El Bilbao Basket vuelve a sentirse poderoso en Miribilla
Con Lammers como estilete en el optimismo recuperado, el equipo de Mumbrú fue muy superior en todas las facetas a un Lleida cojo por dentro.
Un mate de espaldas en ‘alley-oop’ de Lammers a pase de Salgado fue catalogado por el entrenador del Lleida como "la mejor jugada de la LEB de los tres últimos años". No será para tanto pero fue una delicia de este pívot tímido, poco amigo de las excentricidades (para eso ya estaba Stutz en la matinal de Miribilla) pero que por físico y mentalidad es un descubrimiento colosal. Con sus vuelos hizo más sencillo el encarrilamiento del Bilbao Basket de nuevo en la vía de la normalidad. Fue un partido cómodo ante el Lleida, que dio la talla hasta donde pudo. Su técnico justificó que tuvieron que trampear la lesión de Mbaye, un cinco fortísimo fraguado en el Barça, con movimientos de posición que desajustaron muchas rutinas.
El Bilbao Basket fue el equipo aplastante que se le supone. Cuando vas al mercado de la LEB, miras las estanterías y en la alta, la de favoritos, tienes al grupo de Mumbrú, que desplegó su pomposidad a campo abierto y sus virtudes como grupo dinámico. Hay jugadores que están tristes como Schreiner, Edu Martínez y Larsen, pero el optimismo de Lammers les saca del ahogo. Y si encima sale Cruz, muchísimo más agresivo tras superar una lumbalgia, y acapara protagonismo, la cosa va que ni pintada. El Lleida fue un agujero por dentro. Tiene a un jugón como Quintela que mentalmente va muy por delante de gente como Fall, lento como los caracoles y despistado en esa jugada final de Lammers porque en la finta de bloqueo directo ni atacó la bola en el bote a Salgado ni estuvo pendiente de recuperar con el pívot local. Jorge Serna se centró en colapsar el 'pick and roll' pero la manta no le dio para cubrir otros múltiples frentes. Los tiros lejanos del RETAbet eran limpios, muchas veces sin puntear, y así las acaba metiendo hasta un EBA de perfil bajo.
Schreiner tenía la consigna clara de ser vertical, de vencer sus miedos desafiando a la defensa yendo al aro. A partir de ahí, se generó más energía desde el puesto de mando. El Bilbao Basket empezó como siempre, siendo generoso, concediendo la iniciativa al rival. Pero en el segundo cuarto, aprovechando un incendio por un rasero arbitral diferente en un aro y otro, llegaron las técnicas y el cuadro local se puso a mandar. Recibió el castigo Mumbrú (la primera en su etapa con la pizarra) y también Stutz por aplaudir en la cara de un colegiado, aunque lo dirigía a sus compañeros. En ese fragmento, los locales se habían visto cinco abajo y un 11-1 les llevó a liderar la contienda, con un tope de siete puntos (41-34 a falta de 1:52 para llegar al descanso). Huertas, otro fichaje sobre los que empezaban a existir dudas, también dio un paso al frente. Salgado y Lammers ya salen juntos a pista en las rotaciones. S&L Sociedad Anónima. Al americano da igual los meteoritos que le lances hacia la estratosfera de Miribilla. Los coge todos.
En la segunda parte el Bilbao Basket salió al fin enchufado y dos triples seguidos, de Brown (sus mejores minutos como 'hombre de negro' en el tercer cuarto, con responsabilidad, penetración y tiro) y Matulionis, le asentaron con una ventaja que quiso perpetuar hasta el final: 53-46, a -14:54. Paró el juego Jorge Serna pero su equipo, al que la reserva regaló poca cosa comparado con la largura del banquillo local, no acabó de creerse que la remontada era posible. Stutz no volvió a engancharse tras la técnica, ya tenía la cabeza y la coleta en otro sitio, y Cruz, de vuelta tras la lesión, empaquetó el encuentro con su gama de recursos por línea de fondo, posteando y abierto. Si el pívot madrileño genera espacios, remata Lammers y si se mete en la pintura, deja aire para los tiradores. El valor de tener un buen cuatro. Pasa en ACB, en LEB Oro y en la liga de Taiwán. La clave para ajustar el puzle.