Madrid tiene fondo de armario para hacer un buen partido donde sea. Tenemos un triunfo menos y nos jugamos la segunda plaza.

Dice Laso que le sigue jodiendo enfrentarse a usted.

Se me hace raro a mí también, después de tanto tiempo en un sitio, con los momentos de calidad que pasé en Madrid. Son experiencias que te fortalecen y que recordaré con cariño. Partidos muy especiales.

¿Qué le parece el desembarco de Doncic en EE UU?

Lo que está haciendo es una pasada. Que su mayor decepción en su primer año en la NBA con 19 años sea no ser ‘all star’, resulta la leche. Lo suyo es ­excepcional. Viví su progreso desde las categorías inferiores y me hace feliz verle ahí, también como aficionado: hace cosas que nadie ha hecho.

¿Ve la NBA con bufanda?

De pequeño era más de jugadores que de equipos y, luego, por mi experiencia, soy un poco de los Blazers y también de los Sixers, que me han tocado más cerca, y no porque continúen muchos jugadores, sino por el ‘staff’, por mucha gente que trabaja en el club con la que aún tengo trato. Pero sigo todo: Doncic, Antetokounmpo, los Lakers, Boston… Hay grandes cosas alrededor de la NBA que generan casi más atención que el juego: los traspasos, el draft, la agencia libre...

¿La puerta de la NBA sigue abierta para usted?

Firmé en el verano de 2017 por dos temporadas con el CSKA más una tercera con opción, tanto del club como mía, de romper el contrato. Pero ahora mismo no me planteo nada. Llevo 15 años jugando, estoy en un momento muy bueno y sé que las cosas pasan muy rápido. Hay oportunidades que no puedes desperdiciar y una de ellas es ganar la Euroliga con el CSKA. Podré o no, pero lo que no quiero es echarme en cara que no di el máximo para lograr ese objetivo. He estado en sitios fantásticos, he podido elegir y espero seguir haciéndolo.

¿Qué echará de menos de Moscú cuando ya no esté?

El clima es complicado, pero también tiene su encanto. Vivimos una vida urbana, la mayoría de las cosas que hacemos son en interiores, algo que en España no estamos acostumbrados. Entrenamos en el pabellón antiguo y somos varios los jugadores, cinco o seis, los que vivimos muy cerca, en el mismo bloque de edificios. Debajo tenemos el colegio de los niños. Una vida de concentración familiar, convivimos mucho y tratamos de llevar un día a día lo más cómodo posible.

El Madrid está sin Thompkins ni Llull y con Prepelic tocado

El Madrid visita al CSKA en Moscú, donde no gana desde el 17 de diciembre de 2008 (78-82) con Joan Plaza en el banquillo y Reyes, Mumbrú y Bullock de estiletes. Los blancos han viajado sin Llull, aún algo tocado (aductores), y sin ­Thompkins (bíceps femoral), casi descartado para la Copa. Prepelic también arrastra molestias, pero Laso descarta fichar ahora. "El equipo es el que se tiene que sobreponer a la situación. Lo que no podemos es exprimir a Campazzo los 40 minutos", dice el entrenador vitoriano. El CSKA recupera a Cory Higgins, que fue clave en la ida en Madrid: 88-93. En juego, el segundo puesto.